L'altra dimensione

136 7 2
                                    

Damiano:

En un pasado sin lujos ni concursos ganados, incluso, sin la certeza de que nuestra música triunfaría... conocí a Marlena.

Más que una coincidencia fue un accidente. Esa tarde, después de semanas a prueba; Victoria, Ethan y Thomas habían tomado una decisión. ¡Estaba en la banda! Me habían dado la oportunidad de ser el vocalista de Måneskin. Cuando me dieron la noticia me emocioné tanto que solo pensaba en contarle a Gio; salí corriendo de casa de Victoria e intenté llamarlo sin fijarme en nada a mi alrededor.

La velocidad me impidió detenerme a tiempo cuando sentí el choque, caí de frente, llevándome de paso a una chica que salió repentinamente de la misma esquina que iba a tomar. Caímos como en cámara lenta. Lo único que recuerdo eras unos ojos maravillosos con expresión de desconcierto. Al momento, sentí el aliento de un golden retriever gruñendo furioso cerca de mi oído izquierdo. Levanté las manos en señal de rendición y dije nervioso:

-Lo siento... lo siento de verdad. Fue un accidente.

-¡Nina, tranquila! -le ordenó al retriever.

Me levanté rápidamente, aturdido, jamás me había pasado algo así.

-Perdona ¿te he lastimado? ¿Te duele algo? Soy un imbécil.

-Tranquilo, sólo fue la caída. ¿Me ayudas a levantarme?

Volvió a darle una orden a su perro y yo la tomé del brazo para ayudarla a ponerse de pie; el golden retriever no dejaba de gruñir con desconfianza.

-¿Me pasas mi bastón? -dijo.

Me sentí más avergonzado al darme cuenta que la chica era invidente. Hasta ese momento, noté que mi celular seguía en el piso al lado de un aparatoso reguero de café y lo que parecía un pedazo de pastel aplastado. Nuestra ropa se había manchado de mermelada de fresa, y para mí, eso lucía como el accidente del año.

-Lo lamento, he tirado tus cosas -dije mientras levantaba mi celular -sólo me faltó abrirte la cabeza. En mi defensa, diré que venía muy feliz... ¡más bien eufórico! por una noticia que acabo de recibir y estaba por llamar a mi familia para contarles.

-No tienes que disculparte, todos los que ven llegan a tener un momento de ceguera de vez en cuando. Asegúrate de que no sea muy a menudo.

Su comentario me hizo reír y la tensión comenzó a dispersarse. Entonces, la miré con un poco más de atención y respondí:

-Te lo prometo. ¡Oh! ¿te gusta Led Zeppelin? -por el logo en su camiseta.

-Es una de mis bandas favoritas -me dijo tocando la camiseta.

-Para mi también, bueno, lo fue.

-¡¿ya no te gusta?! -preguntó con asombro.

-¿Bromeas? ¡Aún me encanta! pero, soy parte de una nueva banda de rock y esa será mi favorita de ahora en adelante. -Estaba convencido.

-¡Wooow! Rock italiano, genial. Así que además de chocar con ciegos ¿haces música?

-¡Oh! no me hagas sentir peor -le dije, sonriendo.

-Es sarcasmo, lo siento, a mí también me encanta la música.

Ambos reímos. Noté que sus mejillas se sonrojaron un poco. La golden retriever había entrado en confianza y comenzaba a mover la cola cerca de mí.

-Parece que tu guía se ha relajado.

-¿Nina? Sí, por lo general es amable.

-Sus ojos me están diciendo "ráscame la cabeza".

La paura del buioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora