Proyecto princesa; kim tae.

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¡No es sábado pero aquí estamos trabajando para usted!

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La alergia de la princesa

Mi semana no estaba yendo muy bien. Con el pasar de los primeros días de primavera, mi garganta había comenzado a picar hasta casi prohibirme respirar.

No quería ir al hospital, así que intenté pasar desapercibidas mis molestias para evitarlo, pero en la mañana, cuando Abner me fue a despertar para ir al colegio, entró en pánico al verme con la nariz roja y sin poder emitir palabra alguna. Así que así había terminado aquí, en el hospital público.

Llevaba casi dos horas esperando para que me atendieran, pero cada vez que Abner preguntaba por algún doctor, le decían que todos estaban ocupados y que lo mío no era muy grave.

Era un hospital medianamente grande, ¿Cuántos doctores debían haber? Definitivamente anotaría eso en la bitácora para supervisar los hospitales de Caleum y evitar estas situaciones.

Le había avisado a Miryn que no iría a clases, así que lamentaba no poder acompañarla en el almuerzo, ella ni siquiera se preocupó de esto último, en cambio comenzó a buscar tips en internet acerca de cómo cuidarse de las alergias de primavera y me los enviaba. También me había pedido la dirección de mi casa y que le avisara cuando estuviera ahí.

También hablé con Gon, no estaba en condiciones de ir a trabajar y quizás no podría asistir en lo que quedaba de esta semana. Minutos después de mi mensaje a Gon, recibí una llamada de Taehyung.

—¿Estás bien? Gon me dijo que estabas en el hospital y me asusté demasiado, ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo? —noté la preocupación en su voz y me enternecí. —¿Hara?

—Estoy bien —dije, pero mi voz sonó rasposa y apostaba a que Tae ni siquiera me había escuchado bien.

—Es por lo de la alergia, ¿verdad? Solo tú eres tan descuidada al dejar tus medicamentos en otro país —resoplé y escuché la risa de Taehyung al otro lado de la línea. —¿Cuánto tiempo llevas ahí?

—Dos horas— respondí mirando en reloj en la blanca pared del hospital. Escuché a Tae maldecir y murmurar un par de cosas.

—Está bien, voy a ir.

—¿TÚ QUÉ? — grité, o al menos lo intenté, pero sentí como si un cuchillo rasgara mi garganta y comencé a toser. Tae había colgado la llamada y no pude decirle nada más, en parte porque mi tos no quería detenerse.

—Kinn, te iré a buscar agua —dijo Abner luciendo preocupado y solo pude levantar el pulgar en aprobación.

Miré a mi alrededor intentando distraerme un poco, como si eso pudiera ayudar con mi ataque de tos ya que sabía que salir al aire libre solo lo empeorará.

Me gustaría decir que el hospital estaba completamente pulcro, pero no era así. En algunas esquinas podías ver el moho y las telarañas. Algunos asientos estaban rotos y la basura ya no cabía en los basureros.

No podía creer que las personas aceptaran estar en esas condiciones, era inaudito e indignante. Bueno, en realidad no creo que nadie aceptara esto, pero era a lo único que muchos podían optar al no contar con dinero para pagar alguna clínica privada.

Vi a Abner acercarse a la ventanilla de consultas y a la mujer con aspecto desinteresado negar sin siquiera mirarlo.

—Bebe esto —dijo Ab entregándome una botella con agua. A penas tomé un poco, me sentí levemente aliviada. Mi garganta no se sentía tan rasposa, pero de todas formas estaba resentida. —Dijeron que el personal médico está en colación.