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El regalo de la princesa

Las clases habían terminado, el trabajo había terminado, la semana había terminado. Todo había acabado menos mi relación con Taehyung, pero eso no quería decir que todo fuera más fácil.

No tenía nada que hacer, por lo que pasaba casi todos mis días con Taehyung o de vez en cuando visitaba a Miryn, quién se había vuelto loca cuando te conté que tenía novio, y más al saber que Tae era quien ocupaba ese puesto.

La relación con mis cercanos seguía fluyendo bien, bueno, con todos menos Abner.

Desde el día en el que habíamos discutido por mi noviazgo, no habíamos vuelto a hablar más que un hola o adiós.

Debido a su nuevo horario, no teníamos muchas oportunidades para vernos, lo que volvía las cosas más difíciles entre nosotros, y en el fondo me dolía, pero era demasiado orgullosa como para dar el primer paso, aunque quizás eso era algo que debería hacer.

El cumpleaños de Abner había llegado, y estuve toda la mañana encerrada en mi habitación sin saber cómo entregarle su obsequio. ¿Debía entregarse directamente y volver todo un momento incómodo? ¿O debía dejárselo en algún lugar a primera vista?

Luego de varios minutos, decidí evitar el mal rato para ambos, y dejé el regalo justo frente a su puerta antes de ir a mi encuentro con mi novio.

—Helado, eso es todo lo que necesitaba — habló Taehyung sacándome de mis pensamientos.

—Uhum —musité y él se me quedó mirando extraño.

—¿Qué sucede? —preguntó sonando preocupado.

—Nada —respondí poniendo una sonrisa en mi rostro, pero Tae arrugó el ceño.

—Has estado callada toda la tarde y hace diez segundos tu vista estaba pegada en el heladero. Así que solo hay dos opciones: o algo te sucede, o te gusta el hombre de cincuenta años que vende los helados.

—¡No! —exclamé apurada y Taehyung soltó una carcajada.

—¿Entonces...?

Dios, odiaba que la gente pudiera leerme con tanta facilidad.

—Hoy es el cumpleaños de Abner —respondí haciendo un mohín.

—¿Y qué estamos haciendo aquí en vez de estar en el cumpleaños de mi querido suegro, el cual parece odiarme cada día un poco más? —preguntó sacándome una sonrisa debido a su comentario. —¿Siguen peleados por lo de... nosotros?

—Algo así —murmuré y Taehyung puso su mano sobre la mía, dándole un ligero apretón. —Es una estupidez, no importa demasiado.

—No es una estupidez si te tiene así, Hara.

Tae me miró a los ojos y solo con eso sentí ganas de llorar ante la frustración de no poder decirle nada, pero me contuve.

—Y todo lo que tenga que ver contigo es importante, no pienses eso —añadió derritiendo mi corazón, pero nuestro tierno momento fue destruido por el sonido de su teléfono. —¿Me esperas un segundo? —preguntó y asentí, viéndolo levantarse de su asiento para caminar unos metros más allá.

Odioso, repugnante, aborrecible, detestable. Si pudiera describir ese sonido tendría una lista enorme para hacerlo.

Pasar más tiempo del usual con Taehyung me había enseñado que no podía vivir sin su teléfono, y cualquier ocasión podía ser interrumpida por ese horrible sonido.

Sí, incluso nuestras sesiones de besuqueo en el sofá.

Revisé mi teléfono en busca de algún mensaje de Abner acerca de su regalo, pero no había nada, por lo que supuse que quizás aún no lo había visto, o estaba ignorándome.

Proyecto princesa; kim tae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora