Simone
Había conseguido su número. No había sido difícil en realidad. Las jornadas de convivencia me dieron su empujoncito, ya que me había tocado hacer un trabajo con él. No tenía más remedio que pedirle su teléfono por si tenía alguna duda. Por su puesto el que yo le di fue el de mi hermano. Ya habría tiempo para arreglar más adelante las cosas. El primer día que nos pusimos con el trabajo fue bastante interesante, pudiéndole conocer un poco más. No se molestó porque apenas hablase. Ya sé que no debería de hacerlo, pero hay quienes no comprenden que otras personas nos cuesta más hablar con la gente. Supuse que moviéndose en el mundo en el que se movía habría influido en su reacción conmigo. Es más, él mismo tenía sus momentos de timidez, aunque el primer día que nos pusimos con el trabajo fue muy abierto. Me contó que tenía un amigo que se parecía mucho a mí así que estaba acostumbrado. Eso me dio confianza, la verdad. Era genial su cercanía más allá de un concierto, una red social o una pantalla. Natural, él mismo. Y me encantó.
A los varios días del trabajo, comenzaba a hablarle un poco más mientras él se mostraba más callado, así que nos compaginábamos genial. No quiero decir que con esto nuestras conversaciones eran profundas, pero para mí era un gran paso. Mientras tanto mi hermano se encargaba del resto gracias a los mensajes. Aunque eso implicaba que constantemente me tenía que pasar lo que hablaban para no liarme, igual que yo le contaba sobre el trabajo. Toda precaución era poco.
Las cosas con mi compañera no habían mejorado, sino todo lo contrario, hasta que un día hizo que la gota que colmaba el vaso lo hiciera añicos. Como siempre me hablaba por los codos y yo asentía por aburrimiento, esperando que llegase el momento en el que se callara.
―¿Entonces estás haciendo el trabajo con él? Buf, que rollo ―soltó de pronto.
―Sí, es buen compañero ―murmuré.
―Es un rollo total ese chaval por muy famoso que sea―. No podía creer lo que estaba escuchando, pero estaba claro que aquello acababa nada más que empezar―. ¿Sabes? Yo salí con él un par de meses, y si pudiera volver en el tiempo no lo volvería a hacer de nuevo. Es que un día era súper mega abierto conmigo, y a los pocos días súper calladito. ¿Hola? Eso no mola. Pero no fue eso por lo que lo dejé. Claro que formó parte para dejarle, pero lo que más peso tuvo en la ruptura fue enterarme de que él había nacido el diez de julio y no de junio. ¡Creía que era mayor que yo y resultó ser más joven! Un día había leído algo en una revista y se me quedó mal la fecha. ¿No es increíble? Yo nací el 24 de junio y él el 10 de julio. Yo es que eso de salir con alguien más joven, por poco que sean unos días... me da escalofríos de pensarlo. Pero vaya, lo de que fuera tan bipolar influyó, no te lo voy a negar...
Y ahí estallé. Ni si quiera lo hice por el tema de la edad, algo por lo que en ese momento me hizo morderme la lengua. Pero no, fueron sus últimas palabras las que me hicieron rebotar. De un brinco me levanté de mi cama, sorprendiéndola. Le eché una mirada rápida y estallé.
―¿Pero tú quién te has creído que eres, tía? ¿Cómo puedes decir algo así y quedarte tan tranquila?
Ella me miraba sin entender qué me pasaba, sin comprender como había pasado de hablar poco y bajito a estallar así. Pero ya no había vuelta atrás.
―¿En serio dices eso y te quedas tan tranquila?
―No entiendo qué te pasa...
―¿Sabes acaso lo que es la bipolaridad?
―Pues em... ¿No me digas que eres fan de él?
―¡Eso no importa ahora! Aquí la cuestión es que has utilizado una palabra muy seria para definir a una persona. Una palabra totalmente incorrecta. Sí, vale, él tiene momentos de más callado y otras más abierto, pero eso no tiene nada que ver con la bipolaridad...
―¿Y tú qué sabes? ―Su pregunta sonó entre curiosidad y molestia.
―El año que viene voy a estudiar psicología, así que sé algo de todo eso. Y me fastidia mucho que haya gente que confunda ciertas cosas, ¡es frustrante!
La chica asintió pero no comentó nada más, sin embargo, ya que había empezado, no podía parar.
―Por otra parte, ¿qué importa la edad? ¡Estás hablando de unos días! ¡O como si fuera un año! ¿Es que una mujer no puede ser mayor que un hombre pero sí al revés?
―Yo no he dicho nada de eso...
―No lo has dicho pero lo has insinuado. Salías con él cuando creías que eras unos días mayor que tú pero no al revés. ¡Con eso lo dices todo!
―¿No serás de esas...?
―¿De esas qué? ―Aún estaba envalentonada.
―Sí, de esas... Ya sabes, que pierden la ropa interior por artistas más jóvenes. Como las mujeres esas con cuarenta que son fan de cantantes jóvenes.
―¡Madre mía! ―Exclamé llevándome las manos a la cabeza―. No pensé que fueras así. ¿Sabes qué? Que una persona sea fan de alguien no implica que pierda ninguna ropa, chata. ¡Mezclas conceptos como si fuera cacao con leche!
Y estalló en risas dejándome sin palabras. ¿Pero qué le pasaba? En ese rato en el que no había podido seguir diciéndole todo, toda mi valentía bajó como la espuma haciendo que cuando ella terminase, yo me hubiera quedado sin argumentos.
―Perdona, pero es que me ha hecho gracia lo del cacao ―dijo disculpándose.
Asentí y decidí marcharme de la habitación. Quizás buscase a mi hermano, o diera un paseo. O cualquier cosa salvo estar allí. Al salir de allí comencé a sentirme un poco más aliviada. Había hecho lo correcto y en diferentes sentidos: no callarme pero tampoco hablar más de la cuenta. No quería saber cómo hubiera reaccionado al saber que me gustaba él. ¡Hubiera entrado en cólera solo porque él era un curso menor! Porque no solo sentía admiración por él, también me empezaba a gustar.
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¡Hola! Hoy es domingo lo que significa... ¡Nuevo capítulo!
Y esta vez ha sido más largo que los anteriores.
¡Simone y Erick ya han tenido algunos acercamientos! Y la joven ha tenido su primer desencuentro con su compañera de cuarto. ¿Qué opináis de todo lo que ha dicho esta última?
¡Espero vuestros comentarios, nos vemos el miércoles!
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Dos y dos igual a dos
Teen FictionSimone, una adolescente en su último año de instituto, siempre tuvo un arma infalible con la que convencer a su hermano mellizo. Así fue como ambos hermanos se embarcaron en una aventura en la que Simón tendría que ayudarla a conquistar al chico de...