Simón
Resoplé cuando fui increpado por Eloy, sabiendo perfectamente lo que quería decirme. No era el primer día en hacerlo, ni el único. Su hermano y mi hermana ya lo habían intentado durante varios días.
―Venga, tú también tendrás acceso Vip como tu hermana, ¡y va a ser muy chulo!
―Tienes poco poder de convicción Eloy, siento decírtelo. Me sorprende como puedes engañar a tus fans y a mi hermana tan descaradamente cuando no puedes convencerme para que vaya al concierto.
―Lo he intentado de muchas maneras.
―Y mi respuesta sigue siendo la misma: no.
―A mi hermano le haría ilusión.
―No le hará tanta si ni siquiera ha insistido. Que yo recuerde lo intentó una vez y no dijo más cuando me fui de la habitación.
―Claro que quiere...
―Pues no se nota ―dije cruzándome de brazos―. No veo mucho interés...―. Negué con la cabeza y lo dejé plantado allí.
Aquella misma tarde Enzo se presentó en la habitación y me tendió una entrada mostrándome una sonrisa.
―Mi hermano dice que le dijiste que si yo te lo pedía vendrías.
―¿Qué, qué? ¡Para nada! ―negué sorprendido con aquellas palabras―. Dije que no querrías tanto si ni si quiera lo habías intentado salvo una vez y medio, medio... Pero eso no significa que porque me lo pidas vaya a ir... No te equivoques, ni insistas.
El día del concierto llegó y, cuando recibí los mensajes de mi hermana decidí no ver ningún vídeo. No me interesaba.... Bueno, vale sí, pero no iba a ceder, al menos eso lo tenía claro.
Aún estaba despierto cuando Enzo llegó, pero fingí que dormía, supe que era él porque aquella noche él dormía allí, y sus palabras me lo confirmaron.
―Ojalá algún día puedas perdonarme... ―le escuché decir.
A la mañana siguiente el internado era una odisea. La gente no paraba de hablar del concierto y de pedirle al que creían que era Erick que les firmase un autógrafo o que se hiciera una foto. Daba igual si se trataba de una libreta de mates, el estuche o un libro de clase. De todo le ofrecían para ser firmado. Y claro, al no poder estar ambos presentes al mismo tiempo, todo el trabajo recaía sobre uno de los dos, en este caso nuevamente se trataba de Enzo. Había un par de chicas, en el aula, hablando de la canción nueva mientras esperábamos a que las clases comenzaran. Como me encontraba detrás, no pude evitar escucharlas, y a decir verdad, tampoco quise evitarlo.
―Es que esa letra es tan genial, hablando sobre el perdón...
―Y que lo digas. Tenía pinta como si se lo estuviera pidiendo a alguien, ¿a que sí?
―Este tipo de canciones es tan de música lenta que escucharla con tanto ritmo te da ganas de perdonar al mundo entero.
No pude escuchar más porque mi hermana se sentó a mi lado y me habló:
―Algún día te arrepentirás por no haberme acompañado ―sentenció.
―Llegaste bien y venías acompañada de compañeras, ¿por qué me iba a arrepentir?
―No lo digo por eso, te has perdido una noche fantástica. Y fijo que ni viste los vídeos que te envié.
―No tenía ningún interés en hacerlo, así que no me perdí nada.
―Terco...―. Y dicho esto se unió a la conversación de las chicas de delante, que eran justamente con las que se había ido por la noche al concierto.
No voy a mentir, tardé menos de veinticuatro horas en escuchar la canción. Aproveché que ninguno de los gemelos se encontraba en la habitación para hacerlo. Aun así tomé medidas y me puse los cascos por si uno de los dos volvía antes de tiempo. Sentí que aquella canción, como bien habían dicho las chicas , tenía un destinatario, y tenía claro que ese era yo. La escuché varias veces sin poder evitar sonreír, aunque después de eso me lo reproché, esos chicos no dejaban de ser unos mentirosos frente a mi hermana, y ante todo, lo que quería era que ella supiera la verdad. Por eso aquella misma noche le di un ultimátum a Enzo en la habitación.
―He escuchado tu nueva canción, porque sé que ese eres tú ―aclaré antes de decir nada más―. Y, ¿sabes qué? ―El negó con la cabeza mientras me observaba de lado tumbado en su cama―. Con una canción no vas a conseguir que te perdone, tenlo claro, no te servirá de nada.
―¿Y quién te dice que...?
―Enzo, no soy tonto, ¿vale? A mí solo me sirve que mi hermana sepa la verdad, y entonces quizás me lo piense.
―Pronto... Mi hermano teme que Simone se enfade y con razón...
―Es que se va a enfadar. Pero vaya, lo que me importa es que sepa la verdad y dejéis de mentirla. ¡Tiene a Erick en un pedestal! Tiene a alguien que no existe como su ídolo, cuando en realidad son dos niñatos...
―Si nos dejaras explicártelo....
―Ahórratelo, Enzo, por favor. No me interesan tus explicaciones. Lo que me importa es que tu hermano aclare las cosas con Simone. ¿No es que le gusta? Pues que sea sincero ―sentencié, también tumbado mirando hacia donde estaba él.
―Ya sé que es lo mejor...
―Además... ―dije mordiéndome el labio inferior mientras acercaba una mano al interruptor de la lamparita roja que teníamos en la mesita de noche―. ¿Sabes qué? ―Sonreí sin dejar de morderme el labio suavemente―. Cuando Eloy le diga la verdad a mi hermana, quizás puedes volver a dormir en mi cama. Así que cuanto antes le diga...
―¿Dormiremos de nuevo juntos? ―Enzo sonrió mientras preguntaba.
―¿Qué? Dijeque quizás puedas volver a dormir en mi cama, no conmigo―. Y dicho esto apaguéla luz y me di la vuelta, intentando aguantarme la risa y sabiendo que tenía lacara algo colorada, porque aunque había soltado aquella broma, mi proposicióniba en serio, pero no tenía intención de reconocérselo.
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¡Y aquí el segundo capítulo de la noche!
Simón es un malote (bueno o eso cree).
¡Uyy ese final de capítulo!
¡Nos leemos el miércoles!
¡Me encantaría leer vuestros comentarios y opiniones!
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Dos y dos igual a dos
Teen FictionSimone, una adolescente en su último año de instituto, siempre tuvo un arma infalible con la que convencer a su hermano mellizo. Así fue como ambos hermanos se embarcaron en una aventura en la que Simón tendría que ayudarla a conquistar al chico de...