Simón
Que no pensara cosas raras me decía Simone... ¡Como para no pensarlas! Precisamente aquella petición era totalmente imposible de llevar a cabo. Releí la conversación varias veces mientras negaba con la cabeza.
La noche anterior había sido de por sí bastante rara. Había comprendido que Erick hacía buena música en realidad. Sus canciones estaban llenas de mensajes sociales, algo que difería bastante de lo que había imaginado. Había llegado a pensar que todo ese tiempo atrás estaba equivocado. Sin embargo, mirando justo a mi lado, en mi propia cama, yacía dormido uno de los mentirosos más grandes que había conocido en mucho tiempo. Se había quedado dormido mientras hablábamos de lo indignante que nos parecían algunas canciones conocidas y no me había atrevido a despertarle. Era verdad que yo también podía haberme ido a su cama, sin embargo, no encontraba necesidad de hacerlo, a fin y al cabo, yo sí que me encontraba en la mía.
Mi hermana no me había dicho precisamente que Erick no hubiera dormido en su cama, algo que era completamente cierto. No. Ella afirmaba convencida de que él no había dormido en la habitación. Todo empezó a cobrar sentido en mi mente. Un sentido ilógico sí, pero ahí estaba. Mi hermana no se equivocaba, sino no me pediría ayuda con tanta urgencia. Además, me lo confirmó con un nuevo mensaje.
Melli: Cuando consiga que se despierte lo llevaré allí sin que nadie me vea. Ha dormido en la otra cama que no había nadie, no lo malinterpretes!
Era físicamente imposible que aquel chico hubiera podido dormir en dos habitaciones al mismo tiempo. No había solo un chico, sino dos...
―Buenos días... ―dijo la voz del impostor a mi lado―. Perdona, anoche me dormí en tu cama ―dijo mientras se sentaba bostezando sin salir de esta.
Le miré de malas maneras, mi cara era una mezcla de repugnancia y decepción.
―¿Por qué me miras así?
―Nada, que mi hermana necesita mi ayuda ―dije con seriedad y el asintió.
―Ve, no te preocupes.
―No, si yo no me preocupo. Lo que no sé yo ya es cómo va a reaccionar ella ―fingí estar pensativo.
―¿Qué le ocurre?
―Pues nada, lo típico. Se quedó hasta tarde haciendo un trabajo y su compañero acabó durmiendo en la otra cama porque no había nadie. Y ya sabes, no admiten que los chicos vayamos a las habitaciones de ellas ni al revés.
Observé atentamente su reacción: había palidecido momentáneamente pero pronto recuperó la compostura.
―¡Uf! Pobre chico. ¿Y cómo lo harán para que no se den cuenta?
―Bueno, no creo que haya problema ―dije encogiéndome de hombros mientras bajo las sábanas apretaba los puños―, porque el chico que se quedó allí a dormir ya está en su propia habitación.
―Ah, entonces no hay problema, ¿no?
―Supongo. Lo extraño es que ese chico pasó toda la noche en su habitación. ¿No te parece raro, Erick?
―Seguro que fue una confusión...
―Eso imaginaba, porque no tendría lógica que una misma persona estuviera en dos sitios diferentes al mismo tiempo.
―Seguro, ese chico no estaría en su habitación ―no dejaba de estar nervioso.
―Pero el caso es que puedo confirmar que ese chico estuvo en su habitación. Es más, estuvo durmiendo en mi propia cama ―le espeté―. ¿Cómo puedes estar en dos sitios durmiendo, Erick? Bueno, si es que te llamas así, claro...
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¡Hola! ¡Aquí tenéis un nuevo capítulo!
¡Erick estaba en dos sitios a la vez! ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué le dirá a nuestro protagonista? ¡Me encantaría leer vuestras teorías y comentarios!
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
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Dos y dos igual a dos
Teen FictionSimone, una adolescente en su último año de instituto, siempre tuvo un arma infalible con la que convencer a su hermano mellizo. Así fue como ambos hermanos se embarcaron en una aventura en la que Simón tendría que ayudarla a conquistar al chico de...