Capítulo 6

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Simone

Desde mi pelea con mi compañera apenas habíamos vuelto a hablarnos, salvo cuatro palabras mal contadas. Aquel día lo único que nos habíamos dicho era que ella no dormiría en la habitación y me había pedido que si surgía algo la cubriese. No le pregunté dónde iba ni me interesaba, ella tampoco me dio explicaciones.

Aprovechamos su ausencia para hacer el trabajo en la habitación, un paso muy grande para mí. No fue fácil, pero la biblioteca cerraba y al día siguiente acababa el plazo de entrega, no había más remedio. Es verdad que podríamos haberlo hecho en la habitación de mi hermano, pero surgió así. Estaba como un flan. Estar con él en una misma habitación sabía que no sería fácil. No estaba acostumbrada a tenerlo frente a mí en un espacio cerrado, normalmente había gente alrededor. Aunque los nervios se apoderaban de mí cuando estábamos juntos, poquito a poco adquiríamos más y más confianza. Él también parecía más tímido cuando estaba junto a mí, aunque en aquel momento no sabía si eso era positivo o negativo. No sabía por qué, pero cuando se comportaba así me gustaba más. Era como con su música. Amaba sus canciones más marchosas, pero las lentas me derretían. Era impresionante como una letra así, con aquella música tan diferente crease en una persona tantas emociones.

Mi hermano nunca había entendido porqué me gustaba su música, pero él no lo escuchaba y solo despotricaba. Me tomaba como la típica fan de alguien que solo se fijaba en una cara bonita cantase lo que cantase. Y qué equivocado estaba. Si Erick era famoso no era por su cara, sino por sus letras y su música. Había revolucionado al planeta desde más joven. La primera vez que se hizo viral fue cuando tenía once años. Él formaba parte del público de un concurso de talentos. Le sacaron del público por equivocación, ya que quien debía de salir era el chico de al lado. La persona que le sacó lo hizo con la intención de marcarse una canción improvisada entre dos personas, la cual no estaba tan improvisada. Pero aquel fallo lo cambió todo. La canción de aquel adolescente de dieciséis años era horrenda, aunque tenía buena voz. La letra trataba sobre los límites del humor. Aún me acuerdo, se llamaba: Humor sin límites. El chaval fingiría que el chico al azar le daría la razón en sus letras cantando cosas similares, pero su sorpresa y la del jurado no dejó a nadie indiferente cuando Erick comenzó a cantar, rebatiéndole todo y con una voz impresionante. Un año después sacó su primer single: Humor sin h no es humor. Era una balada lenta cantada por un chico de doce años, donde el amor no formaba parte de sus letras, sino una crítica social. Aquel primer single se hizo mundialmente conocido en pocos meses, lo que hizo que sacase un segundo, pero esta vez lleno de un ritmo diferente, provocando que se volviera más viral aún. En esa segunda ocasión la canción trataba de un adolescente que se enamoraba de su mejor amiga y esta no le correspondía; finalmente decidían que lo mejor era mantener la amistad que siempre les había unido.

Me desperté a la mañana siguiente cuando la alarma sonó. El bulto de la cama de al lado indicaba que la pava de mi compañera había regresado, así que no pude evitar refunfuñar tan solo de pensar que tenía que aguantarla aquella mañana. Fue por eso que me incorporé rápidamente para ducharme cuanto antes pese a que el sueño me pedía que siguiera durmiendo. Al encender la luz de la mesita de noche me sobresalté: ¡no se trataba de Alma! Erick se había quedado a dormir en su cama. Me llevé las manos a la cabeza mientras el agobio inundó mi estómago: si algún adulto descubría que un chico había pasado la noche en el dormitorio de chicas se me podía caer el pelo. ¡Me podían expulsar!

Cuando consideré que me había tranquilizado, cogí el móvil y le escribí a mi hermano:

Yo: Espero que estés despierto, ¡necesito urgentemente tu ayuda!

Melli: Dime

Yo: Ha pasado algo. Si algún profe o guarda se pasa por la habitación, inventa cualquier excusa

Melli: Para qué?

Yo: Para que no piensen cosas que no son

Melli: No entiendo

Yo: Tú hazles creer que está en el baño o yo que sé, pero que no sepan que no ha dormido en tu habitación esta noche. Luego te cuento

Yo: ¡Y no pienses cosas raras!

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¡Ya está aquí un nuevo capítulo de esta pequeña obra!

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Qué creéis que va a pasar?

¿Qué pensáis del final del capítulo?

¡Me encantaría leer vuestras teorías y opiniones!

¡Nos leemos el miércoles!

Dos y dos igual a dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora