Simone
Siempre lo he dicho, soy una persona muy observadora y sobre todo si se trata de Erick. La confesión de este no me pilló por sorpresa, sabía desde tiempo atrás la verdad.
Durante años había tenido mis sospechas, como esas ideas que se te vienen a la mente y van y vienen sin quererlo ni beberlo y luego desaparecen como si nada. En algunos momentos de mi vida, había llegado a imaginar que aquellos cambios de letra o actitudes podían tener un significado ocultado: la existencia de dos chicos haciéndose pasar por uno. Sin embargo, cuando me surgía aquel pensamiento, lo borraba de mi mente considerando que mi teoría no tenía ni pies ni cabeza. Así que solo pasaba como una idea loca a la cuál era mejor no hacer caso.
Era verdad que fui al internado a conocer a Erick, y que con mi timidez necesitaría ayuda, pero también era real que aquel pensamiento intrusivo me acompañaba aún en ocasiones inesperadas, como en la ducha, en mitad de un examen o en cualquier situación inverosímil. Quería borrarlo de mi cabeza y la mejor manera para hacerla desaparecer era tener la oportunidad de conocerlo en persona. Quería eliminar por mí misma aquella idea absurda pero todo cambió el día en el que Erick se quedó a dormir en la habitación. Mi hermano actuó de una manera extraña, pero no quise pensar mal y volví a reprocharme por mis absurdos pensamientos pese a que me parecía extraña las pullitas que ese mismo día le dedicó. Acabé achacándolo a que mi hermano se había molestado porque Erick había dormido en mi habitación. También decidí pasar por alto cuando vimos a Alma y de pronto Simón me hizo mirar hacia donde ella. Era imposible que por el rabillo del ojo hubiera visto a otro Erick igual, había sido solo mi imaginación. Sin embargo, todo cambió un día. Me encontraba hablando con él en un banco cuando le pedí que me esperase para subir la mochila a mi cuarto. Por el camino me lo volví a encontrar, hablando nada más y nada menos que con mi hermano. No podía seguir tapando la realidad achacando todo a un producto de mi imaginación. No cuando miré hacia al banco y permanecía allí sentado. Se lo conté todo, sin obviar ningún dato.
―Así que has estado todo este tiempo sin decirnos nada... ¿Por qué?
―Oye, no lo digas como si hubiera sido yo quien hubiera hecho las cosas mal, Erick, o como sea que te llames. Estaba esperando a que vosotros o mi hermano me lo contarais. Sobre todo él. Llevo todo este tiempo esperando a que mi hermano se digne a contarme que sois dos, y si sigo esperando me haré vieja ―dije antes de bufar.
―Bueno, tu hermano creyó que teníamos que ser nosotros los que te lo contásemos ―dijo algo cabizbajo―. No te enfades con él, lo ha pasado mal mintiéndote.
―Uy, sí, pobre ―ironicé―. En fin, ¿y cómo se supone que te llamas? ¿Y tu hermano?
―Soy Eloy, él se llama Enzo.
Asentí mirándole seriamente, sin decir nada más.
―¿Este es entonces el final? ¿Vas a contar la verdad y te irás?
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¡Hola! Ya está aquí el capítulo 18.
¡Simone realmente siempre sospechó y sabía bastante!
¿Qué creéis que pasará? ¿Será el final?
¡Nos vemos dentro de un rato con el siguiente capítulo!
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Dos y dos igual a dos
Teen FictionSimone, una adolescente en su último año de instituto, siempre tuvo un arma infalible con la que convencer a su hermano mellizo. Así fue como ambos hermanos se embarcaron en una aventura en la que Simón tendría que ayudarla a conquistar al chico de...