Capítulo 12

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Simone

Habían pasado dos semanas desde que vi a mi hermano mantener una extraña conversación con Erick, de la cual no pude escuchar nada. Pero aquel día no tenía interés en pesar en aquello. Lo que ocupaba mi mente era que mi cantante favorito me había regalado una entrada a su concierto con pase Vip. Y también me había pedido que convenciera a mi hermano para asistir. Había comprobado en aquellas semanas cómo intentaba de mil maneras diferentes poder arreglar sus diferencias con Simón. Sin embargo, era el mismo esfuerzo el que ponía este para darle largas. Así que supuse que la entrada tampoco surtiría efecto. Mi hermano, cuando quería, podía llegar a ser muy terco. Y es que era así como lo veía, a veces parecía que se obligaba a sí mismo a ser tan cabezota mientras evitaba sucumbir a que las aguas tomaran su cauce. Parecía como si algunas veces le divirtiesen los intentos de Erick. Pero eso no significaba que iba a aceptar venir al concierto, ni mucho menos reconocer de lo que yo ya me había percatado.

―No ―sentenció cuando con un puchero fingido le pedí que viniera también.

―Venga, tío, si va a ser divertido. Además, sé que has llegado a escuchar algo de su música y te gusta.

―Eso fue una tontería sin importancia que después se me pasó. Seguro que estaba a punto de resfriarme.

―¿Quieres que vaya sola a ese sitio? ―intenté por otros medios.

―Simone, no solo te han regalado una entrada sino que tendrás acceso Vip. Además, ya te escuché hablar con dos chicas de clase que también irían al concierto.

―¡Cachis! Yo que iba a decir que no conozco a nadie...

―Estabas intentando utilizar tu timidez para convencerme y no va a colar ―dijo negando.

Ni aquel día ni los siguientes pude hacer nada por convencerle y, entonces, el día del concierto llegó.

―¿De verdad te ha invitado Erick? Conmigo nunca lo hizo ―Alma se cruzó de brazos apoyada en su escritorio mientras me miraba a mí.

―Y a mi hermano, pero él al final no irá. Y estoy convencida de que a más gente también ―dije con mirada altiva―. No sé qué tanto te molesta que él no te invitase nunca si no te interesa nada.

―No, si no me importa―. Se encogió de hombros.

―Ajá, claro... En fin, cuando vuelva estarás durmiendo, así que hasta mañana ―me despedí por cortesía.

―Adiós...

Fue una de las mejores noches de mi vida, lástima que no hubiese habido ninguna forma de convencer a mi hermano. Sin embargo, no dudé de hacer algunos vídeos de concierto y se los mandé.

Yo: Mira lo que te estás perdiendo

Melli: No me estoy perdiendo nada

Yo: Claro que sí, te he mandado el vídeo de una canción nueva que ha hecho Erick. Aún no la ha sacado y la ha cantado en exclusiva. La gente dice que podría ser la canción del verano

Melli: Me compadezco con el verano

Yo: No seas tonto... Puede que en el siguiente concierto saque otra nueva de las lentas, que ganas!

Melli: Vaya, el chico trabaja siempre el doble

Yo: Y lo hace genial

No recibí ninguna respuesta más, así que, tras comprobar que lo había leído, lo volví a guardar en el bolso y continúe deleitándome con mi balada favorita que acababa de comenzar a cantar.

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¡Hola! ¡Ya está aquí el nuevo capítulo!

Así que  Simón los resfriados le producen gustarle canciones. Ajá.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Esta noche, como ya avisé, habrá otro!

¡Espero vuestros comentarios!

Nos leemos

Dos y dos igual a dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora