Simón
Dos copias perfectas tenía frente a mí. Dos gotas de agua idénticas, al menos físicamente. Me fijé en cada detalle que pudiera apreciar y no hallaba diferencia.
―Ahora que estamos los tres reunidos deberíamos de hablar ―propuso Enzo.
―De eso nada ―dije poniendo una mueca de desprecio.
―Es mejor que te lo contemos... ―murmuró Eloy.
Los podía distinguir por la posición en la que se habían sentado y por la forma en la que me hablaban. Estaba claro que igual que por fuera eran idénticos, por dentro eran todo lo contrario. Un dedo corazón a cada uno.
―Me voy ―dije acercándome a la puerta.
―No le digas a nadie ―pidió uno de los dos, al que no pude identificar.
―Ni a tu hermano ―escuché al otro murmurar.
Ahí supuse que primero había sido Enzo y después Eloy.
―Ya se lo he dicho a tu hermano, si no se lo decís vosotros lo haré yo, pero desde luego no será ahora mismo ―dicho esto me marché dando un portazo y huí a un cuarto de baño común.
Una vez comprobado que no había nadie en ningún cubículo, me encerré en uno y me senté en la tapadera del váter posando los pies también encima. Me abracé a mis rodillas y comencé a llorar reprochándome lo idiota e ingenuo que había sido.
Por la tarde tuve que aguantar a Eloy en la habitación intentando darme explicaciones de las cuales no tenía interés alguno en escuchar.
―Si no te callas le diré a quien haga falta que sois dos, ¿entendido? ―dije señalándole con el dedo índice y lleno de rabia.
―Sí... Pero es que si nos escuchases al menos... ―dijo con la voz entrecortada pareciendo que quería llorar.
―No, si encima lloriqueas, cuando estáis jugando con las personas ―hablé negando con la cabeza―. No pienso escucharos, no me interesa, Eloy.
Él asintió y yo me marché de la habitación dando por hecho que no se quedaría ahí y lo seguiría intentado más veces durante el resto de la tarde. Y no me equivocaba, unas horas después me increpó en el patio. Sabía que era él y no su hermano por cómo me hablaba.
―Déjanos un tiempo y, cuando esté preparado, la primera en saber la verdad será tu hermana, de verdad. No quiero hacerle daño. Simone me gusta, ¿sabes?
―Vaya, bonita forma tienes de tratar a la chica que te gusta, jugando con ella. Muy contradictorio de lo que tú y tu hermano vendéis con vuestra música. Hipocresía ante todo.
―Las cosas no son así, Simón. Pero el día que quieras te lo podemos explicar.
―Qué amable por tu parte ―dije con sarcasmo―. Pero no, gracias, no me interesa. Solo quiero que ella sepa la verdad y pirarnos de este sitio.
―¿Os vais a ir?
―Pues claro. Vinimos porque su cantante favorito estaba aquí, pero cuando se entere es obvio que ella será la primera en querer pirarse de aquí. Pero ojito, que este dato no te sirva para seguir mintiendo. Si no le dices pronto, lo haré yo ―le advertí señalándole con el índice.
En ese momento alguien tocó mi hombro haciendo que diera un brinco.
―¿Me permites, hermanito? ―me pidió mi hermana, haciendo que me apartase un poco―. No sé qué te pasa hoy y la verdad es que no me interesa. Pero no la pagues con mi amigo ―me pidió.
―Simone... ―murmuré sin saber qué decir.
―Ya hablaremos. Ahora si me disculpas, Erick me estaba esperando, tan solo había ido a soltar unas cosas y ya lo estás molestando. ¿Nos vamos? ―dijo dedicándole una sonrisa a Eloy.
El chico se mordió el labio y asintió algo nervioso. Observé cómo tecleaba rápidamente en su móvil mientras caminaba con mi hermana. Negué con la cabeza al ver lo obvio ante mis ojos. ¿Cuántas veces nos habían tomado el pelo tan descaradamente? Busqué con mi mirada y vi a lo lejos, sentado en un banco, al otro gemelo mirar su móvil y levantarse de su asiento, cerciorándose con la mirada, seguramente, de que nadie pudiera ver que ambos estuvieran compartiendo el mismo espacio. Nuestras miradas se encontraron momentáneamente pero aparté la mía. O al menos imaginé que me miraba a mí, porque podría ser a cualquier persona teniendo en cuenta que no estábamos cerca. Tampoco era de mi interés.
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¡Lo prometido es deuda! ¡Aquí tenéis el segundo capítulo de la noche!
¡Eloy ha confesado que le gusta Simone!
Y nuestro Simón no lo está pasando nada bien ante lo que está viviendo... ¿Acabará contándolo todo a su hermana?
Me encantaría leer vuestras opiniones de esta historia. ¡Os espero con los brazos abiertos!
¡Nos leemos el domingo!
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Dos y dos igual a dos
Teen FictionSimone, una adolescente en su último año de instituto, siempre tuvo un arma infalible con la que convencer a su hermano mellizo. Así fue como ambos hermanos se embarcaron en una aventura en la que Simón tendría que ayudarla a conquistar al chico de...