¡OTTO!

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—¿Dónde estuviste? -pregunto Horacio con seriedad-.

—Maia me envió a una misión suicida... -se mira la ropa- suicida para la banda que me tocó eliminar.

—No me avisaste -realmente la sangre no le había preocupado, sabía que no saldría herido- ¿Te estás revelando?

—No es eso, es que cuando llegue V y tú estaban...

—¿Viniste y tampoco lo mencionaste? -niega levemente con la cabeza sin dejar de verlo- ¿Porque?

—No lo sé, no quería molestarte -se sentía diminuto en estos momentos, no sabía que hacer- lo siento.

—Anda! A bañarte, mañana lo resolveremos, ahora mismo estoy cansado.

Se levanta y pasa a un lado del castaño haciendole sentir aún más pavor, Carlo se muerde el labio nervioso y camina al baño para quitarse la sangre seca en su rostro. Después de una ducha caliente fue a la habitación de invitados y se acostó sintiéndose bastante cansado quedando dormido de inmediato.

Por la mañana Viktor despertó por sonidos raros, miro a su lado, Horacio no estaba, bostezó y volvió a escuchar aquellos sonidos. Se levantó y bajo hasta la sala, pero se quedó helado al ver a Carlo arrodillado, esposado y desnudo, sin mencionar a Horacio quien pisaba provocando algo de presión sobre el miembro del italiano, se le veía bastante... dominante, sintió algo al tener esa imagen.

—Veo que despertaste -dijo Horacio guardando un pequeño control en su bolsillo, se acercó a él y le dió un pequeño beso en los labios- sabes... Maia me llamo, tengo una reunión.

—Voy contigo...

—No, tengo que ir yo solo, para mí desgracia.

Quería protestar, sin embargo, un gemido de Carlo saco a la pareja de su burbuja, recordando que no estaban solos, eso solo saco un sonrojo del ruso y provocó que algo se levantará...

—Esta castigado -le aviso Horacio- no me avisó de sus movimientos ayer, lastima que no podré seguir con esto -le entrega el pequeño control a su pareja- ten, supongo que tú podrás hacer algo -le besa la mejilla- no quiero llegar tarde. Llegó en la noche... talvez mañana.

Tomo sus llaves y se fue corriendo, parece que ya iba con cierto retraso. El peliplata suspiro y miro al italiano, verlo de ese modo solo le traía varias imágenes de lo que podría hacer. Carlo seguía en la posición de antes, pero viendolo más a detalle, tenía un collar de cuero con una cadena amarrada a la pata de la mesa, se veía como un débil perrito doméstico. Camino a la mesa y se sentó comiendo lo que dejó su novio, todo ante la atenta mirada del castaño

Carlo viendo al ruso distraído trato de desatar la cadena, sin embargo, le fue imposible al sentir como la velocidad del consolador en su interior aumentaba dejando salir más gemidos que trataba de ocultar sin mucho éxito.

—¿Que crees que haces? -pregunto Volkov terminando de comer- estás castigado.

—Puto rus...

El nivel de las vibraciones había aumentado al máximo sacando varios gemidos al menor que no podía contener, Volkov se mordió el labio y con su comida ya terminada, le hizo una seña a Carlo para que se acercará, este se acercó gateando viendo como el ruso sacaba su miembro de aquella prisión. El castaño miro aquel pedazo con deseó y comenzó a lamerlo apenas haberlo acercado a su rostro, a V se le escaparon un par de gruñidos por el tacto de la lengua húmeda del menor, tener esa imagen ante sus ojos le hacía sentir tanto poder. Al momento de que Carlo metió aquella verga en su boca, Volkov no se lo pensó para tomarlo del cabello y darle varias embestidas que solo provocaron algunas arcadas y lágrimas en Carlo.

—Solo mírate, hace unos meses amenazabas con matarme si te traicionaba, ahora estás a mis pies.

El italiano solo lo miro a los ojos de los cuales se podía apreciar la excitación, eso solo provocó que el mayor se corriera en su boca, no espero ni un segundo para tragar aquellos fluidos. Un par de gotas resbalaban por su barbilla, a lo cuál las llevo a su boca con su dedo pulgar tratando de no desperdiciar ni una gota.

Viktor apagó el consolador y tomo a Carlo de la barbilla con algo de brusquedad, lo miro unos segundos luchando contra aquella mirada, había tanta rivalidad entre ese par que solo volvía la situación... aún más exitante. Ambos se unieron en un beso agresivo del cual de vez en cuando sus dientes chocaban y sus labios se herían, pero ese era el menor de los problemas, sin separarse de aquella unión, Carlo acabo en el regazo del peliplata quien lo tomo de los glúteos retirándole aquel objeto que antes había sacado tantos gemidos en el menor.

—Sabes... -acaricia aquel anillo trasero con sus dedos delicadamente sacandele algunos suspiros- se que te has besado muchas veces con MI novio, sin mencionar las veces que los he visto teniendo sexo, es tan exitante verlos.

Aquellas palabras dejaron petrificado a Carlo, se esperaba que supiera de los besos, pero no de los encuentros carnales, quería decir algo en su defensa, pero no podía, eso era cosa de Horacio, no de él.

—Se que en su mayoría lo hace más como castigo que como premio -introduce dos dedos en el ano de C sacándole un gemido- ¿Sabes porqué? Porque solo sirves como un juguete para él... y también para mí.

Aquellas palabras solo provocaron que un par de lágrimas salieran de los ojos del Gambino, pero por aquellos gemidos que abandonaban sus labios parecieran que se debía a la sobre estimulación, sin embargo, eran de tristeza ¿Solo era un juguete? No, el ruso solo inventaba cosas ¿Verdad? ¿Porque le importaba tanto aquella opinión?

No pudo pensar más cuando V había tocado su punto dulce provocando que se aferrara a él ocultando su rostro entre su cuello dejando salir más gemidos al ser estimulado con aquellos dedos de forma tan certera. Termino corriendose sobre la ropa del ruso.

—Sin duda eres un buen lobito.

Trato [Carlacio] [Volkacio] [Volkarlo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora