¡QUATTRO!

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Otro día más, Carlo despertó sobre la cama del francés, cosa que le sorprendió, se había quedado dormido ¡Que vergüenza! Se tallo los ojos y al tener la vista clara pudo ver a V mirándolo desde el marco de la puerta.

—¿Cómodo? -pregunto V mirándolo con despreció-.

—No fue idea mía, ruso.

Se levantó dispuesto a irse, pero Volkov se acercó a él y lo tomo del cuello de su camiseta acercándolo a su cuerpo, estaban demaciado juntos, pero eso no era lo importante.

—¿Que tienes con Horacio? ¿Cómo es que puede dejar libre a alguien como tú?

—Tienes una definición de libertad demaciado extraña, no soy libre ruso, estoy atado, necesito ir siempre de incógnito no solo en la calle, también en la sede, porque se supone que estoy muerto, tengo que tomar pas... -se muerde el labio interrumpiendose- puedes preguntarle a H la razón, porque yo no te la daré.

Seguirían peleando, sin embargo, Horacio los llamo para comer, ambos bajaron al primer piso y se sentaron en la mesa, el de cresta se movía por la cocina dejando los platos en la mesa junto a unos vasos, el de Volkov contenía jugo de naranja, mientras que el de Carlo era suplemento alimenticio de chocolate. Ambos agentes se le quedaron viendo a sus bebidas no muy conformes.

—Horacio, no es necesario, yo con vodka voy servido -dijo V un poco nervioso sin mirar al nombrado a los ojos-.

—Y yo no quiero el suplemento, ya no lo necesito, hace mucho que deje la isla y la mala alimentación... y la otra mala alimentación.

Horacio volteo a verlo de forma amenazando por lo que ambos sujetos solo agarraron sus bebidas y comenzaron a beberlas asustados, el de ojos de dos colores sonrió por aquello y se sentó junto a ellos.

Al terminar de comer Carlo estaba dispuesto a irse, pero las palabras del ruso solo lo hicieron volver a su lugar.

—Horacio, podrías decirme porque permites que este delincuente esté aquí? Le mentiste a los pollitos.

—Ya paso por suficientes torturas para una información que no tiene, en mi opinión, ya cumplió su sentencia. Los demás agentes le tienen algo de manía, así que no podía meterlo al FBI siendo completamente él, por eso es el agente Lupo. Es sencillo de entender.

—No, no es sencillo de entender Horacio...

Mientras ellos discutían aquel tema, Carlo llevo sus manos hasta su cabeza sintiéndose un poco mal, dirigió una de sus manos hasta sus labios a la vez que apretaba sus ojos, sin poder aguantar corrió hasta el baño vomitando lo que acababa de comer, Horacio corrió tras de él preocupado, Volkov lo siguió algo cansado ¿Porque justo ahora el italiano era tan importante? ¿Que hizo Horacio a sus espaldas para cambiar su percepción de aquel "delincuente"?

Horacio al ver que el Gambino había terminado de potar, le tocó la frente notando que tenía la temperatura elevada, fiebre, lo llevo hasta la cama y lo recostó cubriéndolo con una sábana. Volkov ya algo arto tomo a Horacio del brazo y se lo llevó de ahí hasta la sala.

—¿Que tienes con Carlo?

—¿Cómo que que tengo?

—Hace unas semanas querías matarlo y ahora lo proteges ¿Qué coño te hizo? ¿Porque lo besaste?

—¿Eh? -se sorprende por aquello y lo toma de las mejillas- Viktor, tranquilo, yo te amo, te he amado por 11 putos años, que haya besado a Carlo no significa algo en especial.

—¿Estás seguro? -pregunto sintiéndose estúpido por dudar de su pareja-.

—Nunca te mentiría.

Ambos se unieron en un beso lleno de amor y comprensión. A los agentes del FBI les gustaría ver aquello, sin duda. Al final aquel par se terminó durmiendo, dejando a Carlo sin supervisión, este se levantó de la cama y tomo un suéter poniéndose el gorro para ocultar su cabello, bajo las escaleras y salió de aquella mansión sin algún lugar específico al cual dirigirse.

Un par de horas más tarde el dúo fue despertado por un sonido en su frecuencia de radio, tal parece que muy cerca del Vanila se escucharon varios gritos y alguien aseguro ver como un tipo era secuestrado. Volkov supuso que dentro de poco saltaría una alerta de robo a algún banco.  Los dos subieron rápido hasta su auto conduciendo por la ciudad.

Al pasar de los minutos no llegaba ningún aviso de robo, Horacio conecto puntos y saco su celular llamando al italiano, no hubo respuesta, maldijo por lo bajo.

—Volkov, quiero que te quedes en el auto -apago el motor estando frente al bosque- por nada del mundo me sigas.

—Horacio...

—Confia en mí -le deja un beso en la mejilla- todo estará bien ruso.

El menor bajo del carro y se adentro al bosque, agradecía que no fuera tan tarde, aún se asomaba el sol y podía ver perfectamente en aquel lugar. Camino por algunos minutos hasta que vio a un tipo en el suelo aparentemente inconsciente, a su lado había un sujeto de rodillas observándolo. Camino hasta ellos, efectivamente se trataba de Carlo y un sujeto cualquiera, se agachó a lado del italiano, que al tenerlo más de cerca pudo ver cómo apretaba los labios y veía al tipo en el suelo ansioso, miro al otro sujeto, tenía un par de rasguños producto de las garras artificiales que poseía el castaño.

—Buen lobito -felicito Horacio acariciandole el cabello- ¿Que harás?

—Tengo hambre.... -admitio con pesar en sus palabras-.

—Entonces come.

Al tener el permiso, Carlo esboso una sonrisa junto con una risas similares a las de un desquiciado, Horacio solo observaba como su pequeña mascota comenzaba a devorar a aquel hombre desconocido, mientras tanto, Volkov observaba a unos metros aterrado al escuchar aquel sonido de la carne siendo comida con tanta facilidad, el como su pareja veía aquello como si fuera normal.

Retrocedió algunos pasos y como si se tratara de una película de terror en el peor momento... piso una rama seca que logro llamar la atención de aquel par que en este momento temía.

—Te dije que te quedarás en el auto... -dijo Horacio como una voz escalofriante que solo consiguió asustarlo más-.

Viktor solo pudo salir corriendo dejándose llevar por el miedo, Horacio frunció el seño y apunto hacia donde fue el peligris.

—Non lasciarlo andare (No lo dejes ir)

Ordenó H con voz calmada, Carlo no dejo pasar ni un segundo para acatar aquella orden y correr tras su nueva presa.

Trato [Carlacio] [Volkacio] [Volkarlo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora