¡DICIOTTO!

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Al día siguiente Carlo entro a la habitación acompañado de dos de sus hombres, quienes caminaron a los prisioneros y los liberaron de sus ataduras, sin embargo, fueron esposados y escoltados fuera del sótano, ahí cubrieron la vista del francés y los llevaron hasta una habitación encerrados, todo sin quitarles las bandas de los ojos a ninguno.

—¿Donde estaremos? El piso se siente...

—Suave, es una alfombra -completo H sintiendo la textura en sus pies-.

Carlo entro por la puerta y empujó a Viktor al baño de la habitación donde le saco las esposas y cerró la puerta dejándolo solo. Volkov se quitó la venda de los ojos, la luz le molestó por tanto tiempo a oscuras. Al mirar atentamente a su alrededor vio que había dos puertas, una toalla y dos montones de ropa doblada, una completamente negra y otra de colores más grises a su estilo, junto a la ropa había una nota la cual tomo.

"Toma un baño, tienes suficiente tiempo para decidir si te quedas con Horacio o te unes a nosotros para que deje en paz a tu amado. Tik tak rusito."

Arrugó la hoja entre sus manos, no quería separarse de su pareja, pero tampoco podía permitir que le siguieran dañando, no era necesario pensar en su decisión, ya la tenía tomada, protegería a su chico.

Se quitó la ropa y entro a la ducha sumergiéndose en el único momento de paz que iba a tener de ahora en adelante. Al terminar se puso aquella ropa oscura con la máscara, en ese momento la segunda puerta fue abierta, dónde se asomó uno de los hombres de Gambino con un arma. Le hizo una seña para que lo siguiera, sin tener muchas opciones siguió al tipo por unos pasillos de lo que parecía ser una lujosa casa hasta una puerta, abrió la puerta y se quedó afuera, le hizo una seña de que entrara. Miro por dentro notando que era un cuarto común y corriente... para la talla de una mafia, sin embargo, las ventanas estaban con tablas; entro a la habitación y el tipo tomo el picaporte para cerrar la puerta.

—Solo has lo que dicen y todo estará bien -cierra la puerta con seguro para irse de ahí-.

Gustabo, esa era la voz de Gustabo, era inconfundible. Ahora no solo se tenía que preocupar de dañar a Horacio, si no que también de Gustabo, quien posiblemente estaba bajo las mismas amenazas, nada era seguro.

La puerta del baño de la habitación se abrió sacándolo de sus pensamientos, el Gambino mayor estaba frente a él, se le veía sumamente contento, sintió un escalofrío en su cuerpo por lo que el supuesto líder más tranquilo de la mafia pudiera hacerle.

—Viktor... que disgusto volver a verte ¿Que tal estás?

—Secuestrado.

Toni camino hasta él y lo tomo de la barbilla sin dejar de verlo con aquella sonrisa triunfante.

—No sabes cuánto te odió Viktor.

—Lo mismo podría decir Gambino.

—Lo se, pero piensa que si no te vieras infiltrado no estarías en esta situación, pero lo hiciste y tienes que pagar. De rodillas.

—¿Que? No, olvídalo, no vas a...

—Te recuerdo que tenemos a tu querido noviecito y si no obedeces me encargaré de que Carlo lo haga sufrir, aún que talvez te guste estar en primera fila cuando eso suceda ¿Eso quieres?

Viktor apretó los dientes y se dejó caer de rodillas sin dejar de mirarlo a los ojos con odio.

—Eso está mucho mejor. Ahora quiero que me digas porque a la última hora te preocupaste por mi hermanito.

—Porque Horacio perdió la cabeza y lo torturó a pesar de que no habían pruebas suficientes de que hubieras matado a Gustabo, quién parece estar bastante vivo. Simplemente me pareció inapropiado que H se comportará de ese modo cuando Carlo tampoco sabía nada y no tenía culpa de nada.

—Lo sabía -se ríe- todo es por conveniencia.

—¿De qué hablas?

—Hablo de que Carlo se enamoro estúpidamente de tí y del crestitas, pero tú solo sentiste lastima por él. Que alegría... más cuando el francesito solo lo odia, el único confundido es mi hermano, pero eso no importa, me encargaré que esas ideas desaparezcan de su cabeza.

—¡Espera! No lo hagas -se mordió la lengua al haber dicho eso ¿En qué estaba pensando?-.

—¿Disculpa? ¿Sucede algo ruso? ¿Intentas decirme algo? Aclara mis dudas Viktor.

—Yo... -baja la mirada-.

Toni lo tomo de la barbilla obligándolo a verlo a los ojos, le apretó las mejillas con sus dedos y borro la sonrisa en su rostro.

—Habla Viktor, no me hagas esperar. -suspira- supongo que te estoy pidiendo demaciado, te tardaste mucho para declarar tu amor por Horacio y ahora quiero que admitas que amas a mi hermano -se ríe- es demasiado para tí ¿No? ¿Que sucede por ese corazoncito? Me pensaba que ya no era de hielo.

—Te equivocas, yo amo a Horacio, nunca había estado tan seguro de una decisión como la de aceptar estar a lado de H por siempre... pero... con Carlo... siento... una sensación muy similar, no lo entiendo.

—No sabía que eras de esos -lo suelta- ¿Te va el poliamor? -se sienta en la cama-.

—¿Que? N~no lo se, nunca lo he intentado. Pienso que solo se puede amar una persona a la vez.

—Que estupidez -rueda los ojos- se puede amar perfectamente a dos, tres o las personas que quieras, pero tú lo que no tienes es la capacidad.

—¿A qué quieres llegar con esto Gambino?

—Bueno, hay dos opciones, aceptas estar a lado de Carlo incluso sentimentalmente o... me encargo de que no vuelva a pensar en ello y solo serás su mascota personal que odiara... porque créeme que puedo hacer que te odie a muerte.

—¿Realmente le harías algo así a tu hermano?

—No me pongas como el villano, Viktor, quiero la felicidad de mi hermanito, pero personas como tú que solo juegan con su mente me dan asco y haré lo que sea para protegerlo, aún si eso incluye tener que quitarle algunas ideas de la cabeza.

—No puedes obligarnos a amarnos, Toni.

—Si que puedo. Te dejare solo para que reflexiones, como ya eres parte de la familia debes tener un mote, no te preocupes, ya lo elegí por tí. Adiós Víbora.

Se despidió agitando la mano y sale por la puerta dejando a un confundido y enojado Volkov.

Trato [Carlacio] [Volkacio] [Volkarlo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora