¡DODICI!

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Horacio pateó a Carlo dentro del pequeño zulo encerrandolo, este no tenía expresión alguna, era como si todas y cada una de sus emociones abandonaran su cuerpo, no tenía ganas de levantarse de aquel polvoriento suelo. Su espalda dolía, su garganta ardía por los gritos emitidos ante los latigazos propinados por aquella persona de la que estúpidamente se había enamorado.

¿A quien quería engañar? Eso no era amor, solo había sufrido de Estocolmo, cayó estúpidamente como un hambriento.

Su padre había creado a dos psicópatas, dos inteligencias de la mafia ¿Y todo para qué? Termino a los pies de un federal que lo termino adiestrando para ser rebajado a guardaespaldas.

A caso... ¿A caso ese era el plan de Pérez desde un principio? Aquel pensamiento solo provocó que saliera del shock y comenzará a faltarle el aire, por más bocanadas que tomara no sentía poder respirar, comenzó a tratar de rasguñar su cuello desesperado pero sorpresa, no tenía uñas, se las había arrancado antes ¿Pero como podía recordarlo ahora? No procesaba la información, estaba desesperado y se sentía en completo pánico, se sentía pisoteado, se sentía como basura.

Comenzó a golpear el piso con su puño consiguiendo lastimarse ¡Por fin! Sangre salía de sus nudillos y lágrimas de sus ojos, una y otra vez comenzó a pedir perdón en susurros que nadie más que él escuchaba pero... ¿Porque se disculpada? ¿A quien hiban dirigidas esas palabras? ¿A Horacio? ¿A Toni? ... ¿A su padre? ... o ... talvez a si mismo.

Quizás se había dado cuenta tarde que para alguien como él el amor era algo prácticamente lejano, para ser más exactos "imposible" ¿Quién podría amar a una bestia caníbal, mafiosa, adicta a la autolesión? Nadie, lo único que desean al descubrir ese lado suyo es utilizarlo para su beneficio y después desecharlo como si no fuera nada ¡Era un ser humano! ... Al menos así nació... pero ahora solo era... un arma.

Gateo rápido hasta el inodoro y vomito algo que ni recordaba que era, realmente no recordaba haber comido y esa no era su prioridad, ahora solo sentía asco, asco de toda la situación que lo rodeaba, de haber amado a alguien que no debía y de si mismo, eso último más que nada, se daba asco.

¿¡Porqué Horacio no lo mató cuando se lo pidió!?

Sujeto su cabello con fuerza y una vez más el aire no estaba de su lado, comenzó a negar una y otra vez moviendo su cabeza como si tratara de alejar pensamientos.

Ahora más que nunca estaba desesperado y actuaba como un desquiciado.

La puerta de aquella pequeña habitación fue abierta dejando ver a un hombre de dos metros, el terror volvió a inundar su cuerpo, comenzó a estirar su cabello sintiendo que ya no podía más, se estaba lastimando más de lo que él mismo podía tolerar, nunca se había dañado tanto en su vida, pues jamás se había sentido tan de la mierda.

Volkov se inco a su lado y lo tomo de los brazos con fuerza a un punto que dejó sus dedos marcados en aquella piel tan blanca como la suya, lo único que quería el ruso era que dejará de lastimarse, al verlo en ese estado se dió cuenta del límite en el que se encontraba el castaño, estaba roto.

—¡Carlo! -lo tomo de las mejillas- respira, cálmate, no dejaré que te pase nada.

¿Cómo podría creerle? Aquel ruso había traicionado a su familia y le había dicho cosas terribles ¿Cosas terribles? No, le había dicho la verdad, solo era un juguete para ellos.

No pudo más, demaciadas emociones, muchos pensamientos, estaba saturado de información y desgracia. Acabo derrotado desmayandose en los brazos de Volkov quien lo sujeto al ver los signos de que acabaría inconsciente.

El peliplata lo cargo con sumo cuidado y lo dejo cboca abajo sobre la cama, fue hasta el baño y comenzó a llenar la tina con agua caliente. Al ya estar lista y en la temperatura perfecta regreso con Carlo quitándole el pantalón y la camiseta solo dejándole los boxers, volvió a cargarlo hasta el baño y depositándolo con cuidado en la tina.

—Dejame ruso... -hablo Carlo con un hilo de voz advirtiendo que estaba conciente-.

—Esta vez no, deja que te revise para poder proceder con un método de cuidado.

La sangre de la espalda del menor se fue revolviendo con el agua perdiéndose casi por completo, Volkov suspiro y reviso mejor al Gambino. Tenía una cicatriz en la ceja, moretones en la cintura, marcas rojas en sus muñecas, labios partidos y sus heridas en la espalda.

¿Que coño había hecho Horacio?

Había actuado muy impulsivamente y ni siquiera podía confirmar que Gustabo estuviera muerto. Toni no estaría muy contento si se llegase a enterar de esto.

¿Quién era su pareja? Ese no era el Horario del que se enamoro.

Suspiro algo cansado y baño con bastante cuidado a Carlo, este se mantuvo callado hasta que sintió el espeso líquido en su cabeza y aquella manos masagear su cabello.

—No te entiendo ruso...

—Horacio... me... me pidió que te siguiera tratando como un criminal, así que tuve que hacerlo... a pesar de lo que ví la otra noche, ya no solo te trata como criminal... si no como animal.

—Te lo pidió... -se le escapa una risita psicópata muy de las suyas- no me sorprende, solo sigues órdenes sin saber que tanto podría afectar a los de tú al rededor... o a tí, sin duda tú y H hacen bonita pareja.

—Horacio no es así.

—¿Enserio? ¡¡NO ME HAS VISTO!! -le grito con todas sus fuerzas- ¡¡PARESCO UN PUTO LEON DE CIRCO!! ¡¡TE DIJE QUE HABIA SUFRIDO!! ¡¡INCLUSO ANTES DE VIVIR CON USTEDES!! ¡¡Y TU OPINIÓN FUE QUE YO ME LO MERECÍA!!

El castaño bajo la mirada con rabia, Volkov se sintió culpable por primera vez con una misión, le dijo que ya volvía, salió del baño en busca de una toalla.

Carlo ya no estaba ahí, solo su cuerpo, comenzó a actuar por impulsó, adentro más su cuerpo a la tina conteniendo la respiración.

1...

2...

Dos minutos, ya no podía aguantar más tiempo bajo el agua, pero no hacía nada, solo... se mantenía sumergido, el agua comenzó a entrar por su nariz y su visto se puso borrosa.

¿Por fin se acabaría todo?

Trato [Carlacio] [Volkacio] [Volkarlo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora