¡QUINDICI!

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—Esto será muy interesante.

Entro Toni al sótano llamando la atención de los tres, tras de él se encontraban dos hombres de negro enmascarados con un AK-47 en mano. Volkov reconoció la voz del Gambino mayor, mientras que Horacio lo reconoció por los fotos del informe y su gran parecido con el menor.

—Tu mataste a mi hermano -hablo H con rabia llamando la atención del chico-.

—Así que tú eres H -se ríe- Pollo.

Uno de los hombres se retiró del lugar ¿Que pasaría? El de cresta comenzaba a pensar que el tal "Pollo" volvería con la cabeza de su hermano. Toni le hizo una seña al hombre tras él, este dió unos pasos al frente, el rubio mayonesa tomo el borde de la máscara del hombre y se la retiró lentamente.

—Gustabo... ¿¡Que le has hecho!? -se le veía asustado, pensaba que había muerto pero estaba a unos metros de él- Gustabo.

—A diferencia tuya... Ayude a Gustabo, solo míralo, sin ningúna herida, sus ojitos brillan, no tiene ojeras y su piel está más reluciente que nunca. Tú destruiste a mi hermano, y yo que me preocupe tanto por él tuyo.

Con el dedo índice guía el rostro de Gustabo al suyo y lo beso con cuidado, sin ningún tipo de violencia, mientras, Horacio tenía ganas de vomitar por aquella imagen.

¿Cómo es que Gustabo García se unió a los Gambino?

Y Volkov comenzaba a entender las palabras de Carlo, todo aquello era confuso ¿Cómo que Gustabo era parte de todo? No veía lo que pasaba a su al rededor y eso le molestaba.

—Ambos me las van a pagar -amenazo Horacio forzageando contra sus ataduras-.

—Carlo, deberías enseñarle a tus mascotas cuando deben y no hablar. Vámonos "Guepardo".

Le extendió la máscara a Gustabo y camino a la salida, tras él fue el ojimar sin rechistar. Horacio solo siguió viendo todo con cierto horror ¿Que le hicieron? ¿Le esperaba lo mismo?

Carlo solo suspiro y miro a los dos agentes, camino a la salida y apagó la luz cerrando la puerta tras él con seguro.

—Horacio...

—Vendran por nosotros, cuando se den cuenta que no estoy peinaran toda la ciudad y el norte para encontrarnos.

—Horacio, eso no va a pasar.

—¿Que? ¿Porqué? Nuestros compañeros no nos dejarán atrás.

—Escuche a Carlo hablando con Maia, ella se encargará de que nadie sospeche de nuestra desaparición.

—¿Qué? ¿Maia está de lado de Gambino? No puede ser verdad...

Pasaron dos días en los que estuvieron completamente solos, nadie había bajado en todo ese tiempo.

¿Hambre?

Por "suerte" Horacio vivió mucho tiempo en las calles, era un milagro si conseguía comer, así que ponía aguantar más que eso. Volkov tenía la experiencia por su tiempo siendo militar. Actualmente no tenían ese problema, solo se mantenían cuerdos por saber que estaban juntos y se escuchaban.

La puerta fue abierta dejando ver a Carlo con algo oculto en su espalda, camino hasta el más joven del FBI y sonrió al verlo.

—¿Que quieres Gambino? -exigio una explicación-.

—Tienes cicatrices de quemaduras por una explosión... la iglesia, tienes cicatrices de balas... trabajo, tienes algunas cicatrices poco notables por golpes de bate... Pogo, muy pocas por armas blancas... ¿Peleas callejeras? -se ríe- no te preocupes, eso no es nada, no seré tan delicado como lo fue Pogo.

—¿Cómo sabes todo eso? No... ¿Maia?

—Leyendo informes y con ayuda de Rasit, solo así me informaría lo suficiente para este momento.

Saco lo que tenía tras su espalda, una vara la cuál estampó contra la piel moreno, este hizo lo posible por no emitir sonido alguno. Volkov se preocupo por aquel sonido y la casi  imperceptible queja, más golpes comenzaron a sonar y H no podía aguantar más liberando sus gritos de dolor. El peligris pidió miles de veces que se detuviera, le era terrible escuchar los gritos de su pareja.

Paso bastante rato y se escucho algo quebrarse, Viktor se asustó ¿Que había sido eso? Escucho unos pasos acercarse hacia él y sintió un palo muy delgado siendo pasado por sus labios dejando un líquido espeso de saber metálico ¿Era sangre?

—Horacio a roto mi vara -dijo Carlo mirando los dos pedazos del palo- será todo por hoy.

—Eres un desgraciado.

Volkov trato de tomarlo pero le era imposible por sus grilletes, aún que su desesperación no le dejaba ver qué eso era inútil, recibió una cachetada que logro dejarlo quieto, eso no evito que apretara sus dientes hasta el punto de que se escuchaba como rechinaban.

—¿Lo ves? Tengo tu punto débil. Si ambos se portan bien voy a cambiar las condiciones en las que ambos se encuentran... y les daré de comer.

Carlo se fue dejándolos solos, solo se lograba escuchar el fuerte respirar del ruso por la rabia, pero comenzó a calmarse al no escuchar más nada.

—¿H? -silencio absoluto- ¿¡Horacio!?

No hubo respuesta, solo unos ruidos de lágrimas siendo reprimidas. Horacio estaba en el suelo con mucho dolor, el cuerpo le dolía, a pesar de tener toda su ropa puesta eso no amortiguó demaciado los golpes, si se movía tan solo un poco su piel respondía con dolor.

—Estoy bien -respondio por fin con un hilo de voz-.

—Horacio, no estás bien -se lamió los labios saboreando la sangre-.

—Tranquilo ¿Si? No es el fin del mundo rusito.

—Deja de hacer eso, no te tomes esto a la ligera ¿No entiendes que es lo que quiere Carlo?

—Parece que tú eres el que no lo entiendo, si nota que te preocupas por mi tanto, sabrá que está cumpliendo con su objetivo.

—¿Que quieres que haga? ¿Solo escuchar como te golpea y quedarme callado?

—¡Si! Eso es exactamente lo que quiero que hagas, recuerda que soy tu superior, así que obedece mi orden.

Viktor apretó los puños indignado y sin poder hacer nada, tenía razón, estaba mostrando debilidad, Carlo realmente lo estaba destruyendo, así que solo baja la cabeza derrotado.

—Lo que usted diga H.

—No te pongas así -hablo con más delicadeza- hago esto por los dos, no hay que dejarlo fácil.

—Lo entiendo.

Trato [Carlacio] [Volkacio] [Volkarlo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora