¡SEDICI!

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Toni estaba en su oficina tecleando algunas cosas en la computadora, se le veía bastante sumergido, los tres hombres de negro estaban en diferentes partes de la habitación custodiandolo, pero a la vez, intercambiaban miradas, estaban preocupados por el ojiceleste

Igor y José ya habían visto a su jefe en ese estado, en Marbella cuando recibía muchas llamadas, se le notaba estresado como en aquellos días, lo único diferente es que estaba dejando ver cada vez más su naturaleza salvaje no era aquel chico suave que confiaba ciegamente en todos, realmente era un genio criminal.

—Igor -hablo el italiano llamando la atención de los tres- Tetris la tienen, te mandare una ubicación que te guiara a ellos para asegurarse que el trabajo fue cumplido.

Igor al tener la orden se retiró de la habitación dejando al gitano y al gringo. El que realmente estaba sorprendido de todo era José, su jefe parecía distinto, era como alguien totalmente diferente, pero no dejaba de quererlo como un hermano, después de todo los Gambino de algún modo lo habían adoptado, era la única familia que tenía y haría todo lo posible porque no les pasará nada.

—Pollo, encárgate de preparar todos los utensilios que Pato te diga para los agentes.

José abandono la sala dejando a Gustabo como único guardia del lugar, sin embargo, algo que el ojimar no paso por alto fueron las palabras del italiano ¿Utencilios? Tortura, iban a torturar a Horacio y no podía hacer nada para evitarlo... o talvez si.

Alzo su AK contra Toni, quien no dejaba de teclear bastante centrado en su tarea de mantener un orden y reinar sobre Los Santos junto a su hermano.

—Guepardo, baja el arma -dijo dándole poca importancia-.

—No puedo dejar que lastimen a Horacio.

—Si por mi fuera lo mataría yo mismo por haber tocado a mi hermano. No lo volveré a repetir, baja el puto arma.

—Te mataré Gambino.

Toni suspiro y se levantó de su sitio caminando hacia Gustabo, este retrocedió un poco sintiéndose intimidado hasta chocar contra la pared, todo sin dejar de apuntarle con el arma. Se detuvo cuando la punta del arma tocó su pecho, sonrió al ojimar.

—Bien, dispara. Estoy impaciente.

No comprendía cómo es que le temblaba la mano para cometer aquello, ya había matado a muchos, incluso muchas veces estuvo a nada de matar a su propio padre, pero... ¿Porque con Toni era diferente?

—¿Que me hiciste? Yo nunca hubiera dudado en matarte ¡Habla!

—Hice lo que estuvo a mi alcance para que todo lo que te metió Pogo a la cabeza desapareciera.

—¿¡Cómo!? ¿Toni que hiciste? -bajo el arma asustado-.

—Cuando estás obsesionado con algo... solo tienes que obsesionarte con otra cosa para olvidar lo anterior. Yo me convertí en tu obsesión para que tú cabeza pudiera estar en paz y dejaras esa idea del suicidio y la traición.

—¿Cómo? ¿De qué hablas?

—Te torture de la manera más cariñosa que pude -lo toma de las mejillas- hice que te enamorarás de mí, se supone que haci se debía quedar... pero fracase enamorándome de tí.

—¿Entonces no puedo matarte, ni traicionarte? -suelta el arma al suelo inconscientemente- ¿Porque hiciste esto?

—Cuando me pediste que te matará no pude, algo me lo impedía, me dijiste cuál era tú problema así que me propuse a solucionarlo, no pretendía volverte un arma como lo hicieron conmigo. Creó que quede flechado desde un principio, no pude resistirme a tu belleza. Arrodíllate.

Las piernas de Gustabo flaquearon ante la orden dejándose caer al suelo con la mirada gacha, su cabello fue acariciado con delicadeza hasta que un estirón le hizo levantar la cara.

—Debes ser castigado. Ve a tu habitación, ya lo arreglaremos más tarde.

—No puedo dejarte solo...

—Obedece.

Gustabo se levantó y salió de la oficina encaminandose a su habitación, al llegar cerró la puerta y se lanzó a la cama hundiendo su cara en la almohada. Lo que le había dicho el italiano lo dejo pensativo.

Él era Fred, un federal con pico de oro; Wilson, un mafioso que rivalizo contra Jack Conway. Y ahora era Guepardo, el guardaespaldas de Poni, Toni Gambino, el más grande narcotraficante existente en Italia, pero también era su pareja... y su mascota.

Normalmente tenía a todos comiendo de la palma de su mano, así fue con Conway, con Nadando y Xiaomi, pero no pudo con el ojicielo.

¿Realmente necesitaba a Pogo para dominar a quien quisiera? O ¿Las palabras de Toni eran verdad?

¿Porque se aferró al italiano?

Su cabeza daba vueltas, hasta que algo hizo click en su cabeza, había olvidado el tema de Horacio, iban a lastimarlo y no podía hacer nada, a demás... el solo hecho de levantar el arma contra su amo podría hacer que su osito recibiera un castigo, no sabía si Toni sería capas de chibarle al castaño lo que hizo.

Tenía miedo, Toni ya había demostrado no andarse con bromas cuando mato a su propio padre dejándolo a la mitad de la calle para que la noticia pudiera ser publicada en todos los sitios.

Ahora es cuando le gustaría que Conway apareciera con un arsenal de agentes para rescatarlo, pero a la vez no lo deseaba, quería estar a lado de su pareja, no le importaba ser un criminal, solo quería estar con Toni.

Si, era un hecho, en su cabeza y su corazón solo había una persona, el heredero de todo la fortuna Gambino. Al final era verdad, su obsesión era él, nadie más que él, frunció el seño prometiendo ser como Pogo lo fue consigo.

"Saca la peor faceta de tí, sácala, tienes que ser un puto enfermo mental, tienes que ser un psicópata."

Las palabras que su padre le había dicho cuando estaba infiltrado en The Union resonaron en su cabeza, por fin tenían un sentido para él.

El payaso quiso protegerlo a toda costa de los peligros, así que él protegería a Toni de todos los peligros y los males, no estaba seguro de llegar al nivel de Pogo, pero de una cosa estaba seguro, mataría a cualquiera que quisiera dañar a su amado.

El sonido de la puerta trajo de vuelta a Gustabo, automáticamente bajo de la cama arrodillándose al suelo, cosa que jamás pensó hacer en su vida con alguien, realmente había cambiando.

—Pogo está sorprendido -hablo el payaso en el cuerpo del italiano cerrando la puerta tras él y caminando hacia el rubio-.

—Me encargaré de proteger a Toni como lo hiciste conmigo, no dejaré que nadie lo toque o si no...

—¿O si no? -sonrie-.

—Lo mataré con mis propias manos. Nadie más que yo puede estar cerca de él, solo sus hombres... a menos que tengan malas intenciones.

—Me alegra escuchar eso, Pogo está contento, Pogo te enseño bien, Pogo se siente raro en este cuerpo, Toni no me necesita como tú me necesitaste a mí.

—Creo que será un gran reto para ambos, pero podremos con ello.

—Mientras tú estés bien, Toni y yo estaremos tranquilos.

Trato [Carlacio] [Volkacio] [Volkarlo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora