𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍. dark past

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𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄. ❛ pasado oscuro ❜

 ❛ pasado oscuro ❜

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JOHNNY HABÍA LLEVADO A MELODY A CASA DESPUÉS DE CONTARLE que Christopher Scott había vuelto a su vida.

—Recuerda lo que te he dicho.

—Cualquier cosa te llamo para que le des una paliza, no te preocupes—Recordó la chica y le sonrió al hombre desde el asiento del copiloto.

—¿Cuándo volvía tu madre?—Preguntó el rubio.

—No lo sé. Pero estaré bien. Soy una tía dura, ¿recuerdas?—Dijo ella con un tono burlón y Johnny asintió con una pequeña sonrisa.

—Sé que lo eres—La castaña le sonrió una última vez antes de salir del coche y pararse delante de la puerta de su apartamento.

Respiró hondo antes de abrir la puerta y entrar.

—¿Dónde estabas?—Aquella voz resonó en la oscuridad en la que el pequeño apartamento estaba sumergido y Melody tuvo que reprimir las ganas de preguntar qué demonios hacía esperándola con las luces apagadas.

—Estaba con Johnny Lawrence, el vecino del apartamento de al lado—Respondió tranquilamente. Lo último que le apetecía en ese momento era hablar con él, y empezar una discusión no era un buen plan.

—¿Ese perdedor?—Preguntó mientras encendía las luces y se acercaba a ella.

—No es un perdedor, es mi sensei.

—¿Ahora haces karate?—La castaña asintió y esquivó la anatomía del castaño para dirigirse hacia la pequeña mesita del salón, que era donde descansaba el portátil de su madre—. Yo podría enseñarte, también sé hacer.

—Estoy ocupada con las clases. Ahora si me disculpas me voy a mi habitación—Dicho eso se dio la vuelta y entró en su cuarto, echando el pestillo nada más entrar.

Se tiró en su cama y puso cualquier serie para intentar olvidarse de su ruptura con Liam, pero no funcionó. Cada vez que veía a alguien con rizos o a alguna pareja se deprimía aún más.

Su plan era quedarse allí tirada hasta quedarse dormida, sin embargo su estómago comenzaba a molestarle del hambre, así que no le quedó otra opción que levantarse y dirigirse a la cocina.

Con su ropa arrugada y recogiéndose su pelo en un moño desaliñado, sus pies recorrieron el camino de su habitación a la cocina. Una vez allí, abrió la nevera y cogió las sobras de pasta que quedaron del día anterior, pero antes de poder calentarlas, unos toquecitos sonaron en la puerta.

—Melody, abre la puerta—Ordenó Chris desde el sofá.

La castaña rodó los ojos y abrió la puerta. Abrió mucho los ojos, sorprendida al ver a Robby Keene en la puerta de su casa con la respiración agitada y el pelo revuelto. Se aseguró de que aquel hombre no había visto quién era y salió del apartamento, cerrando la puerta tras ella.

✓ 𝐍𝐎 𝐌𝐄𝐑𝐂𝐘 ║ Miguel DiazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora