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—BUENOS DÍAS—Saludó Johnny con una sonrisa burlona.
—No tan alto—Se quejó Melody con la cara encima del humo que desprendía su taza de café.
La cabeza le palpitaba, tenía la garganta seca y ya había vomitado dos veces aquella mañana, pero aún así solo había conseguido dormir tres miserables horas.
No podía parar de darle vueltas a todo. Especialmente a eso.
El rubio le dio un vaso de agua—Bebe.
Ella obedeció y le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento.
—Creo que ambos estamos de acuerdo en que se acabaron las fiestas por un tiempo.
—No te preocupes, ya no me apetece volver a pisar una fiesta en mi vida—Aseguró la castaña.
—¿Se puede saber por qué hiciste un striptease?—Melody clavó la mirada en su taza y esbozó una sonrisa triste.
—Créeme, eso no fue la peor parte de la noche—Murmuró mientras acariciaba la cerámica con el pulgar.
—Por favor, dime que no acabaste perdiendo la virginidad con cualquiera.
—Lo besé—Dijo ella de la nada y Johnny frunció el ceño, confundido.
Sin embargo, aquella expresión fue sustituída por una de realización en la cual el rubio se limitó a alzar las cejas.
—¿Lo besaste?—Ella asintió y Johnny volvió a fruncir el ceño—. ¿Y eso es malo?
—¡Pues claro que lo es!—Melody gruñó con frustración—. Dios, soy una persona horrible—Se pasó las manos por su pelo enmarañado.
—No fue tu culpa, estabas muy borracha—Intentó justificar Johnny, aunque aquella situación le parecía un poco extraña porque, si besas al chico que te gusta es bueno, ¿no?
—No. O sea, sí, pero... Yo quería besarlo, y disfruté haciéndolo.
—Melody—La castaña lo miró un poco sorprendida al escuchar su nombre ser pronunciado por Johnny, siempre la llamaba Peters—, si hay algo que me ha quedado muy claro es que tú no escogiste estos sentimientos. Y que ahora mismo te sientas mal por algo que hiciste cuando no estabas en tus cinco sentidos, afectada también por tus sentimientos, muestra que eres mejor persona de lo que crees.
Melody asintió lentamente, como si eso fuera a hacer que el sentimiento de culpabilidad que presionaba su pecho se esfumara, pero no lo hizo.
—¿Debería decírselo?—Preguntó en un hilo de voz al imaginarse las posibles reacciones de Tory.
