𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘. I can run but I can't hide from my family line

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𝐂𝐔𝐀𝐑𝐄𝐍𝐓𝐀. ❛ puedo huír pero no esconderme de mi línea familiar ❜

 ❛ puedo huír pero no esconderme de mi línea familiar ❜

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EL CEPILLO DE DIENTES DE MELODY HACÍA RUIDO en medio del silencio sepulcral de aquel baño mientras la chica se aseaba antes de irse a dormir después de aquel agotador día. Aún en un momento como ese, sus pensamientos no la dejaban en paz. Las imágenes de su discusión con Miguel y el hecho de que Christopher la estuviera buscando como un loco no parecían querer despegarse de su mente.

Sacudió la cabeza antes de agacharse para escupir los restos de pasta de dientes que tenía en la boca.

Cuando se irguió, algo sonó al otro lado del espejó.

—¡Buh!

La castaña dió un respingo al encontrarse con su reflejo enfundado en un gi negro y con un brillo malévolo en la mirada. Igual que en su visión.

Después, se tropezó con algo y cayó al suelo con fuerza, haciendo que el aire abandonara sus pulmones durante unos segundos. Había sido una fuerte caída.

Cuando abrió los ojos y se apoyó en sus manos para poder levantarse, se encontró con una oscuridad abrumadora envolviéndola de nuevo.

—Otra vez no —Murmuró al recordar lo que había pasado cuando se metió en el tanque de aislamiento sensorial.

Miró hacia todos los lados intentando encontrar algo que le dijera que no estaba encerrada en su propia mente de nuevo, pero solo había oscuridad.

O al menos eso creía hasta que una persona apareció a unos metros de distancia.

—¿Melody? —preguntó un confuso Miguel, vestido con su gi rojo como el día del torneo—. ¿Qué estás haciendo aquí?

La castaña abrió la boca, intentando encontrar alguna respuesta para aquella pregunta. Sin embargo, el latino volvió a hacerle otra pregunta.

—¿Vienes a disculparte por lo del otro día? —cuestionó con un brillo de esperanza en su mirada—. ¿O a escuchar mi lado de la historia?

Melody lo observó con confusión.

—Y-yo no...

El rostro de Miguel se sumergió en tristeza y en un poco de terror.

—¿Vas a echarme la culpa de nuevo? N-no sé si podré soportarlo.

—¿De qué estás habl...? —preguntó la castaña antes de que una voz semejante a la suya resonara en la oscuridad.

—¿No está claro?

Melody se giró, encontrándose con el reflejo maligno que había aparecido en su espejo—. Venga, vamos, rómpele el corazón.

La castaña volvió a mirar a Miguel, que tenía los ojos clavados sobre ella con impaciencia y después se giró hacia su otro yo.

✓ 𝐍𝐎 𝐌𝐄𝐑𝐂𝐘 ║ Miguel DiazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora