— No, no es posible. — Negó Vulk repetidamente. — Ella... No.
— ¡Prueba su sangre!
— ¿Que es ese ruido? — La voz femenina de la otra humana los alertó, solo pasó unos segundos antes que está abriera los ojos asustada.— Us...ustedes... T-tu...— Señala a Vulk.—¡AHHHHHHH!
— Oh joder, como detesto esto.— Gruñó Kraight y se acercó a Gabby que al instante se alejó, Kraight aclaró su garganta recordado el idioma humano que su madre le había enseñado antes de que muera.— Humana, nosotros... No te lastimaremos...tu...estar herida. Tu...pata... Rota.
— Pierna.— Gruñó Vulk.— No es pata.
— Tenme paciencia, no hablo este idioma desde hace décadas.— Dijo fastidiado el halcón.
Gabby no sabía que era más aterrador el hecho de estar rodeada de bestias realmente aterradoras o que puedan comunicarse en español con ella, aunque escuchar su conversación en gruñidos también era intimidante, no entendía nada de nada.
— ¡Leire!. — Gabby intentó llegar a ella pero la bestia con plumas en su espalda y ojos de halcón se lo impidió.
— Tu pierna... Quieta.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía una tabla y del dolor inmenso a tratar de moverse. Efectivamente, estaba rota.
— Con medicina... Tu mejorarte pronto... Humana.
— Gabby, mí nombre es Gabby. — Dijo sintiéndose fastidiada de la palabra "humana". — ¿Que sucede con Leire?
— ¿Leyle?— Repitió Sven llegando Gabby no pudo evitar gritar de nuevo, pues de las tres bestia este parecía más raro de todo con sus grandes ojos rojos.
— Shhhh nadie... Lastimarte... Ga...Gabby.— Dijo Kraight tratando de parecer lo más amable posible pero era obvio que la pobre mujer estaba asustada.— Tu Leire está muy en..enferma, toxinas malas en su cuerpo...debe tomar medicina y estar en el calor para curarse.
—¿Pero sobrevivirá?
— Si, estar.. bien... Ella.
— Y pensar que solo veníamos a hacer un trato con ustedes. — Negó Gabby.
— Quiero saber de eso.— Dijo un macho entrando, Adoth.
Gabby se expanto aún más al ver a tan gran ser y muy parecido a un león, sus cara era tan felina como una, su piel era casi un pelaje dorado adornada de lo que parecía ser rayas naranjas, su melena rojiza, tenía garras que no quería saber lo que podía hacer con ellas, sus orejas eran muy puntiagudas, sus colmillos sobresalían de su boca dando un aspecto feroz junto a los ojos más negros que pudo haber visto, podía ver ciertas eminencias salir en la parte superior de su cabeza, como cuernos.
Genial, un león-toro.
— Este es Adoth, nuestro rey.— Dijo Vulk y Gabby estaba lista para salir aterrada.
Era una cosa mosntruosa.
— Habla humana, ¿Que hacen aquí?— Repitió Adoth.
Este a diferencia de los demás hablaba perfectamente español así que no tenía escapatoria, además tenía por sus vidas.
— Mí nombre es Gabby, provengo del Gran Clan del Sur, ella...— Señaló a Leire. — Es la Princesa Leire Belcourt, líder actual de nuestro clan. Hace unos días murió nuestra líder anterior y Leire ascendió... Ya no hay hombres en nuestro Clan y Draker no tardará en tomarlo. Leire está convencida en que pueden ayudarnos.
—¿Por qué una humana cree eso?
— Porque... Solo necesitamos un bebé para seguir con nuestro legado o ayuda para detener a Draker.
— Ahora entiendo.— Dijo Kraight mirando a su rey.— Vinieron aqui para conseguir una prole o bien a pedirnos que las ayudemos a pelear contra Draker.
— Las Bestias no se meten en asuntos de los humanos.— Dijo Adoth y Vulk estuvo tentado a decirle que posiblemente está vez si deban meterse.— Humana... Gabby.— Dijo Adoth mirándola fijamente.— Tú y tu líder permanecerán aquí hasta que puedan recuperarse, una vez curadas uno de mis machos las escoltará hasta la frontera de modo seguro.
— Mí líder es terca señor, ella querrá hablar con usted.
— Tu líder no tiene nada que ver con nosotros. Las bestias y los humanos son enemigos desde hace mucho, nada de lo que nos puedan ofrecer cambiará el asunto.
— Hay mujeres... Y niñas desprotegidas, cada día vivimos con el miedo de que Draker nos ataque y sabemos que no tenemos oportunidad contra él. Por favor señor, en cuanto mí líder se cure ¿Puede escucharla? Leire tiene buenas ofertas.
— Lo siento pero no.— Dijo cortante.
Adoth miró a la princesa que dormía un poco tranquila pero se notaba que estaba levantando temperatura porque sudaba bastante, también temblaba un poco. Es una lástima que tan bella hamana tenga que aguantar una situación tan mala como ahora.
— Tú y tu Princesa tienen la suerte de estar vivas, ya es mucha generosidad la nuestra. Cuando estén mejor se irán.
—¡Ah eres igual de malvado que Draker! ¡¿Que te cuesta escucharla?!
— Ya te escuché a ti. Quieren ayuda para empezar una guerra o que alguno de nosotros la criemos.
— Embarazar.— Le corrigió.
— Como sea. La repuesta es la misma para las dos opciones: NO.
Vulk negó, hablaría con su hermano para tratar de convencerle de que la humana tiene razón pero era muy terco y cerrado, sin embargo en el hipotético caso en que la Princesa fuera su compañera, no podría dejarla ir aunque quisiera, la guerra sería inminente en ese caso y solo porque ella pertenece a las bestias. Por un lado no le importaria pelear, los humanos no sabían matar a las bestias, pero la paz hasta ahora a durado gracias a que ellos ignoraban a los clanes.
Debía reconocer el valor y el coraje de ambas humanas al arriesgarse por su pueblo, pero han depositado su fe en el lado equivocado.
Vulk, Sven y Adoth salieron de allí, estaba claro que se sentían frustrados ante la situación y, aunque no era el mejor momento, Vulk decidió que debía decírselo.
— Debemos probar la sangre de la Princesa Leire.
Ambos machos se detuvieron y lo miraron extraño. Y lo entendía, no es como una sugerencia común probar la sangre de los demás. Eran Bestias no sanguinarios.
— Kraight le hizo una pruebes psra saber el grado de infección de la toxina.
— ¿Y?— Preguntó Sven confundido.
— Es leve el color verdoso pero,cuando Kraight cerró la herida, el sabor de su sangre... Parece ser compatible a la nuestra.
— Espera ¿Que? — Preguntó Adoth gruñendo.
— Creo que encontramos a la Reina de las Bestias.
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El Reino de las Bestias
RandomLa Tierra fue azotada por una tormenta radioactiva que poco a poco fue destruyendo la sociedad, enfermedades que llevaban a la muerte fueron las principales causas de está desaparición. Pero no desaparecieron todos... Los hombres fueron los más afec...