Para cuándo Leire se volvió a despertar ya era de día y notó que la mayoría de sus bestias estaban con ella, menos Kraight y Vulk. Sven y Tavros la estaban rodeando, mientras que Adoth fue desplazado hacia los pies y estaba en su forma "animal". No podía distinguir muy bien su forma pero era grande y transmitía el calor necesario para combatir el frío del amanecer.
Leire se movió un poco y los tres gruñeron de forma posesiva, a lo que Leire contuvo su risa antes de salir de la cama sigilosamente, tratando de salir de esos gruesos y macizos brazos que podían tumbar arboles sin dudarlo. Apenas tocó el suelo frío y se arrepintió de inmediato de salir de la cama tan calentita y cómoda dónde sus bestias la mimaban, el frío y el dolor corporal casi la hicieron llorar pero continúo hasta su ropa y tomar sus zapatos para luego salir de la cueva e ir directamente hacia la cabaña de los heridos.
Quería ver a Vulk.
Por suerte no estaba tan lejos de la cueva ya que el frío la envolvía de forma tan apretada que la hacia jadear, se arrepentio de no llevar con ella una piel de oso, aunque extrañaba más el calor de las grandes bestias reconfortala.
Cuando llegó a la cabaña pudo escuchar ronquidos y quejidos de los heridos, por lo que entró lo más sigilosamente posible. Apenas recordaba el interior de la cabaña donde había pasado sus primeros días en el Reino de las Bestias pero debía admitir ahora que el lugar estaba muy bien equipado a pesar de estar en medio de la jungla. Había muchas camas, tres baños y muchas cosas que le recordó a cuando vio un hospital por primera vez como busturis, gasas y esas cosas que seguro saquearon de la ciudad cercana.
- ¡Mierda!
Leire saltó asustada cuando la ronca voz de Vulk la sorprendió. La luz de la habitación era tenue pero Leire logró encontrar el camino a él. Al parecer, Vulk, quería ponerse de costado pero si cuerpo le dolía mucho y no era para menos, Leire vio muchos cortes en el cuerpo cubiertos de una pasta verde lo que le pareció extrañoya que no recordaba ver tantos cortes en él.
- Le practicamos sangría.- Susurró alguien detrás de ella provocando que ella salte y suelte un pequeño jadeó para girarse y ver quién era.
Kraight la observaba cansado desde las sombras pero sus ojos parecían brillar en la oscuridad, el ámbar tan fuerte e intenso parecía una brillante moneda de oro en contra de cualquier luz y cegaba con su brillo. Por otro lado, el cuerpo de Kraight era tan grande que parecía un gran muro levantarse sobre ella.
-¿Sangría?- Preguntó confundida.-¿Que es eso?
- ser técnica... Antigua.- Dijo con voz forzosa.- dar pequeño cortes por muchos lugar en cuerpo para desangrar... Veneno salir más rápido, cubrir con enguento y Vulk mejorar pero doler mucho.
- No hay forma que los humanos aguanten eso.- Susurró horrorizada al imaginarse el dolor de Vulk.
- Técnicas diferente para humanos. Limpiar sangre con extracción en una bolsa, ser más peligrosa que esta técnica, creer yo. Nuestra sangre ser más modifica, mucho mejor que cualquier otra.- Explicó pacientemente el macho y Leire asintió muy poco convencida.- Dormir, Leire, tu dormir.
Leire negó mientras tomaba asiento al lado de Vulk, le dolía mucho verlo tan mal como estaba y sentia una necesidad de estar a su lado, no sabía si con eso mejoraría o no, pero al menos no estaría solo.
- Ya no tengo sueño, tu deberías ir a descansar, te ves muy cansado.
La bestia gruñó en desacuerdo, a pesar de saber que ella tenía razón pero no dijo nada, solo se limitó a ponerle una piel sobre sus hombros esperando que ella no se enfermara. Debía admitir que le gustaba lo terca y decidida que ella podía ser, le parecía incluso adorable que ella se enojara cuando le negaban algo.
Sin dudas le gusta a mucho la hembra.
- Acostarte conmigo quitar frío.- Kraight se sintió un poco avergonzado de su oferta y por un momento temió que ella se enojara o se riera de él pero fue todo lo contrario, ella se levantó y fue con él, aún atenta a Vulk.
- Si así duermes un poco, claro que lo haré.
- No preocuparte por mi.
Leire negó y le dió una mirada de que no aceptaría una repuesta negativa, estaba claro que su Reina no pensaba lo mismo y tal vez no se equivocaba. Sabía que debía dormir, su cuerpo se sentía agotado pero no estaría tranquilo hasta que su hermanos y los dos jóvenes machos salieran del peligro.
Tanto Leire como él se tumbaron en una camilla y le sorprendió cuando ella se acurrucó sobre su pecho dejando su cabeza sobre su corazón y comenzó a acariciarle con sus manos pequeñas y cálidas. Kraight solo la cubrió con sus alas y unas pieles para asegurarse que Reina no sufriera del gélido ambiente.
No quería que el momento se acabará nunca.
Amó la forma en que el pequeño y menudo cuerpo de su humana se ajustaba a él para darse calor mutuamente. No iba a mentir, si había sentido los llamados "celos" de sus hermanos pero mientras ellos habían tenido un tiempo con ella, él solo había tenido unas cuantas palabras con ella.
¿Cómo lograría que Leire se enamoraría de él así?
Entendía que le era imposible para ella darle atención a todos por igual, más aún cuando su Reina aún tenía miedo de algunas cosas, especialmente cuando debía adaptarse a cinco machos diferentes mientras que ellos solo debían aprender de las mujeres humanas.
- ¿En qué estás pensando?- La escuchó decir.- ¿No acordamos que ibas a dormir?
- No pueder dormir cuando solo yo pensar en Leire.- Confesó mientras llevaba su mano derecha acariciarle la espalda baja, lo hacía con cierta timidez y miedo de arruinarlo todo.
- Entonces debería irme.- Decudio Leire levantando la cabeza pero la bestia gruñó en protesta.- Está bien, está bien pero necesitas dormir.- Lo regañó mientras se volvía a acomodar.
- Tu estar anoche con Tavros.- Dijo con voz áspera y Leire lo miró sorprendida, podía notar los celos salir de su profunda voz.- Tu descansar, tu poder estar dolida. Estrés ser malo.
- Mira quién lo dice.- Se burló mientras ponía su piernas sobre las de él, aunque el acto si le dolió. Por supuesto que Kraight tenía razón.- Tu vives estresado ¿No has visto tu rostro? Pareces enojado todo el tiempo. Deberías tomarte un día para relajarte.
- La jungla...- Kraight se sintió nervioso.- Ser peligroso, machos correr peligro siempre... Muchos heridos, enfermos... Animales lastimados... Yo ser el único en saber medicina. No poder descansar.
- Deberías entrenar a otros. No vivirás por siempre Kraight, ellos necesitan tus conocimientos. Deberías enseñar a otros sobre tus habilidades y tomarte descansos.- Leire susurró ya adormilada.- Eso deberías hacer, es mi decreto como tú... Reina.
Kraight la miró y supo que Leire ya estaba durmiendo. Sonrió al saber que su Leire se preocupaba por él, definitivamente le haría caso y de esa forma podría estar más tiempo con ella.
- Te amo, Leire.
Leire alcanzó a escucharlo y sonrió porque esa oración, esa corta y única oración es la única que a Kraight le salía tan bien, perfectamente. No le importaba el hecho que Kraight no sabe hablar, podría decirle solo eso para siempre y no le importaba, le gustaba.
- Entonces amame sin esa cara de estresado.
Kraight Sonrió y la abrazó más fuerte, tal vez podría dormir más de seguido si ella estaba entre sus brazos.
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El Reino de las Bestias
RandomLa Tierra fue azotada por una tormenta radioactiva que poco a poco fue destruyendo la sociedad, enfermedades que llevaban a la muerte fueron las principales causas de está desaparición. Pero no desaparecieron todos... Los hombres fueron los más afec...