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Leire miraba el horizonte preocupado, hacia media hora que Adoth y un equipo de cazadores fueron en busca de Vulk pero para cuando Adoth fueron a buscarlo ya él los llevaba como diez minutos de ventaja y ya habría recorrido gran distancia.

—  Tranquila, ya volverán. —  Dijo Gabby acercándose a ella.

— Ya pasó mucho tiempo, deberían estar aquí.— Leire se rascó el cuello con enojo.— No debí dejar que Vulk se fuera así, él estaba muy enojado conmigo y yo... Dios, lo deje ir así.

— No es tu culpa, una cosa no tiene que ver con la otra.— Negó Gabby abrazándola.

— Se siente así.

— Estás siendo tonta en pensar así. Independientemente que tú y él tengan problemas, sabes que Vulk hubiera ido.

— Si pero no solo.— Laire la miró frustrada.— Tienes a un macho a tu lado Gabby, sabes lo orgullosos que son y ellos no conocían lo que eran los celos antes de que llegáramos. Él queria hacerlo solo porque está celoso por mi culpa, de lo contrario hubiera aceptado al ayuda. Él... Estaba furioso, lo ví en sus ojos.

— Mmm un poco de razón tienes pero a la vez no.— Dijo Gabby sentándose en el tronco a su lado.—  Es que... Ellos son intensos y rápidos peor son para siempre. Se enamoran una vez en la vida y ya es aora siempre, para nosotros no es así, con suerte nos enamoramos y tú aún sigues resentida por lo de las cataratas pero lo has tratado mal.

— Tampoco he congeniado mucho con los otros, solo Adoth y Sven.

— Bueno, como dijiste: ahora conocen lo que son los celos, debes actuar parejo. Dale tu atención a los cinco por igual, hasta puede ser divertido.

— No sé.— Dijo mortificada.

— Vinimos a eso ¿No?

— Técnicamente vine por un bebé.

— ¿Y con cinco machos a tu disposición no lo tendrías?— Sonrió divertida.— Escucha, deja de ser una maldita bruja con Vulk y ten un buen sexo con él, lo vas a disfrutar. Tiene apariencia de ser tierno y cuidadoso pero salvaje también.

— ¿Tiras a tu mejor amiga a los brazos de las bestias?— preguntó divertida pero aún sin apartar la visita de la dirección donde los anchos se fueron.

— ¡De nada! No cualquiera hace eso por su amiga. Otras te consiguen humanos llenos de estupideces.

— Gracias, supongo.— Sonrió Leire, o lo intentó ya que su mirada estaba perdida en la ansiedad de que lleguen pronto.

— ¡Mi señora, mi señora!— Grito un joven macho aterrizando cerca de ellas, claro que era un macho con alas.

— ¿Que pasa Blitz?

En las pocas horas que Leire llevaba conociendo a las bestias, ya había hecho ¿Amigos? Blitz era un joven macho entusiasta que además era aprendiz de Kraight. Siempre hablaba mucho y parecía emocionado por todo, le causaba ternura.

— ¡Yo ver a ellosí! Llegar pronto, deber  avisar a Kraight.— No había terminado de hablar que ya iba en busca de su maestro.

—¡Espera!— Lo detuvo Leire rápidamente.— ¡¿Los viste?! ¡¿Cómo están?! ¡¿Y Vulk?!

— Traer a los tres machos entre todos, Vulk ser uno de ellos.

—¡¿Que?!— Leire no dijo más y salió corriendo al encuentro de los machos.

Leire escuchó a Gabby llamarla pero a ella no le importo, solo corría en búsquedas de sus machos sin impórtale nada. No tardó mucho en ver al pequeño batallón de las intimidantes  bestias, ella apenas se pudo hacer a un lado antes que los machos la chocarán pero al reconocerla hicieron una leve reverencia en señal de respeto para seguir con su camino llevando a dos machos inconscientes.

El Reino de las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora