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Adoth miraba atentamente mientras Kraight trataba a la pequeña humana de boca tentadora. La toxina aún era muy fuerte para ella y no ha salido totalmente de su cuerpo pero ya comenzó a mejorar bastante, unos días más y estaría totalmente curada.

—  Cuidaré de su fiebre.  —  Dijo Gabby.

— Descansa, nosotros nos ocuparemos.— Dijo Adoth y cuando vio que la humana iba a responder una negativa rápidamente le respondió.— No puedes cuidar a tu líder si no estas en condiciones. Tu pierna aún está dañada, Torhen te cuidará.

Gabby lo pensó y finalmente asintió. Durante esos días que había quedado con ellos descubrió que no eran malvados como muchos pensaban, eran muy nombres y tenían mucho honor, un poco salvajes y gruñones si, pero eran increíble.

— Torhen, llévala a tu casa y cuidala.— Dijo Adoth mirando a la bestia terreste.

— Si señor.— Torhen miró a la humana y gruñó.— Humana... Gabby, te cargaré hasta la casa.

— No es...

Pero ya era muy tarde cuando el gran macho la tenía en sus brazos sacándola de allí. Torhen era un macho muy gruñón y un poco grosero pero era muy cuidadoso y tenía mucha paciencia, Adoth confiaba en él para cuidará algo tan delicado como lo es una humana.

— Frío...— Dijo Leire y Adoth se quitó la piel de oso que siempre usaba para abrigarla, entonces ella abrió los ojos y lo miró.— Gra-gracias.

— Shhh descansa pequeña reina, solo descansa.

Leire volvió a caer en el sueño y Adoth miró a Kraight quien mojaba un paño para ponerle en la frente.

— ¿Estará cómoda aquí?— Preguntó el Rey preocupado.

— ¿Que sugieres?

— Llevarla a mi cama.

— Adoth, sabes que no podrás preñarla en este estado ¿Verdad?

—¡Joder Kraight! No sugería eso, hablo que este lugar es muy fresco, en mí cama estará más abrigda y cómoda. Podré vigilarla.

— Mierda.— Gruño Sven y Adoth lo miró confundido. — Ni siquiera sabes con certeza que ella es tuya y ya la reclamas ¿Estás loco?

— Su sangre lo confirmó.

— Su sangre está alterada por la toxina, además no la has probado tu misma. Kraight pudo haberse equivocado.

— Lo que rara vez sucede.— Agregó el susodicho.

— La probaré cuando esté completamente recuperada,por ahora  independientemente de que si es o no nuestra, quiero que esté lo más cómoda posible.

— Es humana...

— Como nuestra madre.

— La diferencia es que está no es una humana cualquiera ¡Ella nos usara para criarla o iniciar una guerra! ¿Entiendes eso? Ella no es trago limpio, hay consecuencias al tomarla como tú Reina.

— Si es mí Reina entonces pelearé por ella, si no lo es... Al menos la ayudaré a defenderse de alguna manera.— Dijo Adoth tranquilamente.

— Yo creo que ese coño húmedo te alteró la verga lo suficiente para alterar te la cabeza ¿Enserio arriesgarse nuestra paz por un coño caliente?

— Si es mía, si.— Adoth lo miró enojado.— Cuidado como hablas Sven, eres mí hermano pero eso no te da el derecho de hablar así. Además si resulta ser mía, significa que también es de ustedes ¿No?

— Sabes que no es totalmente cierto. Solo porque nuestra madre se acopló a cinco machos no significa que sean cinco para acoplarse.

— Yo sé que es nuestra. Puedo ver tu bulto agitarse de cierta forma al olerla, por eso te mantienes alejado de ella.— Dijo Adoth mirando a la zona sur de su hermano y este gruñó molesto.

— No creo que algo tan suave sea para mí.

— Tampoco lo es para mí.— Dijo Adoth mirando la suave respiración de Leire.— Pero si es mía, si es nuestra. No la dejaré ir.

—¿Y que pasará con su clan? Sin ella estará totalmente desprotegido, Draker tomará vidas inocentes.

— Ya no hay hombres en su clan, ya está perdido solo por eso. — Dijo pensativamente y acarició la mejilla de Leire.— Si es nuestra Reina,  todo lo que le importe será de vital importancia para nosotros... En su pueblo hay humanas y el celo está cerca, podemos fusionar ambas culturas.

—¡¿Que?! No hablarás enserio.— Dijo Sven acercandose a él.

— Nos extinguidos Sven, puede que esto sea obras de la naturaleza para ayudarnos a seguir con nuestro legado. Necesitamos mujeres y ellas machos, nos ayudaremos mutuamente.

— Si... Claro, pero no sobrevivirán con nosotros. Somos más grandes que ellas y muy brutos, las lastimaremos.

— Cada macho puede aprender a tratar humanas.— Intervino Kraitght.— Nuestros padres trataron bien a nuestra madre pero ella le enseñó cómo hacerlo.

— No puedo creer que lo digas enserio.— Dijo Sven mirando como si su hermano estuviera loco.

— Mmm...— Dijo Leire y los machos se callaron mirándola entonces ella se sentó y se destapó de la piel para luego quitarse la camiseta y pelear con él pantalón, pero no podía quitarselo. Entonces miró a Sven.— Tengo calor...

— Creo que sería mejor bañarla.— Dijo Kraight mirando a Sven.— A una temperatura tibia. Le diré a Tavros que entibie agua.

Pero Sven no escuchaba nada, solo veía las gotas de sudor recorrer la blanca piel de la humana que luchaba contra la prenda de vestir. Frustrado se acercó a ella y estudio la prenda para luego tomarla y rasgarla hasta que estuvo lo suficientemente flojo para quitarsela dejándola en esa ropa pequeña que cubría su sexo.

— Mmm gracias.— Susurró Leire con los ojos lagrimosos y Sven no lo aguantó más.

— Hay que bañarla. El sol aún calienta el estanque en mí cueva, el agua estará bien para ella.— Dijo mirando a Adoth.

— Bien vamos.— Dijo el Rey.

Sven tomó a la pequeña cosita caliente entre sus brazos para llevarla a su curva y en el momento en que tocó su piel jadeó.

Huele buen, muy bien...

Con la cabeza y no con la verga.— Lo regañó Adoth.— Luego piensa en tomarla, ahora hay que cuidarla.

Sven se maldijo así mismo por dejar notar como ella le afectaba. Tratando de ignorar la necesidad de su polla, camino con Leire en brazos hasta su casa. Algunos machos no entendían lo que hacían pero con un gruñido de Adoth todos dejaron de mirarlos.

Mejor asi, no la miren.

Los celos sorprendieron a Sven pero no tanto como la pequeña y tietna mordida que recibió por parte de Leire en su pecho.

— ¿Crees que soy comida?— Preguntó divertido Sven.

— No... P-pero te ves c-comestible.

Sven no lo entendió hasta que sintió su aroma venir entre sus piernas. Ella estaba excitada.

Jodida fiebre.

El Reino de las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora