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Laire caminó rápidamente, casi pisandole los talones a Tavros, habían dejado a Vulk en la cueva, claro que el macho no estuvo contento pero obedeció a su humana mandona. Leire llegó pronto al lugar donde estaban muchas bestsis rodeando a alguien, a una pequeña humana que estaba cubierta por una gran capa roja.

— ¡Elaine! —  exclamó Leire avanzando entre las bestias hasta llegar a la niña.  —¿Que está haciendo aquí?

— Mara...— la niña miró asustada a las bestias antes de esconderse contra el cuerpo de Leire.— Me envío.

—¿Cómo que te envío? ¿Cómo sabe que estaba aquí? ¿Cómo has llegado hasta aquí?— Leire apartó preocupada a la joven humana y comenzó a revisarla.— No te lastimaste ¿Verdad?— Leire se giró  buscando a Kraight pero no lo vio así que miró a Tavros.— Busca por favor a Kraight, puede que esté lastimada.

— Estoy bien.— Murmuró la niña y miró asustada a su alrededor lo que hizo que Leire entienda la situación.

— No temas, ellos son buenas y solo están curiosos por ti.— Le dió una mirada a las bestias y estás comenzaron a alejarse dejando a ambas humana con un poco de intimidad.— Vamos.

Elaine tomó la mano de Leire y con cabeza baja caminó a hacia la Gran Casa , el lugar ama cercano y dónde podrían tener más intimidad para que la pequeña niña no se estresara más o tuviera miedo ante el nuevo mundo en que se encontraba, tan solo tenía 14 años como para estar allí.

— Yo traerle agua y comida, mandar a Kraight.— Dijo Tavros a Leire y ella asintio.

Leire vio al macho irse, no sin antes lanzar una mirada curiosa a la niña pero Leire estaba más preocupada por la pequeña y rápidamente las dejó a ambas.

Leire observó a la joven adolescente tímida, era una de las más jóvenes de su clan y lastimosamente su historia no era de las mejores, su madre habia muerto ante una enfermedad luegid e haber escapado con la joven Elaine de un año del clan de Draker. Desde entonces había sido criada por todas las mujeres pero era obvio que la niña habia desarrollado algunos traumas.

— ¿Cómo llegaste hasta aquí?

— Por este mapa.— Le mostró sacando un papel doblado de su bolsillo.

Leire lo tomó y lo reconoció como la copia original del mapa de un atlas que tenían en el clan, dónde marcaban todos los territorios actuales. Sin embargo, no se imaginaba como sería que una niña como lo era Elaine podía llegar a tal hostil reino.

— ¿Quien sabe que estás aquí?— Preguntó dudosa.

— Nadie realmente.— La niña comenzó a ponerse nerviosa.— Hace unos dias unos hombres fueron al clan.— Leire la miró tensa.— hombre malos. Mara los enfrentó y se fueron pero dijeron que volverían por más mujeres. — La niña resoplo y luego la miró sin ningún rastro de timidez.— Mara dijo que nos iríamos antes o que pelearán, pero le preocupaba que las mujeres mayores no pudieran avanzar. Así que se me ocurrió venir a buscarte y ver si has encontrado a las bestias.— Elaine miró con desconfianza la puerta y luego volvió su mirada a Leire.— los hombres te buscaban también, Mara está furiosa contigo por dejar el clan.

— Ya me lo suponía...

Leire observó a la niña mientras recordaba el poco afecto que se tenían entre su prima y ella. Mara era su prima por parte de madre, tenía una actitud muy difícil y pocas veces estaban de acuerdo, sin embargo sabía que la mujer tenía un buen corazón y que se preocupaba por el clan. Leire muchas veces pensó que ella era quién debería dirigir el clan para ser honesta. Ahora, ante tal noticia, definitivamente debía volver a su clan y enfrentarse a una muy molesta Mara.

— ¿ Las bestias van a ayudar?— le preguntó la humana menor.

— Aún estamos hablando sobre eso... Pero no te preocupes, aquí no te pasará nada.— Dijo Leire muy segura de sus palabras.

— Si este lugar es seguro ¿No podemos traerlas a todas aquí? Al menos hasta que el peligro pase.

— no es la solución. No podemos huir siempre y algún día ellos volverás y nos verán.— Leire le dió una rápida mirada a la puerta.— y no podemos vivir aquí, al menos no todas. Tenemos nuestro territorio y nuestro trabajo hecho, muchas mujeres no les gustará habitar con las bestias y las bestias aún no conocen a las mujeres, apenas saben hablar nuestro idioma. No debemos depender de ellos para vivir aquí, necesitando nuestro territorio como tal.

—¿Entonces pelearemos?

— Tú no.— hijo tabjste Leire.— Tú te quedaras aquí, segura y lejos de todo mal. Yo me encargaré de lo demás.

— Debes apresurarte a llegar a un acuerdo con las bestias, los hombres pueden ir al clan en cualquier momento y nuestro número ha caído.— Elaine la miró dudosa.—  Otra cosa... Sophia desapareció.

—¿Que?— Leire la miró totalmente sorprendida, incluso su respiración se detuvo.

— Días despues que te fuiste, vinieron los hombres a amenazar, Mara los espantó pero todo el asunto de que tendríamos que pelear ya estaba en la mesa... Sophia aprovecho a qué los hombres fueron y se coló en su viaje... Ella está con Draker ahora.

—¡ESO ES UN LOCURA!— Exclamó escandalizada y furiosa mientras comenzaba a caminara nerviosa. —¡¿Con que objetivo?!

— Espiar.— Murmuró la niña. — Encontramos una carta de ella, lo estuvo planeando hace tiempo.

— ¡Dios!— Se pasó la amamos por la cara frustrada.— Esto no puede estar pasando, tenemos que ir por ella.

— Mara lo sugirió pero... No tenemos como ir hasta allá, tenemos que pasar por el río del norte y las cordilleras. Nuestros números bajaron mucho y las mujeres adultas no están en mejor estado... Mara tomó la decisión d eno arriesgarnos por ahora, confía en la inteligencia de Sophia.

—¡O en su locura!— exclamó furiosa.

Era más que obvio que debía volver, Mara, su prima, estaba tomando malas decisiones y ahora ante la situación de Sophia, una dulce muchacha que ya tenía un pasado tormentoso... No, no podía dejarlo en ese lugar sola. Leire tomo la decisión de conforntrar al Rey, sabai que él no apoyaría a dejarla ir pero no tenía opción o la ayudaba o ella misma se iría contra Draker directamente. 

Al parecer... Lo bueno termina muy pronto siempre y solo habia sido cuestión de tiempo ante que su decisión de dejar su Clan la atormentara.  Ahora tenía que volver y enfrentarlo todo.

El Reino de las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora