Capitulo 4

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Severus y Harry, bajo su nueva apariencia entraron al banco, Harry aún no se había soltado del cuello de su maestro, se sentía tan agusto, tan calentito, se sentía por primera vez en once años como un niño, se mantuvo así, fingiendo que era un pequeño niño de un hombre que nunca no lo dejaría solo, de uno que no solo soltaría. El mayor tampoco había hecho ningún ademán de soltar al niño, pues podía sentir como necesitaba ese contacto, Severus se pregunto cuántas veces después de la muerte de sus padres lo habían cargado, cuántas veces lo habían arrullado o dado el beso de las buenas noches. Él no tenía los mejores recuerdos, sus padres habían Sido un horror, pero sabía que era lo correcto para un niño, y algo le decía que Harry no había vivido nada de eso.

-Buenos días, me gustaría hablar con Griphook- dijo de forma educada cuando se encontró frente a uno de los escritorios

-Nombre?- pidio el duende luego de salir del asombro por el trato que le daba el hombre

-Severus Snape-

-Uno momento- pidió al reconocer el nombre, el pocionista más joven de Europa y el protegido de Lucius Malfoy. El duende desapareció tras unas enormes puertas que parecían hechas de oro macizo, aunque Harry juraría que los duendes jamás desperdiciarian así el oro. El de ojos verdes aun tenia la cabeza en el hombro de su maestro cuando el duende regreso y los miro seriamente antes de comentar- Los recibirá en un momento, pacen por aquí..- señalo la puerta por la que antes había desaparecido y Severus se encaminó a ella

-Lucius también nos acompañara..- dijo sabiendo que los duendes tenían alta estima por el rubio quien siempre hacia buenos tratos y les dejaba muy buenos intereses a los duendes. El asesor financiero asintió conforme con el aviso y los siguió guiando hasta la sala donde esperarían al jefe del banco. Fue casi al mismo momento, Severus había ingresado a la habitación donde debía esperar a que el jefe del banco lo recibiera, decidió sentarse en una de las sillas disponibles aun con Harry en brazos, sinceramente el pocionista, estaba seguro de que el chiquillo estaba aprovechando lo que juraría era el primer contacto afectuoso que recibía de un adulto desde la muerte de sus padres. La puerta volvio a abrirse cuando el estaba acomodado en la silla, por ella ingreso  orgulloso Lucius Malfoy, llevaba ropa de muy alta calidad y el cabello rubio perfectamente ordenado en su espalda, su semblante era frio y calculador, más sus ojos demostraban calidez al observar la escena frente a él.

-Buenos días- saludo correctamente, logrando captar la atención del niño que no se despegaba de su maestro -Mi nombre es Lucius Malfoy..- dijo inclinando respetuosamente la cabeza hacia el niño que ante la mención de su apellido hizo una inevitable mueca de desagrado que causo una risilla en el mayor que estaba aprovechando a sentarse junto a ellos - Veo que mi hijo no te ha dejado una muy buena impresión..- comento con una sonrisa mientras miraba al pocionista que bufaba, Draco había sido un gran problema, muy arrogante y complicado de manejar cuando estaba en entornos sociales.

-Lo siento.. Soy Harry Potter- murmuro el niño preocupado por haber ofendido al hombre mientras se aferraba a las túnicas negras.

-Es un placer conocerte Harry y no te disculpes, ha habido unos cuantos errores en su crianza..-

-Debería haber ido a bulgaria, allí le habrían sacado la arrogancia, o al menos le habrían dado un motivo para serlo, esta siendo un niño malcriado..- comentó Severus

-Narcisa ha estado imponiendo ciertos pensamientos Sev, sabes como es..- la mueca de desagrado en el rostro del hombre fue imposible de disimular, Harry se removió curioso en los brazos del hombre de cabello oscuro. -Te va bien en la escuela Harry?- preguntó Lucius tratando de cambiar el ambiente sombrío.

-Si señor..- dijo dedicándole una pequeña mirada al hombre, no se parecía en nada a su hijo, de hecho parecía todo lo contrario, cálido, correcto, educado.

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