Capítulo 38

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Comenzar tercero para Harry fue emocionante, ese año estaba comenzando con muchas cosas buenas, Viktor era el nuevo buscador de Bulgaria, lo habían convertido en el profesional más joven de la historia lo que hizo a Harry muy feliz ya que su amigo estaba cumpliendo sus sueños. El mayor le había contado el día de su cumpleaños, y el más joven terminó convirtiendo su fiesta en una de celebración por el gran logro del bulgaro.

Los primeros días fueron un reto para todos, volver a acomodarse a los horarios, las clases constantes, Harry mantenía su rutina de hablar todas las noches con sus dos padres. Su padrino le había regalado un espejo por el que podía llamar y verlos a todos, el joven de ojos verdes se emocionó al saber que era algo que antes había pertenecido a su otro padre y sus amigos. Sirius le entregó el que le pertenecía a James y él tenía el suyo propio, además creo uno para Lucius y otro para Severus de esa forma podía hablar con cualquiera de todos y eso lo hacía sentir muy seguro.

Algunas noches escribía en su diario y no llamaba, un poco por la hora otro poco porque estaba demasiado cansado.

Harry además de volver a clase había vuelto a ser el entrenador de Viktor, el mayor le dijo que quería que el lo siguiera preparando para las competiciones. el más joven no estaba muy seguro pero Viktor lo convenció:

-Hable con el entrenador del equipo, le explique mis marcas antes de conocerte y después y dijo que permitiría que me entrenaras - todo esto lo dijo con ojos de cachorrito haciendo que a Harry le fuera imposible decir que no.

-Esta bien, pero es jugar sucio - contesto señalando los ojos del otro, quien le respondió con una carcajada y un abrazo de gracias.

Pasaron las primeras semanas despues de clase poniéndose al día con el entrenamiento, sin embargo había algo que molestaba mucho a Harry, cada mañana la mesa seguía llenándose de cartas con olor a rosas; antes de ingresar a la escuela ese verano se había publicado en la revista internacional de Quiddintch una foto del joven con el equipo, lo que provocó que muchas personas, de ambos generos estuvieran pendiente del joven buscador y decidieran expresar sus afectos de forma diaria y llamativa. Los amigos de Viktor, el equipo de Quidditch e incluso Harry y sus amigos se burlaron de la situación, pero a medida que los días avanzaban, la molestia del de ojos verdes se incrementó.

El primer mes de entrenamiento Harry ayudo a llegar a Viktor a su mejor marca hasta el momento, el joven sabia cuanto debia presionar al buscador para que diera el mejor rendimiento. El más joven disfrutaba enseñando y llevando al buscador más joven a sus limites, Harry aun seguia siendo más veloz, y a medida que crecía y su magia aumentaba su velocidad en la escoba era aun mejor. Era el mayor reto para el buscador bulgaro mantenerse al día. Sin duda algo que disfrutaban ambos era volar, no para ver quien era el mas rápido, sin por poder hacerlo, pasar horas arriba de la escoba disfrutando del viento en la casa.

A mediados de octubre fue que todo empeoró, Harry ya se había acostumbrado al hecho que donde fuera que vaya, los acompañarian muchos fans de su amigo, era casi una rutina llegar al lugar de entrenamiento y ver a todas esas personas sentadas en las gradas esperando a disfrutar del espectáculo, eso realmente molestaba a Harry, le agradaba el exito de su amigo, el unico problema que tenia era todo ese grupo de jóvenes que los perseguían por todo el colegio y que más de una vez los habían empujado para acercarse a Viktor. Esa tarde, cuando bajaron de las escobas Viktor sonrió hacia las gradas, Harry sabia que era genuino, agradecido del apoyo, pero no contó con que eso era una luz verde para que todos se acercaran. Y eso hicieron.

Harry no sabe exactamente como paso, en un momento estaba soltando un suspiro exasperado y al siguiente se encontraba en el piso, siendo un poco arrollado por los fans del bulgaro. Los ojos verdes se llenaron de lágrimas, Viktor no lo había notado, el mayor estaba mirando a las jóvenes que hablaban animadamente con él. Sin decir otra palabra Harry se puso de pie y salió del campo sin molestarse en cubrir sus lágrimas, no parecía haber forma de que estas pararan.

Dame tu manoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora