CAPÍTULO XXVIII: REGRESO Y NOTICIAS

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Sin rechistar o algo similar, salieron tras Alan hacía la ubicación que el ave les había dado; cosa que era extraña para ellos porque estaban tan acostumbrados a los mensajes de texto y a la tecnología en general, subieron al carro sin techo de Alan (que era un hermoso Lincon clásico, descapotable de color gris), mientras que los padres de Neil, Alice, Robert, Janeth, Howie, Anderson y los niños esperaban pacientes el regreso de ellos.

-¿Y ahora a dónde iremos Al?-. Preguntó Joan el asiento de copiloto.

-Sonará muy anticuado o estúpido pero, sigue al ave-.

-¿Estás de broma Al?-.

-No, los de las bromas somos nosotros Joan-. Habló Scott recostándose en el asiento de atrás.

-Y nunca lo olvides-. Corroboró su hermano imitándolo.

-Bien, según la nota-. Hizo una pausa mientras la miraba rápidamente para no desviarse mientras manejaba. -Neil está en el Río Támesis-.

-¿Y qué hace allá?-. Volvió a hablar Joan colocándose el cinturón dado a la velocidad con la que su amigo conducía, era un maniático al volante, en cambio él era un poco más prudente en temas de transporte .

-Esa es una excelente pregunta-. Giró hacia un lado derrapando, Joan estaba que se tiraba del auto si su loco amigo seguía manejando así, los gemelos parecían disfrutar el momento. -Pero será mejor la respuesta-. Luego de unos cuántos derrapes, casi choques, insultos por parte de otros conductores (que ignoró olímpicamente) y semáforos más, llegaron hasta el río Támesis.

-¿Ahora qué Al?-. Preguntó Joan antes de dirigirse a un árbol a vomitar mientras los gemelos lo miraban extrañado, lo había pasado bastante mal con Alan como conductor.

-Ahora... caminar hasta llegar a donde se encuentre Niel-. Comenzaron a caminar adentrándose más a los alrededores del río Támesis, mientras más se adentraban, las voces se hacían más nítidas.

-A mira, Kus ya regresó-. El ave se posó de nuevo en su brazo, se oyeron más voces a parte de las de ellos y voltearon hacia el horizonte, unos cuántos nativos más alzaron sus lanzas dispuestos a atacar a quien invadiera su territorio temporal, apenas ellos pusieron un pie allí los recibió una horda de indios agresivos dispuestos a defender su territorio.

-¡Haya paz!-. Mediaron Neil y Koda, tanto los nativos como los compañeros de Alan los miraban desconcertados, Koda hizo una señal para que bajaran las lanzas, sin pensarlo Niel comenzó a caminar hacia Alan y compañía.

-¿Neil?-. Preguntó algo desconcertado Alan mientras se acercaban cada vez más, lo abrazó como si fuera alguno de sus hijos, para luego cogerle el rostro y así asegurarse de era real y no un sueño o una mala jugada de su mente.

-Si Alan, soy yo y ya puedes soltarme-. Ante eso Alan pareció reaccionar porque lo soltó un toque apenado por su reacción, los demás se acercaron para abrazarlo pero más calmados que su compañero. -Gracias de nuevo Koda-. Esto último lo dijo en la lengua nativa de ellos para sorpresa de sus compañeros.

-Siempre es un placer ayudarte Neil-. Le respondió de la misma forma Koda mientras hacía una pequeña reverencia antes de retirarse, comenzaron a caminar de vuelta a donde Alan había dejado el carro "parqueado", se subieron (Neil tomando el lugar de Joan).

-Por favor dime que no vas a volver a manejar como un lunático-. Preguntó Joan mientras terminaba de sujetar el cinturón, temía por su seguridad.

-Lastimosamente no puedo prometerlo porque...-. Comenzó a prender el auto para de nuevo conducir como si no hubiera un mañana porque tenían contratiempos con lo programado en la base. -Tengo que llevar a Neil para que se arregle antes de que se reúna con su esposa...-.

Amor, misiones y olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora