Capítulo 33

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Lamento haberme tardado en publicar, se me olvidó XD. Pero mejor tarde que nunca.

Bueno, disfruten el capítulo

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La extensión de lo que sentía en ese momento era vergüenza e incomodidad.

¿Cuantos años tenía ya? ¿24?

Era demasiado mayorcita para andar llorando como una pequeña niña a la cual le robaron un dulce.

Tras tal escena repentina de su parte, su madre se había puesto nerviosa y sin saber que hacer, Matt, como hijo y hermano mayor, supo control la situación. Hizo entrar tanto a  Kella como a su hermana en la casa, dirigiendolas hasta el salón, en donde su padre muy confundido preguntaba con su mirada que pasaba con exactitud, ganándose una negación preocupada por parte de su esposa inquieta.

Estuvieron sentados en el salón durante unos minutos hasta que Pidge consiguió relajarse de su repentino sollozo, mientras su hija permanecía a su lado abrazando su brazo, de vez en cuando echaba una mirada a los demás integrantes con curiosidad por el inusual parecido que encontraba entre todos.

Pero como muchas veces le había dicho su madre. Había ciertos momentos, en los que había que preguntar, callar, escuchar y responder, y a pesar de que al principio no podía entender aquello dicho por su progenitora que constantemente cuestionaba con un "Y cuando sé que es el momento adecuado" con un ceño fruncido en su rostro. Logró medianamente en su entendido el funcionamiento de sus palabras a pesar de escasa edad, y aún que de muy vez en cuando aún seguía equivocándose numerosas veces incansablemente, sentía que debía callar en aquella situación, algo que todos habían acordó de alguna forma estratégica hacer.

Nadie dijo nada, ni hizo nada hasta en el momento en el que Pidge dejo de llorar. Lo cual produjo un silencio eterno en el salón, provocando que el silencio del horno al tintinear por su lasaña recién hecha llamará a todo el mundo, moviéndose de forma casi automática a todos los integrantes hacia el comedor para poder cenar finalmente.

El silencio fue reemplazado únicamente por el chasquido que producían los cubiertos al chocar contra si, especialmente por parte de la menor de edad, que luchaba por pinchar su tenedor en la lasaña que se desacía constantemente antes de que se adentrará a su boca. Pero no dio su brazo a torcer en ningún momento, a pesar de no haber logrado meter ningún trozo decente enteró en su boca, había comido de alguna forma espectacular la bechamel y un poco de carne, fascinando a la pequeña y engancharla a intentar una y otra vez comer un simple trozo.

No fue hasta que todos iban casi a la mitad, que Kella soltó un suspiro de frustración al ver que su supuesta lasaña, ahora tenía un aspecto de puré, Pidge viendo la dificultad de su hija, se acercó a ella, le quito sus cubiertos, y en vez de pinchar la lasaña, recogio un trozo como si el tenedor de una cuchara se tratara.

Así— le enseño. Casi ríe por la forma en la que el rostro de su hija informaba como su cerebro parecía estar uniendo el rompecabezas de su cabeza, pasando de una cara confundida y extrañada a una de total compresión y fascinación, soltando de sus pequeña boca una exclamación exagerada de "¡Oh!"

Casi de forma inmediata, Kella empezó a devorar la lasaña como si de sopa se tratase , atragantabdose más de una vez con la comida, solucionando rápidamente con un vaso de agua, antes de volver a tragar nuevamente. —Gramfhcias Maafmi— hablo con la boca medio llena de forma casi incomprensible.

En esta ocasión le fue casi imposible ocultar la risa que surgió en su interior, ocultando aquel hecho mediante una risilla detrás de su mano.

Te vas ahogar— Se burló Matt de su sobrina.

No me importa— hablo con decisión — ¿Hay más? —pregunto con educación a la mujer mayor que parecía ser dula de esta casa -al fin y al cabo ella les abrió la casa ¿No?-

Collen con una sonrisa cariñosa en su rostro por el desorden provocado por comer rápido, se encontrará en el rostro de la menor —Si claro— respondió con amabilidad —prestame tu plato — pidió mientras se levantaba de su asiento para posteriormente dirigirse a la cocina y colocar un buen trozo de lasaña.

¡Muchas gracias!— exclamo con una sonrisa para posteriormente proseguir comiendo.

Es increíble el parecido que tienes con Katie —hablo Sam mirando con ternura a la menor —¿Sabes? Cuando ella era pequeña, a la hora de comer siempre provocaba un desastre, y era imposible detenerla. Sobre todo, era absolutamente imposible quitarle el tarro de maní de sus manos

Quiznaks, en verdad no se le podía quitar ese tarro, cuando lo intente en su día, recibí un arañazo bastante profundo que me dejó cicatriz y todo— comento Matt. Bajo levemente el cuello de su camisa para demostrar una pequeña cicatriz en forma de media luna.

Ugh, tu y yo sabemos que te lo merecías. Llevabas semanas ocultando ese tarro para tus tontos videos de "Investigando a un Pidgeoto"— argumento mientras fulminaba a su hermano mayor.

Una investigación bastante satisfactoria a decir verdad— admitió sin arrepentimiento volviendo a o ultra su cicatriz.

Cada vez que Katie se comportaba mal, solo era necesario quitarle aquel dichoso tarro y empezaría a disculparse hasta que se le devolviera de nuevo— río Collen recordando aquellos antiguos tiempos

Wow, Mami, te conocen desde hace bastante tiempo— hablo asombrada Kella asombrada por las anécdotas.

Todos en la mesa quedaron nuevamente en silencio. Por supuesto que sabían aquello, al final y al cabo ellos eran sus padres biológicos que la habían criado. Como no iban a saber que su propia hija exaltaba la creación de crema de mano, como no saber que con esa misma energía adoraba las estrellas y el espacio. Como no saber que no conseguía mantener su cuarto limpio por lo menos media hora, no saber que el fraccionamiento de las máquinas se debió al día que Sam llevo a Katie al trabajo y vio de primera mano el funcionamiento y complejidad de cada sistema.

Eran los padres de Katie, y por lo tanto los abuelos de Kella. Pero ella no lo sabía. Porque Pidge se marchó, se marchó de repente sin avisar, y la estuvieron buscando, durante semanas, meses y años. Para que luego apareciera repentinamente en una batalla anunciando ser la madre de aquella niña que apareció de repente con el poder de controlar al león verde.

Kella— hablo Pidge con seriedad mientras la veía fijamente, sabiendo de inmediato que lo que iba a decir era algo serio. Normalizó su expresión y observo a su madre —Ellos-— inspiró con fuerza para tratar de tranquilizarse—Cariño, en realidad, ellos son mis padres— hizo una pausa —ellos son tus abuelos —admitió













































1008 palabras
Publicado
23:45 2 de enero 2022
Mistery

Un pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora