𝑪𝑨𝑷𝑰́𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑿𝑿𝑿𝑰

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soryyy si tardé demasiado, los amo mucho si están leyendo y ahorita pongo las dedicaciones que prometí:( <3


Capítulo treinta 

Hades

Una semana después y la vida en la Tierra ha sido de lo más extraño para Louis. Tal vez podría decir que aún no se ha formado una opinión al respecto de todo lo que le sucede, porque simplemente se sigue sorprendiendo de sobre manera cada vez más por cada mínima cosa nueva. A veces solo le parece absurdo, a veces solo asombroso.

La ciudad le gustaba. Era linda en la mayoría de sus aspectos, los edificios le gustaban incluso si seguiría prefiriendo el estilo de la Grecia, así como su calor y no la lluvia de casi todos los días que por supuesto es un aspecto al que ha tenido que acostumbrarse aún así en el relativamente corto periodo de tiempo que lleva, porque a decir verdad es que realmente lo ha sentido como tanto.

Son días que tal vez en el Olimpo pasarían desapercibido en un momento normal de su vida, sin siquiera reparar en lo que ha transcurrido porque para él el tiempo es infinito, algo más como una ilusión. Sin embargo, estando en un lugar como aquel, rodeado de rutinas, relojes y programaciones de televisión, las cosas podrían estar comenzando a sentirse ligeramente muy diferentes.

Aún se tiene que acostumbrar al tanto ruido de la calle por las mañanas que se filtra por la ventana de la pequeña habitación azulada de Harry, o a la música de los vecinos en la noche donde solo quieren descansar. A los gatos de dueños desconocidos aterrizando en el balcón, o meramente al frío que involucra a Harry rodeado de mantas y con tantos abrigos encima mientras tiritea.

De todas formas, no todo ha sido malo. También estuvo esta parte donde el mortal le enseñó alrededor de su vecindario donde conoció al perro de la señora de hasta abajo, que prontamente se convirtió en su amigo luego de comprobar que no iba a comerlo de un bocado, como Canserbero podría hacerlo. Conoció por fin un supermercado, que a palabras de los ciudadanos no tenían nada de especiales, pero que para Louis era como un mundo completamente nuevo que explorar, donde cambiabas tu dinero por cosas, y ¡té!

Usaron el metro y tuvieron una cita romántica a base de un picnic en el parque, que eventualmente terminó empapado gracias a las nubes cargadas de agua, pero que no le impidieron besos por debajo de la lluvia como la primera vez. Sólo que un poco bastante lejos de casa, y de uvas.

Conoció algunos museos de historia donde literalmente no pudo creer que esa clase de cosas eran conservadas detrás de una vitrina, o como que muchos de sus tío más longevos tenían su propia obra de arte tallada en mármol que era visitada por miles de personas todos los días, creyendo que alguien como Zeus era la figura más imponente del Olimpo cuando la verdad era que la mayor parte del tiempo la pasaba de promiscuo en la Tierra.

Los humanos tenían cierta maña de admirar a personajes extraños.

Harry era un excelente guía para todo. Siempre era extremadamente paciente con sus inseguridades de pasear por las aceras de la ciudad, y respondía sus dudas que se rehusaba a llamar tontas, sobre las cosas que el consideraba lo más cotidiano. Le mostraba con emoción lo que le gustaba, como aquellas bandas de rock o películas favoritas como ese filme de el diario de una pasión que amaba con locura.

Le ayudó a conseguir las mejores ropas que se adaptaran a su cuerpo, incluso si era un jodido renegado a todo, como que se quejaba de lo irritables que eran las telas de esas camisetas, o que mostrara su desacuerdo con los pares de jeans demasiado ajustados para cortarle la circulación. Aún así, jamás se rindió hasta encontrarle lo mejor que pudiera encontrar, y tampoco se negó de poder compartir un par de prendas.

Laurel || l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora