Capítulo 25

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Media hora después comencé a salir del depósito de libros en el que había estado hablando con Mark.

—Recuerda nuestro plan. —Murmuró antes de que cerrara la puerta y me encontrara con Mirla, quien estaba en el sector de revistas, leyendo una de modas. Podría haber pensado que había estado allí todo este tiempo, pero al acercarme más a ella noté que  tenía la nariz roja por el frío y su rostro estaba pálido.

Ella volvió a dejar la revista en su lugar al ver que me acercaba.

—¿Ya has hablado con tu amor?. —Preguntó en voz baja.

Asentí sonriendo.

—Salgamos de aquí. —  Musité.

Después de murmurar un "hasta luego" cortés a la abuela de Mark, quien me guiñó un ojo, salimos al frío de las calles. Luego de varios pasos me di cuenta de que Mirla miraba detrás de sus hombros todo el tiempo. Hice lo mismo pero no vi nada extraño.

—¿Qué sucede? —. Entonces me acordé. EstúpidoAcosador. — ¿Le has visto?

—No. Pero le he sentido. — Admitió aun mirando por detrás de sus hombros.

—¿Sentido? —. Repetí. No entendía a que se refería.

—Sí. — Volvió la vista para mirarme a mí. — Cada vez que daba un paso, sentía que había alguien detrás de mí.

—Entonces,  ¿dices que en ningún momento le viste? —.Interiormente quería gritar de alegría, ya que, si en ningún momento le había visto, quizá solo fueran imaginaciones suyas.

—No. — Sacudió la cabeza. — No le vi.

Incapaz de refrenar mi felicidad, le abracé.

Había muchas probabilidades de que EstúpidoAcosador no nos hubiera visto. Y entonces, la charla con Mark estaba a salvo.

—Mirla, ¡gracias! Te debo una.

—En realidad, no me debes nada. Aunque... —Se miró las uñas con indiferencia. — Quizás puedas comprarme un café. — Sugirió. — Mientras te esperaba no pude comprar uno porque no tenía dinero.

 —Está bien, vayamos a tomar algo. — También tenía ganas de algo caliente. Aquí, en la calle, hacia demasiado frío, y ya comenzaban a castañearme los dientes.

Caminamos hasta la cafetería más cercana. Mirla, cada tanto, volvía a mirar hacia atrás.

—¿Aún sientes que nos persigue?

—Sí. — Admitió ella. — Aunque me sentiría más segura si supiera al menos como es esta chica que te persigue. — Ella aún creía que quien me perseguía era una ex novia de Mark.

—No lo sé. Nunca le he visto el rostro, pero sé que es ella. — Contesté. — Y dime algo, ¿qué es lo que sientes para darte cuenta de que alguien nos persigue?

—Es solo que se me pone la piel de gallina, y me da escalofríos. Y, antes de que lo digas, no es por el frío. — Intenté pensar alguna vez en la que me hubiera sentido como ella, pero ningún momento se vino a mi mente.

—Eso es raro.

—Lo sé. — Respondió. Luego negó con la cabeza. — ¿Sabes qué? quizá solo son imaginaciones mías. Simplemente apuremos el paso. Quiero café.

Cuando llegamos a la cafetería ambas nos sorprendimos al ver que estaba abarrotada de gente. Al parecer, todos querían tomar algo caliente por el frío.

—Tú ve a buscar un donde sentarnos, yo iré a pedir lo nuestro. —Ordenó Mirla.

Encontrar un lugar fue más difícil de lo que pensaba, ya que de verdad había mucha gente. Descubrí uno vacio detrás de unos chicos que parecían universitarios, quienes charlaban despreocupadamente y reían sin parar. Si, eran muy sensuales. Ni siquiera me dirigieron una mirada cuando pase por su lado.

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