Capítulo 6

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Esperaba que Tanner me siguiera, que hablara conmigo, pero no lo hizo. Seguramente ahora tenía una mala impresión de mí, pero Carmen tenia razón. Todo esto era culpa mía.

Salí del hospital y me di cuenta de que a) No tenía como volver a mi escuela. B) Me había salteado las clases y mis padres iban a matarme C) No me había juntado en el recreo con Michelle.

Genial, había arruinado la oportunidad de tener una nueva amiga.
Miré la hora, en tan solo dos horas terminaban las clases. No valía la pena volver a la escuela. Iría a casa.
La única opción que tenía era ir caminando. Mi casa estaba a media hora del hospital. Pese a que vivía en un pueblo, este estaba a un paso de convertirse en ciudad. Vivía en Inglaterra, en un pueblo llamado Holmes Chapel. Antes del invierno siempre comenzaba a llover y de hecho, hoy parecía uno de esos días. Se aproximaba una tormenta.

—Por favor, que no llueva hasta que llegue a casa. — supliqué.

Como si el tiempo me hubiera oído, comenzó a lloviznar. Caminé unas cuadras mas y me detuve. Me sentía observada. Miré a mi alrededor. La única persona que había era una ancianita unos metros adelante mío que iba con un paraguas y cargada de bolsas de compras.

Sacudí la cabeza, estaba siendo paranoica. Continúe caminando pero aún tenia la misma sensación. La llovizna pasó a ser lluvia torrencial, y en segundos estaba empapada y temblando.

Entonces recordé que cuando salía del hospital mi celular había vibrado, y me  detuve bajo el techo de un negocio para verlo.

Era un mensaje de él.

"¿Ves lo que pasa cuando me desobedeces?"

De pronto la idea de caminar sola por la calle, con solo una ancianita como testigo me dio miedo. Observé la cuadra en la que estaba. Faltaban aun quince cuadras para llegar a mi hogar, y parecía que no iba a dejar de llover. En la esquina había una librería, y rápidamente corrí hasta entrar allí.

 Esperaría allí hasta encontrar el valor suficiente para salir, o hasta que parara un poco de llover. Además, necesitaba calor, moría de frío.

Abrí la puerta de la librería y casi grito cuando un sentí un ruido fuerte desde arriba mío, pero cuando levanté la vista solo era un llamador de ángeles. Lancé una risita nerviosa, de verdad estaba muy paranoica. Observé todo a mi alrededor y me sorprendí al ver el tamaño de la librería, ya que aunque por fuera parecía pequeña, por dentro era enorme, a cada lado que mirara habían libros de todos los tamaños, y al fondo podía verse una cafetería.

Al verme toda empapada, el vendedor me miro con desconfianza. Le sonreí, o al menos intente sonreír, mis dientes castañeaban. Fui hasta las estanterías de libros fingiendo buscar un libro, pero en realidad solo quería escaparme de la mirada del vendedor.

Era la única allí aparte de él, y la mujer que atendía la cafetería. Realmente había mucha tranquilidad y no tarde mucho en perderme entre los libros, amaba leer. Escapaba de la realidad cada vez que leía. Estaba leyendo la sinopsis de un libro cuando el sonido del llamador de ángeles me distrajo. Vibró mi celular.

"¿Así que lees?"

El libro que sostenía cayó de mis manos. No había estado paranoica, esta persona realmente  estaba aquí. Corrí hasta el mostrador, solo estaba el vendedor.

—Disculpe, ¿alguien ha entrado o salido recién?.—Pregunté al hombre que en ese momento estaba leyendo un libro. Levantó la vista hacia mí.

—Sí, acaba de irse, de hecho, dejó esta nota para usted. — Contestó entregándome una nota.

La  tome sin  prestar atención, no podía quitarme la palabra "recién" de la mente. Acababa de estar aquí...

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