Capítulo 12

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  • Dedicado a Mi fiel lectora, Cami.
                                        

No podía ver el rostro de Kate, alguien estaba encima suyo, entrando y saliendo de ella. Tampoco podía ver el rostro del hombre, quien tenía muy buena espalda, a decir verdad. Al escucharme se separaron y yo espantada tapé mis ojos.

—Marie, yo...—Comenzó a decir Kate, pero le interrumpí.

—Escucha, hablaremos cuando este sujeto se vaya de aquí y tú estés vestida. —Dicho esto, salí de la habitación y me fui a la sala de estar, sin hacer ruido porque, sus padres dormían en el piso de arriba. ¡Estaba teniendo relaciones con un tipo estando sus padres en el piso de arriba! No podía ni imaginar la expresión de horror que pondrían ellos si encontraran a su hija en esas condiciones.

El señor y la señora Growmling eran realmente muy buenas personas. Patrick (su padre), era ingeniero, y trabajaba doce horas diarias. Varias veces Kate se había quejado de cómo le daba más importancia al trabajo que a su familia. Pero aun así, cada vez que volvía de su trabajo traía un regalo para Kate y para su madre, Karen, quien era una ama de casa. Era más fría que su padre, y no toleraba los berrinches de Kate. Pero aun así, sabía que la amaba y se preocupaba muchísimo por su hija. Lo que más me gustaba de los Growmling, era que me trataban como una hija y yo los amaba por ello.

Creían que su hija era un ángel, pero si tan solo la vieran haciendo eso en su habitación rosa de niña buena...

Yo estaba sorprendida por esto ya que Kate me había jurado mil veces que era virgen, que su primera vez sería en un lugar todo romántico, con la persona adecuada, en el momento adecuado. Pero esto, hacerlo en su habitación mientras sus padres dormían no era la mejor manera de tener su primera vez. Y más si el chico con el que estaba era alguien que había conocido recién esta noche. Simplemente no tenía que ser así.

Sentí pasos detrás mío, y luego Kate se sentó a mi lado en el sofá. Traía puesta una bata rosa, sus mejillas estaban rosadas y sus ojos brillosos. Apestaba a alcohol.

—Puedo explicarte.—Murmuró en voz baja.

—No tienes que explicarme nada, entendí lo suficiente.

—Te lo explicaré igual.—Dijo ella y luego comenzó.—Yo me sentía mal, él se ofreció a llevarme a casa y en el auto me dijo que el alcohol haría que me sintiera mejor. Entonces comenzamos a beber y de verdad empecé a sentirme mejor y más feliz. Cuando llegamos a casa yo no quería que acabara y le ofrecí entrar.

—¿Dejaste que entrara un desconocido a tu casa? ¿Acaso estás loca?

Mis padres siempre me habían hablado de la importancia de no dejar entrar a desconocidos. Y también se lo decían a Kate cada vez que la veían, pero por lo visto, sus consejos fueron en vano.

—Es que Marie, el es tan apuesto.— Explicó sonriendo.— Y tan dulce. Si lo conocieras...

—No quiero conocerlo. ¡Despierta, Kate! Podría haber sido un violador, un ladrón. ¡O hasta un asesino! No puedes simplemente dejar pasar a alguien porque sea "Apuesto y dulce." Creí que eras más inteligente que eso.

—¡Y lo soy! ¡Tú no lo conoces!.— Veía en su rostro que comenzaba a enfadarse. Pero bueno, yo también estaba enojada, me preocupaba por su seguridad.

—¡Y tu tampoco!

—Pues sí, resulta que ahora lo conozco. Y muy íntimamente.

—A eso quería llegar. ¡Perdiste tu virginidad con un desconocido!

—De hecho...—Comenzó a decir. Miraba sus dedos y parecía avergonzada.— Yo ya no era virgen. Por favor, por favor, ¡no te enfades! .—Suplicó. Yo simplemente la miré boquiabierta,— Sé que deberia haberte contado antes. Fue hace unos meses en una fiesta, él no podía quitar sus manos de mi y estaba demasiado borracha como para que me importara el hecho de que iba a perder mi virginidad en una estúpida fiesta.

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