9

827 112 33
                                    

No estaba en un mundo paralelo ni tampoco dentro del videojuego "Second Life"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No estaba en un mundo paralelo ni tampoco dentro del videojuego "Second Life"

Esteban había tomado la iniciativa y estaba explorando mi boca de un modo hábil...y siniestro. Su lengua recorría los confines de mi boca, adueñándosela. Sus labios poderosos arrastraban los míos con firmeza y determinación. No había arrancado errático y apasionado como lo fue diez años atrás, sino como el tipo de beso que te dejaba sin conciencia y pidiendo por más.

Atrapó mi mandíbula con una mano, afirmando mi cabeza contra la pared; algo en esa sutil posesividad me encendió. No éramos los mismos, aunque deseábamos lo mismo, pero...¿le podía dar ese "todo" que él pretendía?

Por mucho tiempo soñé con la posibilidad de regresar a la Argentina y confesarle cuánto lo amaba, pero él había estado de novio, de hecho se había comprometido...y no era justo.

Ahora, las cosas eran distintas: él reclamaba algo que yo no sabía si era capaz de darle.

Esteban era de los tipos con los que te casabas para toda la vida, a los que esperabas con la ropa limpia, la cena lista y los chicos bañaditos y preparados para ir a dormir.

Yo no sabía si era esa clase de mujer.

Sí, hasta una semana atrás estaba comprometida, pero Mike sabía que yo ponderaba mi independencia y que nuestra boda no se iba a circunscribir a la valla blanca y los pastelitos con dulce, como así tampoco el hecho de tener hijos: él no quería niños.

Era un buen arreglo.

Las manos de Esteban bajaron hasta mis glúteos; sus palmas me atrajeron hacia él y ¡oh, Dios me libre! Lo que tenía entre las piernas no era un celular.

Jadeé, me retorcí sobre su jean grueso buscando un alivio.

―Cande...no...no podemos acá...no lo quiero acá...―Su voz activó mi conciencia e hice puchero.

―Yo sí...pero...entiendo...―me dolía la cabeza de tanto pensar. Hacía pasado menos de una semana que había roto mi compromiso con mi novio, con mi vida misma. Estaba un poco alcoholizada y aunque esto con Esteban era exactamente lo que había ansiado por tanto tiempo, le debía una explicación antes de continuar.

―Esteban...rompí con mi novio, renuncié a mi trabajo y no sé qué es lo que estoy buscando ahora mismo...―Honestidad brutal mediante, mi voz fue un quejido.

Él me regaló un beso suave sobre la boca, consolándome.

―Está bien, entiendo. No voy a presionarte para que tomes decisiones apresuradas o emocionales ―Sus palabras correctas me gratificaron. Yo no quería una aventura con él, pero era lo único que podía ofrecerle en este instante y no sé por cuánto más.

―Yo...yo te deseo...mucho ―le dije en un siseo caliente. Mis partes femeninas aun activadas y ansiosas ―. De todos modos, aunque no tenga en claro qué será de mi futuro, mi vida está en un país que no es este.

"En lo profundo de mi alma" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora