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Es viernes y saludo a mis colegas hasta la semana que viene

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Es viernes y saludo a mis colegas hasta la semana que viene. Hago lo propio con las secretarias y cruzo la calle rumbo a la cafetería de siempre. Elevo la mano hacia Laura, la camarera, y me siento en una mesa próxima a la ventana.

Realmente estoy intrigado por lo que Nuria Torrento tiene para decirme.

La hermana del medio de Candela fue quien misteriosamente llamó el miércoles por la noche, anunciando que tenía algo urgente que decirme y que tomaría el primer vuelo hacia Buenos Aires apenas le fuera posible.

Las hermanas Torrento son impulsivas, de eso no cabe duda, como así tampoco su nivel de persuasión; ni siquiera me permitió advertirle que no quería saber absolutamente nada de Candela y que cualquier cosa que me dijera sería como un puñal.

Colgó su teléfono apenas solté que hoy salía a las 6 de la tarde del consultorio.

Digo a Laura que estoy esperando a alguien y frunce su nariz, desconcertada, como si quisiera preguntarme quién ocupará el lugar de Candela ahora que ya no estamos juntos.

¿Desde cuándo me convertí en un sex symbol? O, mejor dicho, ¿desde cuándo no soy invisible para el género femenino?

Quizás se trataba de una cuestión de percepción: tener un romance con Candela, la chica que me parecía imposible de conquistar, hizo que me "la creyera".

Desde mi posición, diviso a una rubia bonita y espigada entrando a la confitería y de inmediato la identifico como la hermana de Candela.

Alargo mi brazo haciéndole señas. Ella me ve y camina en mi dirección con una maleta pequeña de mano.

―¿Esteban? ¿Sos vos?―pregunta lo que a estas alturas es una obviedad.

Asiento, me pongo de pie y nos damos un beso doble. Uno por mejilla. La invito a tomar asiento y convoco a Laura. Yo pido un café y un tostado mientras que Nuria pide un té y alfajores de maicena.

―Tengo muchos antojos últimamente ―Desliza su mano sobre su barriga y cuando termina de decirlo, su boca queda abierta ―. Ay...lo siento...es que...perdón...

―Tranquila, ya pasó...―con un hombro en alto trato de convencerme. A ella sí le habló de nosotros ― . Felicitaciones.

―Gracias. Llevo muchos años de novia. De hecho, Will me pidió matrimonio dos veces y lo rechacé. Ahora, no tuve escapatoria. ―A partir de ese momento, la hermana de Candela es un libro abierto. Cálida, risueña, no se parece mucho físicamente al amor de mi vida, pero sí en algunos gestos.

Es entonces cuando lo menciono como una curiosidad y su semblante se turba. Parece que acabo de tocar un tema que, finalmente y gracias al cielo, detona el motivo de su visita.

―Sé que te cité por una razón, más precisamente por mi hermana, y no para contarte sobre mis planes de casamiento. ―Una sonrisa tira nerviosamente de su boca mientras juguetea con la cuchara dentro de la taza.

"En lo profundo de mi alma" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora