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Mantuve mi vista fija en una parte baja de la pared de enfrente de la cama en la que estaba sentada. Sé que él tiene miedo, la forma en que golpea repetidas veces el suelo con su zapato me inquieta. Parecía ser una clase de tic nervioso que pronto me contagiara.

Pero esa no era de mis mayores preocupaciones, lo que ocurriría al momento de llegar a casa si.

La imagen de Seojun vino a mi mente. Él está bien, lo sé. En las carreras a pesar de que son un espacio en que tengo permitido estar, jamás me encuentro sola. Seojun estaba bordado en mi sombra, más que un encargado de mi protección él se ha encargado muchas veces de decirme que lo hacía porque le agradaba estar conmigo, se tomaba el atrevimiento de llamarme su amiga.

El descuido de los que se encargaban de supervisar la zona en la que estaba fue, no solo imprudente, si no peligroso para los demás que estaban en el lugar. Sé también que toda mi teoría se puede ir a la basura con solo una variable.

Los ataques de este tipo son extraños. Desde el punto de que si bien si son normales dentro de pequeñas organizaciones no lo son en las de elite. La organización Shén se maneja bajo el margen del anonimato y la divulgación de quien soy yo y/o información sobre donde me encontraba justo en ese momento solo me daban una conclusión.

Un topo.

Aunque, sé que la mayoría de los recurrentes a los lugares sabían a quién representaba, por ende, tienen una idea clara de porqué lo hacía. Sé que anteriormente hubo un problema con un infiltrado de otra organización, un poco antes de que me incorporara a las carreras. No creo que nadie sea tan imbécil para atacar por sorpresa conociendo de la escolta que había detrás mío.

Es inevitable para mí no creer que debe ser algún adicto que solo buscaba venganza por algún tipo de disturbio con una carrera o cobro.

O un distractor.

Y, aun así, lo matare apenas de con él.

— ¿Ya no te duele la cabeza? — la pregunta del muchacho sentado en el suelo interrumpiendo mis ideas para encontrar al adicto.

Miré por encima de mi hombro para verlo de reojo y lo que me encontré no me daba ni un poco de pena.

Sentado en forma de indio con sus dedos jugando entre ellos y su mirada posada en algún punto de sus piernas para evitar algún contacto visual.

— No me ha dolido nada...— me levanté de donde estaba y trace un pequeño recorrido hasta quedar frente a él. Tenía que agradecerle por evitar que me asesinaran, estaba fuera de mi gusto hacerlo, pero era algo que necesitaba hacer. — Bajo mi crianza y modales, tengo que agradecer tu imprudencia. Hiciste un acto totalmente desagradable para mi gusto y aun así lo tomaré en cuenta para no poner una bala en tu cabeza. La moto en la que me trajiste a este lugar me la quedaré, al menos de que quieras que alguien la reconozca como el vehículo que me secuestro y se encarguen de ti con sus propias manos.

El castaño de chaqueta levantó el rostro de forma brusca mirando fijamente a mis ojos, sus orbes eran un poco grandes y llamativos a simple vista. Estaba buscando algo en mi cara que no parecía cuadrar.

Es muy peculiar. Más cuando parecía no haber captado mis palabras.

— Pierdes más de lo que ganas viendo mi cara y-...

— No. No pierdo nada observando lo poco que puedo del rostro de la chica que me está amenazando a pesar de que la acabo de salvar. — dijo mientras se incorporaba. Su postura contrastaba con las emociones ocultas de sus ojos. Lucía firme, pero el brillo de sus ojos delataba su miedo y curiosidad. — La soberbia de tus palabras son irrelevantes cuando te vi inconsciente a espera que acabaran contigo.

𝐁𝐔𝐋𝐋𝐄𝐓 - 𝐉𝐉𝐊 © (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora