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–Cierra la puerta, por favor.

El hombre se encontraba sentado en uno de los sillones cercanos a su escritorio, tenia su mente perdida en lo que había ocurrido con su hija y sobrino.

En su pecho había inquietud. Se sentía como un dolor, como el recuerdo de un dolor.

–Escuche que requería mi presencia...

–Así es, Seojun. – le afirmo mirándolo directamente al rostro. – Eres lo único cercano a mi pequeña en lo que puedo apoyarme.

El mas joven se mantuvo neutro para continuar oyendo, aunque dentro de el moría de nervios.

–Los ataques que hubo no son causalidad. – empezó bebiendo un gran trago de wiski. – Jamás he movido mis piezas sin pensar adecuadamente las repercusiones que puede haber.

–Señor, no creo que-

–Carter no puede ser la cabeza de la organización. Su naturaleza es complicada e inestable, no es un líder, es un peón. – sus palabras sonaban como si quisiera recordárselo mas a él que a Seojun. – El compromiso es una excelente forma de asegurarme que viva cómoda el resto de su vida a partir de mi muerte. Sin embargo, parece que ella no lo entendió de esa manera.

–¿Se lo ha comentado directamente?

–No tendría por qué. – respondió. – Ella sabe que jamás haría algo que la perjudicara.

–No lo entiendo...- dudo mucho en decirlo.

–Yo tampoco... de alguna forma, quiero reflejar en ella a alguien que ya no está. – murmuro. - Quiero que sea poderosa, pero protegerla. Quiero que su fuerza sea una ayuda y no una amenaza.

No otra vez.

–Carter lo respeta. Sus respuestas son siempre por y para usted.

–Lo sé y eso me preocupa... -mordió su labio antes de formular su pregunta. – ¿Entiendes el problema?

Seojun negó.

–Carter es un arma... un método de destrucción. Sangtae es un camino, es un líder.

En ese momento Seojun entendió cada una de las acciones.

–¿La esta apartando del camino, cierto?

Y asintió.

–Señor, yo no tengo derecho para contradecir su decisión, pero ¿realmente cree que Carter es una amenaza para la organización?

–En algún momento yo cree lo que es ahora. Sé de primera mano que ella puede ser un excelente recluta, pero también puede ser el motivo de que la organización caiga.

Es mujer, y es hija del amor de su vida. La combinación perfecta para enviarlo al mismísimo infierno.

Con su personalidad o bien, con lo que corre en sus venas.

–Pedí que vinieras para que no permitieras que ella envenene sus pensamientos con alguna idea absurda. No permitas que continue indagando sobre los ataques o que planee algo en contra de Sangtae.

–Podré todo lo que me proponga, menos lo último. – aclaro. – su sobrino ha carcomido de a poco la paciencia de Carter, sus comentarios y comportamientos han hecho que ella lo deteste.

–Tendrá que olvidar cualquier sentimiento negativo contra su primo y aceptarlo. Cuando yo no pueda hacerme cargo de la organización y el nombre de la familia lo hará él.

–No se preocupe señor. Me esforzare para mantener su deseo.

Con pesar hizo una reverencia e irse del lugar con su corazón en sus manos. No podía asimilar las palabras del señor, eran tan confusas y entendibles a la vez.

Era como si su alma se dividía para su hija y para la organización.

Pero en su mente solo se reproducía la expresión casi dolorosa de su superior. Algo no estaba bien.

Sangtae no era de su agrado y para ser realista, tampoco lo era de muchos miembros de la organización. Su personalidad era deplorable e irritante, para él, era todo menos un buen líder. Estaba seguro de que ni siquiera escogía que par de calcetines usaba todos los días y en su lugar lo hacia una empleada.

Carter debió arrancarle los ojos cuando tuvo oportunidad.

Simple envidia no podía ser, no era tan idiota como para envidiarla si conocía que todo el poder de la organización estaría en sus manos en un futuro. Podría odiarla, pero seria un odio injustificado. Sencillamente era como una patada en los huevos.

En lugar de centrarse en Carter lo haría en Sangtae. Tiene la obligación de saber a qué se enfrentará sin la protección de Carter o su padre, porque de lo que si estaba seguro era que sin ese viejo hombre lo único que lo esperaba eran desgracias.

A él, a su amiga y al resto de la organización. 

Tras la puerta, ahora con su cabeza tirada hacia atrás. Aquel hombre de temple inquebrantable solo podía repetirse una y otra vez que Carter no era Megan.

Tan distintas y tan iguales.

Estaba enamorado y herido. No existía otro culpable que él mismo y, sobre todo, era demasiado tarde para enmendar sus errores. 

En el pasado prometió bajo una farola en una madrugada helada sosteniendo las manos de su entonces novia que antepondría su amor antes que a su codicia. Con dolor recordaba las palabras dulces que le había dedicado aquella chica, si alguien le advirtiera que sus planes serian tirados por la borda jamás lo hubiera creído.

Él vivía por aquel amor, y ahora vive por el resultado de aquel.

Carter era todo. Y a la vez nada.

Tenia la seguridad que estaba para él, pero su conciencia le repetía incontables veces que en cualquier momento podría perderla. Sufría en la incertidumbre del futuro que le esperaba si no movía correctamente sus piezas. 

–Megan me asesinaría si supiera todo. 

Megan jamás atacaba por la espalda, ella no era una cobarde como KangDae. 

𝐁𝐔𝐋𝐋𝐄𝐓 - 𝐉𝐉𝐊 © (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora