11

82 11 0
                                    

-¿Quieres comer algo? – Jungkook buscaba alguna manera de que soltara su mano y con ello lo liberara de aquel rojo intenso de sus mejillas.

-Mhmm...

Antes que soltaran sus manos el sonido de una bolsa plástica cayendo a poca distancia anuncio la presencia de alguien más en la habitación.

-¡Maldición Jungkook! – Grito Youngjin cubriendo sus ojos para de alguna forma mantener su idea de la inocencia del más alto.

La castaña frunció el ceño cuando Jungkook soltó sus manos y le diera la espalda cubriendo todo su panorama. Por un momento se había sentido que estaba tranquila, que podía hablar sin esperar alguna bofetada u otro castigo por ser ella misma.

-Mierda, hyung. – Mascullo molesto. – ¿te podrías quedar en tu habitación sin molestar al menos una hora?

Youngjin no se iría tan fácil, no sin antes satisfacer su sed de paciencia.

Descubrió sus ojos para por fin contemplar la imagen de su amigo sonrojado hasta las orejas y una pequeña mano apretando un lado de la chaqueta de este.

– Eres un pervertido, Jungkookie... Me manipulaste para que te dejara solo. – La voz del mayor era un susurro lleno de cizaña que se complementaba con una sonrisilla cómplice. – Mi madre te envía guarniciones por ayudarme a estudiar.

Aunque la castaña oía todo lo que decía prefirió mantenerse en silencio, en espera a que se retire sin alargar más la molestia que le estaba causando.

-Lo aprecio mucho, iré a visitar a la tía muy pronto. Dale mis agradecimientos, siempre es un gusto comer de sus manos. – Carter volteo sus ojos en cuanto escucho el agradecimiento del muchacho. Le molestaba tanta amabilidad de su parte y como podía tan genuinamente mantenerse. – Puedes retirarte.

- Mínimo invítame un poco o dame algo de lo que compramos hace rato.

- Hyung, tienes dinero para comer en cualquier restaurant costoso. – recordó. – Aparte, madre me lo obsequio por tenerte paciencia y lo de hace un rato me lo quedare por haberte escuchado en lugar estudiar. Te agradezco mucho tu retribución, pero ahora necesito que des media vuelta y cruces la puerta. Gracias.

Carter quiso reír mientras ambos chicos forcejaban discutiendo con gritos disfrazados de susurros.

Jungkook gozaba de una paciencia casi inhumana y Youngjin abusaba de tener un amigo con esa virtud. Regularmente el mayor le compraba comida, ropa y otras cosas al menor como agradecimiento o también porque le gustaba gastar su dinero en otras cosas que no sea drogas, alcohol o chicas. Eso era de conocimiento de la madre del mayor, que en cuanto Jungkook atravesó el umbral de su puerta creyó ver un ángel en lugar de a los típicos amigos mala influencias que siempre llevaba su hijo.

Youngjin solo es un niño con ganas de comerse al mundo, y el mundo no se lo a tragado por completo gracias a su familia.

– Pensé que no se iría. – exhalo con un tono de queja.

– Tienes que ser un idiota para ser tan amable.

– Somos amigos. No podría ser un malagradecido con él. -dibujo una pequeña mueca en su rostro.

La castaña se sentó en la cama con mas confianza que antes a cuestionarse que era un amigo. Lo único que llego a su mente fue Seojun y su molesta risa.

-Yo también tengo un amigo, pero no soy necesariamente amable.

– ¿A si? ¿Qué clase de confianza tienen? – Jungkook casi grita de emoción al sentir un poco de motivación en las palabras de ella.

𝐁𝐔𝐋𝐋𝐄𝐓 - 𝐉𝐉𝐊 © (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora