Capítulo 11

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Ella tampoco quería detenerse, sus dudas eran nulas desde ese momento, y su deseo se encendía en su cuerpo.

-Quiero estar arriba. - demandó en una sonrisa, causándole alivio al hombre sobre ella.

Dionisio depositó un beso en su pecho y dió la vuelta quedando él abajo. Desde esa posición pudo observarla con ansiosa hambre carnal, se conectaron con una sonrisa libidinosa, tramando secretamente el paso a dar.

Victoria se acomodó y se inclinó a besarlo, mientras sus dedos quitaban los botones de la camisa masculina, tan lentamente que Dionisio se desesperaba. Ella terminó por quitarla, prosiguiendo al pantalón lo deslizó con la misma calma. Lo dejó en boxers y recorrió su cuerpo con apetito, volviendo a sus labios, en donde los mordió sensualmente. Acto seguido tomó la corbata de él entre sus manos y sonrió con lascivia.

-¿Qué vas a hacer? - recorrió sus muslos.

-Shh. - murmuró ella, poniendo uno de sus dedos sobre los labios de él.

El hombre se sintió hipnotizado con la mirada de la mujer, conscientemente se llevó a la boca el dedo femenino en donde lo mordió y succionó con debilidad, ella reaccionó con gusto jadeante, atrapó la muñeca de Dionisio y anudó la corbata a un barrote de la cabecera, de la misma manera con la otra. Con los brazos hacia atrás y sin poder usar sus manos, Dionisio se removió al sentir la lengua de ella saboreando su pecho. Subiendo a su cuello lamió y aspiró, usando sus manos para acariciar los pectorales.

Él sentía como su respiración iba entrecortándose, y fue cuando ella se incorporó para deshacerse del vestido y dejándose en ropa interior, que pensó que se asfixiaría. Las dos piezas del mismo color negro con encaje, estorbaban a la vista de Dionisio que se moría por verla desnuda. Mas no le molestó porque ella se veía como una diosa de la seducción, más aun cuando Victoria se desabrochó el sujetador dejándolo caer pausadamente, esto manteniendo contacto visual con él que al verle los senos por impulso quiso tocarlos, pero el amarre no se lo permitió. Ella sonrió una vez más.

-Déjame tocarlos. - pidió con anhelo.

En respuesta se mordió el labio inferior y negó para después llevar sus propias manos a sus senos, oprimiéndolos y dejando escapar un jadeo, mismo que fue acompañado por él.

Delirante tortura, el ver y no tocar.

Victoria siguió con los besos a su abdomen para seguir bajando, llegó a su cadera y rompió los boxers... Observó el pene erecto del hombre desde el tamaño, el grosor, textura, fijándose en cada detalle, sintiendo un leve picor entre sus piernas, lo quería ya entre ellas o en su boca... Subió la vista y se miraron, inclinada pasó la lengua por toda la extensión que se le ofrecía. Dionisio tembló con esa corta caricia, ella no le tuvo piedad y jugó con su lengua sobre la punta hinchada, después se lo llevó completo a su boca, absorbiendo de él, moviendo la lengua alrededor al tiempo que lo masturbaba. Lo podía sentir grande y duro, llegando a su garganta.

La mujer le estaba haciendo el mejor oral que nunca había recibido, él jadeaba roncamente cerrando los ojos sintiéndose cada vez más excitado. Ella cambiaba de ritmo repetidamente, subiendo y bajando la intensidad y con esto él pensó en lo maravillosa que era dando placer, como también lo era de malvada, dejándolo a nada de tener un orgasmo...

Dionisio se quejó y ella reía con picardía.

Victoria subió gateando sensualmente, subiéndose sobre él le pasó la lengua en los labios, uniéndose en un salvaje beso húmedo. Primera vez que él permitía ser besado luego de un oral...

Pasión Infiltrada... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora