Capítulo 6

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Fue una noche dura para Dionisio, tuvo que levantarse por horas a consultar el estado de Victoria, además de proporcionarle medicina, nunca había cuidado a una persona enferma pero se las ingenió para poder hacerlo. A las tres de la madrugada, después de comprobar que ella se encontraba bien se quedó en el sofá y pensaba en su actitud con ella, ¿por qué la cuidaba? Él naturalmente no era así, más bien no le importaban las personas... Estaba seguro en que la deseaba con locura, pero ¿sería eso un motivo suficiente? Suspiró frustrado al no encontrar una respuesta lógica.

Victoria en ese estado de ensoñación era tan bella, tan angelical y tierna. Tan diferente a lo que era por el día; una sensual y apasionada mujer, y él la veía como el espectador ve una obra de arte. Se regañó a sí mismo al encontrase pensado en cómo sería dormir junto a ella, abrazados después de hacer el amor.

Decidió que lo mejor era irse a dormir, a esa hora empezaba a pensar cursilerías según él.

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Por la mañana Victoria despertó con mucho mejor estado de salud, reconoció que eso gracias al hombre que la cuidó, con ese pensamiento se colocó una bata para ir a agradecerle personalmente.

Golpeó la puerta de la habitación, pero no recibió respuesta aún después de hacerlo incansablemente.

Quizá estaba ocupado... O podría estar en problemas. Se preocupó un poco y con ello decidió entrar.

En ese momento Dionisio salía de la ducha con la toalla enrollada a la cadera y el pecho al descubierto, varias gotas de agua rebalaban por su cuerpo.

Victoria se quedó inmóvil al verlo, su mirada estaba fija en él y en su cuerpo, y Dionisio sonreía atractivamente.

- Tengo visita eh.

- Ehh, no yo... - tartamudeó al ver la entrepierna de él.

- ¿Quieres ver más? Si quieres me quito la toalla. - dijo presumiendo.

Ella salió de sus sueños en donde le arrancaba la tela y...

Él quería jugar, y ella podía hacerlo también.

Fue acercándose lenta y suavemente a él, con una sonrisa coqueta en sus labios.

Dionisio sonrió con orgullo al pensar que su plan había funcionado.

Cuando estuvo frente a él, le pasó el dedo índice por el pecho mientras lo veía directo a los ojos.

El hombre se agitó y ni hablar de su acompañante allá abajo.

- Hazlo, y yo me quitaré esta bata... - le susurró al oído, provocándolo.

- ¿De verdad? - se emocionó.

- Quisieras. Pero no. - se apartó con una sonrisa triunfante al ver el rostro de él. - Solo venía a agradecer tus atenciones conmigo. Te veo luego. - dijo abriendo la puerta. Pero antes de salir agregó otras palabras... - Ah y suerte con eso. - señaló su entrepierna para luego irse.

- Hija de la... Esto me pasa por caliente, no es que parezco adolescente con las hormonas alborotadas. - gruñó, furioso.

En la otra habitación Victoria sonreía con diversión, pero eso pasó a segundo plano cuando recordó el cuerpo masculino, lo había tocado, y lo peor es que le gustó hacerlo. Definitivamente la imagen de él nunca saldría de su cabeza.

El servicio a cuarto llegó con el desayuno y ellos se encontraron en la sala.

- ¿Estás lista? - preguntó serio.

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