Capítulo 14

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Indeciso y decepcionado, no lograba formular palabras. La veía esperando por su respuesta...

-Simplemente iba a decirte que la pasé bien. - no iba a mentirle, tampoco a decirle la verdad completa, su ánimo había disminuido.

-¿Seguro?

-Sí.

-Yo también la pasé bien. Gracias.

-Nos vemos mañana.

No fue como había planeado terminar la noche, y lo mejor para él, era irse. Y cuando lo hizo ella lo miró hasta que desapareció de su vista, deseando que, al menos le dedicara una mirada sugestiva como le era común, deseando terminar en un beso, sin embargo sonrió al recordar lo que vivió horas atrás.

Al otro día ingresó a la oficina de su jefe, lo pensó así como lo que era, y repentinamente su cuerpo empezó a calentarse, la fantasía de ser tomada por él en ese espacio llenó sus pensamientos.

-Hola. - sonrió alegremente Dionisio. -¿Estás bien? - preguntó pocos segundos después, extrañado por la fijación con que lo miraba.

-¿Te gusta como me veo?

-Te ves hermosa. - la observó detenidamente, y el vestido que llevaba cortó su respiración, reconsiderando su respuesta. -Deliciosamente hermosa.

Ella sonrió coqueteando con él.

Dionisio se sorprendió al ser asaltado por la boca de ella, robándole la respiración, privándolo de sus labios al ser succionados por los de Victoria que, deseosa exploró su boca.

-Dios, besas tan bien. - murmuró él aún en el beso.

Dionisio mordió los labios femeninos, arrebatado por el fuego que ella causó, la sujetó por la cintura pegándola a su cuerpo.
Ella empezó a desabotonar la camisa masculina.

La excitación de ambos rebasaba todo, lo único que querían era experimentar un nuevo placer. Sin camisa, Dionisio la hizo darle la espalda, bajado el zipper del vestido, enseguida desabrochó el sujetador. Con un rápido movimiento la inclinó sobre el escritorio. La vio en esa posición, apenas con una tanguita y tacones rojos, sus ojos se completaron de lujuria. Ella gimió cuando él le dió una nalgada, dejando momentáneamente la piel enrojecida.

Dionisio fue brusco al quitarle la tanga, rompiéndola de un jalón. Acarició sus glúteos, maravillado con la vista que ella le ofreció al separar las piernas, la tenía para él...solo para él.

Dionisio besó la espalda femenina, delicado y juguetón, fue bajado con sus labios haciéndola temblar. Llegó a sus nalgas y también las besó, mordió y lamió. Con sus dos manos los acarició, contemplando las marcas que tenían, tan naturales y ante sus ojos perfectas, cada estría, cada lunar fueron queridos por él. Un par de dedos acariciaron la húmeda vulva desde atrás...

-Dionisio. - gimió con voz entrecortada. Él introdujo sus dedos.

-Me encanta cada parte de tu cuerpo. - susurró contra su oído, pegado a ella.

-Haz con el lo que quieras. - dijo jadeante, sintiendo los gruesos dedos entrar y salir lentamente, enloqueciéndola.

Dionisio bajó el cierre de su pantalón, el sonido provocó que Victoria se mordiera el labio al imaginarlo fuera de la tela. Continuamente él fue introduciendo su pene en la resbalosa vagina. Ambos gimieron sin intentar controlarlo.

Pasión Infiltrada... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora