Capítulo 9

911 82 31
                                    


- ¿Tú no entiendes, Isadora? - reaccionó Dionisio, separándola de su lado.

Una reacción demasiado tarde, dada la situación...

- ¡Dionisio! ¿Qué te pasa? - gruñó confundida.

- No me pidas explicaciones, no eres nadie para hacerlo. - respondió molesto.

- Te recuerdo que soy con quien compartes tu cama.

Él empezó a reír, burlándose.

- Se me agotó la paciencia contigo. - dijo esto tomándola del antebrazo, dirigiéndola a la salida.

- ¿Qué va a pasar con nosotros?

- Nunca hubo un nosotros, y cualquier cosa que hayamos compartido se acabó. No quiero volver a verte jamás.

- No puedes hacer eso, recuerda que sé muchas cosas de ti. - amenazó.

Dionisio enfureció, por la razón que tenía ella, y porque no podía mandarla a callar.

- Y lo más conveniente es que no hables, porque tú también saldrías perjudicada, querida. Por lo pronto, lamento decirte que no podré bajarte la calentura. - empezó a reír.

- ¡Eres un imbécil!

- Ve a buscar a otro que te quite las ganas. - terminó por cerrarle la puerta.

Lo último que escuchó fueron los golpes que le propinó a la puerta...y unas cuantas maldiciones para él.

- Si no fuera porque sabe mucho hace rato la hubiese mandado al demonio. - pensó en voz alta.

...

Victoria entraba a su casa, con un ánimo totalmente diferente a como había salido.

A pesar de todo, se sentía aliviada de cierta manera, antes de involucrarse íntimamente con Dionisio pudo darse cuenta del error que iba a cometer.

En su habitación se encontró con su amiga...

- Antonieta.

- Victoria, llegas tarde.

- ¿Quedamos en vernos?

- Creo que sí, bueno, nuestra última conversación por WhatsApp dice que sí. - sonrió.

- Ah, se me olvidó.

- Y que bueno que a mí no, porque siento que hoy me necesitas. - alzó el brazo, instándola a tomar su mano.

Victoria vio a su amiga, y ahí estaba ella, siendo su salvavidas. Aceptó el gesto, y después de abrazarse se sentaron a la orilla de la cama.

- Antonieta, ven a vivir conmigo ¿si?, esta casa es muy grande para una persona, y así podremos estar juntas más tiempo. Antes soñábamos con esa posibilidad.

- Tantos años de amistad, y piensas que puedes engañarme. - negó con la cabeza, sonriendo levemente.

- ¿Por qué lo dices? - desvío la mirada.

- Esa no es la razón, no digo que no lo quisieras, pero ese no es el motivo principal.

- Estoy sola... Me siento sola y no pensé que eso me importara tanto, pero me he dado cuenta de que sí. Realmente estoy engañándome al pensar que yo puedo con todo, no soy tan fuerte como aparento... - su voz se cortó.

Pasión Infiltrada... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora