La redención

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--[Acto I]--

— Esto no es una buena idea ¿lo sabes? —contestó levantando una ceja desconcertado.

— Sé lo que hago —afirmó confiada con los brazos cruzados.

— Querida, no existe ninguna clase de situación en la cual podría ser beneficioso tomar una decisión como esa... —levantó una mano frente a ella mostrándole la palma.

— Alastor, yo soy la que dirige este hotel —interrumpió con una sonrisa— y créeme, tras hacer varios cálculos al respecto, traerá muchos más beneficios que perdidas.

— ... Querida, esto no tiene sentido.

— Ya verás~ —contestó con alegría dándose la vuelta para volver a entrar al hotel.

Alastor solo se quedó de pie en la terraza viéndola marcharse, respiró hondo y cuando estaba a punto de dirigirme hacia la baranda se dio cuenta de que, en medio del pasillo, ella se encontró con Vagatha, por lo que se detuvo a verlas de reojo.

Ambas comenzaron a hablar y, aunque no podía oírlas, logró notar que si bien Charlotte hablaba con su animada actitud de siempre, Vagatha contestaba más bien cabizbaja y desganada.

Así que, intrigado, decidió acercarse a ellas.

— (...) solo acompáñame Vaggie, te va a encantar... —Charlotte se detuvo cuando lo vio caminando hacia ellas.

— Buenos días damas —Vagatha hizo la mirada hacia el suelo apenas lo escuchó.

— ¿Hay algo que olvidaste mencionar Al? —preguntó con una sonrisa soberbia.

— Solo vine a asegurarme de que todo se encontraba en su lugar, querida —dijo con los ojos fijos sobre Vagatha, quien solo suspiró y lo miraba de reojo con timidez.

— No te preocupes —contestó llamando su atención— va todo de maravilla, encárgate de lo tuyo colega, yo me preocuparé de los detalles —cerró los ojos sonriendo con todos los dientes.

— ... Está bien... —contestó poco convencido— solo creo que ella necesita descansar un poco, al parecer no durmió muy bien anoche —levantó los hombros— puedo pedirle a Niffty que prepare su habitación para...

— ¡No Al...! —Vagatha interrumpió, pero Charlotte; a su vez, la interrumpió a ella.

— Ella durmió como un bebé anoche —sonrió pícaramente— así que descuidas, está todo bajo control —no era convincente para Alastor, solo se quedó mirándola de reojo y se dirigió a la demonio polilla.

— Querida... —pero en cuanto la princesa estaba a punto de intervenir.

— Me siento de maravilla Alastor —dijo muy animada e irguiéndose del todo— era solo que subí las escaleras hasta acá y bueno, fue agotador haha —sonreía con naturalidad, aunque, había algo que simplemente no encajaba.

— De todos modos Alastor —giró de manera tiesa la cara hacia Charlotte— yo me puedo encargar de ella por mí misma.

— ... Comprendo —contestó a secas y una sonrisa más bien disgustada con los dientes apretados.

— Bien, me pregunto qué habrá hoy para almorzar —irrumpió Vagatha entre risitas incomodas al darse cuenta.

— Me pregunto lo mismo mi amor... — Alastor intervino.

— Tiene una ojera enorme —se inclinó hacia Charlotte e inevitablemente comenzó a sonar la estática de la radio, aunque su tono de voz era el de siempre, era evidente que se estaba conteniendo— necesita descansar...

Aquellas NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora