Aquellas Noches

Lo hago por Charlie...?

"La lista de tareas se ha hecho interminable estos últimos días, desde lo de la ascensión los ingresos del hotel no han parado de subir, ya casi nos hemos quedado sin habitaciones. Charlie está muy ocupada de entrevista en entrevista, por lo que Alastor se las ha arreglado por sí solo de todas las labores del hotel..."

Me detuve un momento para apoyar el mentón sobre la palma de mi mano y mirar a Alastor, quien en ese momento estaba hablando con un demonio hormiga mientras este sujetaba un plano sobre la pared, el cual apuntaba con un dedo mientras ambos conversaban.

"... Al parecer él y Charlie han llegado a la conclusión de que necesitaremos hacer algunas modificaciones en la infraestructura, más aún de las que ya hemos..."

En ese momento Charlie salió de su oficina para ir a hablar con Alastor, me vio, pero desvió la mirada mientras caminaba por el pasillo, por mi parte, me quedé ahí quieta mirando mi diario por unos segundos hasta conseguir el coraje suficiente para ir con ella.

— Charlie —dije deteniéndome en su camino— necesito hablar contigo.

— Estoy muy ocupada para ti —me dijo con una expresión muerta.

Al escucharla me quedé congelada, sus palabras me dolieron, pero su mirada tan llena de desprecio se sintió como una daga hundiéndose en mi espalda.

— ¡Charlie! —le dije sosteniendo su hombro al borde de las lágrimas— ¡no lo entiendes, necesito...!

— ¡¡Quítate miserable estorbo!! —me gritó tan fuerte que su voz se desgarró antes de arrojarme al suelo de un bofetón con el reverso de la mano.

— Por favor —dije entre llantos mirándola con mis manos sobre mi mejilla— solo escúchame...

— ¡Deja de pensar que voy a perder mi tiempo con alguien tan débil e inútil como tú! —dijo sonriendo, con los ojos rojos, enseñando los cuernos y los colmillos.

Mi cuerpo se sentía tan pesado, que por más que lo intenté no logré ponerme de pie, todo se volvió oscuro, pero aún podía escuchar la voz de Charlie.

"No te necesito ¡nadie te quiere aquí!" Decía mientras desde atrás mío se acercaban lentamente las garras de Alastor, intenté escapar, pero mi cuerpo parecía derretirse y por más que lo intenté, no lograba moverme.

La voz de Charlie dejó de sonar y yo intenté gritarle, pero no me salía el aire de los pulmones, hasta el momento en que las manos de Alastor me alcanzaron.

Cuando abrí el ojo, de este corría una lagrima, me senté sobre mi cama y abrí mi diario mientras me secaba la cara.

"Las pesadillas han ido empeorando y, aunque aprecio lo que Ángel hace por mí, creo que no es seguro decirle, para evitar cualquier otro tipo de conflicto.

Aunque no le he preguntado, tengo la sensación de que aún no ha solucionado las cosas con Al.

Charlie no me ha dado ningún tipo de señal, es como si simplemente se hubiera olvidado de que yo existo... ya no me necesita para nada..."

No pude seguir escribiendo, solo abracé mis piernas y apoyé mi frente sobre mis rodillas. Estaba tan harta de todo esto, me sentía abandonada, si tan solo desapareciera nadie se daría cuenta.

Otra lagrima estaba a punto de salir cuando alguien llamó a la puerta, me la quedé mirando unos segundos antes de que volvieran a tocar, momento en el cual me levanté para ir hacia ella, pero justo antes de abrir me detuve unos segundos y sujete el escote de mi camisola para cubrirme apropiadamente.

Abrí entonces, pero no había nadie, asomé la cabeza hacia el pasillo para ver de qué se trataba, momento en el cual sentí que golpeé algo con el pie y rápidamente miré hacia el suelo.