Es hora de solucionar esto

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— Hahaha oye casi me la creí... —dijo desde el borde inferior de la cama

— ¡Es verdad! —se cubrió la cara, que estaba roja como un tomate.

— ... Eh —recuperó la compostura y continuó pintándole las uñas— entonces, él se despertó y dijo "oye nena, te voy a dar más duro que el borde del mueble al dedo chico del pie" —dijo eso último con voz grave.

— ¡¡Claro que no!! —gruño— bueno, no sabría decirte —se recostó completamente— es que todo pasó demasiado rápido.

— Sí, además él es demasiado tímido para haber iniciado algo así —murmuró.

— Lo peor es que le dije... —se dio una enorme pausa pensando, luego se cubrió la cara con una almohada para gritar en ella. Cuando se la quitó le hablaba como si se trabase con sus propias palabras— le dije cosas muy... es decir... que nunca me atrevería...

— ¿Me vas a contar que no decías cosas sucias con Charlie? —preguntó sin quitar la mirada de las uñas.

— Charlie... —suspiró decepcionada.

— Está bien Toots —dijo dándose cuenta— no pienses en eso... Alastor... él... —no se le ocurría absolutamente nada para cambiar el tema— bueno, la próxima vez tendrás las uñas más arregladas.

— ¿Crees que se fije? —dijo sentándose sobre la cama, un poco alarmada, inmediatamente después miró hacia un costado.

— Claro que sí, a los hombres...

— ¡Es decir! —cerró el ojo— ¡Ahg! con un demonio ¡¿quién dice que habrá una próxima vez?!

— Sé por experiencia que un cliente bien atendido siempre vuelve —miró al techo tocando su labio inferior con su índice.

— Ángel, yo no me dedico a eso —lo miró disgustada— él no es mi cliente.

— Es lo mismo Toots —dijo levantando los hombros— todos los hombres funcionan igual, si se divirtió contigo inevitablemente volverá —Vaggie se cruzó de brazos— a ver ¿te dio a entender de alguna manera que lo disfrutó?

— Él... —abrazó sus rodillas— dijo que no se arrepentía... pero...

— ¡Pero nada linda! eso suena como que quiere más —apoyó el codo sobre la cama y el mentón sobre la palma de su mano— es más ¿qué haces perdiendo el tiempo aquí? yo estaría en su habitación asegurándome de que realmente no está arrepentido —le guiñó un ojo.

— Es que —bajó la mirada— ha actuado distante los últimos días.

— ¿Del estilo "acabar y arrancar"? —se rio entre dientes.

— No, diría que se siente mal.

— ¿"Que se siente mal"? —preguntó intrigado.

— Tengo la sospecha de que... —dijo con preocupación e inseguridad— podría estar relacionado con un favor que le pidió un amigo.

Mientras ambos conversaban en la habitación de Vagatha, unos cuantos pisos más arriba, Alastor se encontraba sentado en medio de la oscuridad al borde de su cama. Cabizbajo, con los codos apoyados en sus piernas y la espalda encorvada, llevaba ya un rato en silencio, reflexionando.

— ¿No van a decir nada? —preguntó finalmente, en su imperturbable postura.

— '¿Qué desea que digamos señor Alastor?' —respondió una de sus sombras.

— No es necesario lo de "señor" —dijo con decepción.

— 'Perdón... S-se... emm' —su lengua se trababa nervioso y se quedó totalmente en silencio cuando el demonio se puso de pie con las manos en la espalda.

Aquellas NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora