Capitulo 5

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Durante los cinco meses que siguieron, la vida de los Blackburn y de Evelyn había cambiado drásticamente.

Cinco meses han sido suficientes para que las noticias sobre el destino de la muchacha corrieran como la pólvora. Muy pronto, todo el mundo que la conocía sabía de su suerte. Algunos amigos la miraban con condescendencia y con pena, otros con miedo, algunos con envidia, pero la mayoría de ellos con repulsión.

Evelyn Blackburn era una chica lista: sabía exactamente lo que le había pasado por la cabeza a la gente cuando se había enterado de que el rey había exigido su presencia en palacio una vez que cumpliera veinte años. Sabían lo que sucedería una vez allí. Su imaginación podía crear todo tipo de imágenes de lo que el rey le haría a Evelyn en sus aposentos, en la oscuridad de la noche ... Ella sería su juguete, su esclava, víctima de su dominación y su lujuria. Su virtud y el resto de su vida estarían muy pronto en manos del monarca, y no había nada que ella pudiera hacer al respecto para evitarlo.

La mayoría de los amigos de la familia Blackburn eran humanos y compartían la misma visión sobre los vampiros que Jonathan: eran las criaturas más despreciables que poblado la faz de la Tierra. Evelyn sabía que todos los que la he visto crecer se sentían asqueados al conocer su sino.

Algunos incluso estaban indignados con ella. Como si su destino fuera culpa suya, como si hubiera hecho algo para atraerlo. Pero algunos de esos amigos eran tan osados ​​como para atreverse a preguntar qué argucias había utilizado la menor de los Blackburn para conseguir seducir al rey.

No ayudaba que su madre pareciera orgullosa por el hecho de que su hija hubiera sido elegida por el rey. Muchos pensaron que debían tratarse de un plan elaborado para ganarse el respeto del rey y acumular así más poder. Mientras tanto, cada semana, el rey Atticus enviaba presentes a casa de los Blackburn en forma de joyas, vestidos, piezas de arte e incluso dinero, lo cual no ayudaba mucho a aclarar la controversia.

Los paquetes nunca llegaban con una nota. Sin embargo, el 1 de septiembre, el día del cumpleaños de Evelyn, llegó una serie aún más extravagante de regalos que incluían un collar de oro con una luna creciente hecha de rubíes —la «Luna Real», el símbolo que marcaba a quien la llevara como posesión del rey y como alguien que debe, por tanto, ser respetado a toda costa—, un vestido blanco y una carta.

Feliz decimonoveno cumpleaños, mi dulce Evelyn. Es mi deseo que disfrutes de la fiesta que tus padres han organizado para ti. Espero también que te gusten mis regalos y, por favor, lleva el collar a la fiesta de esta noche. La Luna Real es un símbolo conocido tanto por los humanos como por los vampiros. Con él puesto, todo el mundo sabrá que me perteneces y que debes ser tratada con el mismo respeto que me otorgan a mí. Ya no queda mucho. Anhelo que llegue el día que vengas a palacio.

Siempre tuyo,  Atticus

—¡He dicho que no quiero ir esta noche! —Gritó Evelyn al tiempo que tomaba un jarrón de cristal con agua y flores y se lo lanzaba a una de las criadas—. ¡Déjenme en paz! —Señorita Blackburn, debe ir a esa fiesta, ¡se organiza con motivo de la celebración de su propio cumpleaños! —Argumentó una de ellas temblorosa, tratando de convencer a la terca muchacha de que la escuchara y le permitiera vestirla para la ocasión.

Poco a poco, la atención de Evelyn se fue desviando hacia el precioso día que hacía fuera, soleado y con el cielo azul totalmente despejado. Un par de golondrinas pasaron volando por delante de la ventana de su habitación, sin ninguna preocupación en el mundo.

La chica envidió a las golondrinas su libertad, que les permitía revolotear por donde quisieran y hacer lo que les antoje en cada momento, al contrario que ella, que había sido desprovista de su libre albedrío y condenada a un cruel destino que la acechaba cada vez más cercano. —¿Celebración? —Replicó con una mueca—. Y ¿qué se celebra exactamente? ¿Que cumplo diecinueve años o que me quedan 365 días de libertad antes de verme forzada a dejar atrás a todos aquellos a quienes quiero para servir a ese monstruo? —Señorita ... —La otra criada empezó a balbucear, pero la hermana de Evelyn la cortó tajante. —¡Salgan de aquí! —Ordenó Nora de forma tan brusca como había entrado.

Un amor oscuro y peligroso- Almas MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora