—Evelyn, no debería estar aquí fuera —le advirtió Bree nerviosa, mirando en
todas direcciones del jardín vacío.
Aunque no había ni un guardia a la vista, la doncella temía que alguien las
descubriera allí, cuando el rey había dado órdenes expresas de que la joven debía
permanecer bajo arresto en su habitación al menos durante una semana para
recuperarse de la grave hipotermia que había sufrido la semana anterior. —No te preocupes; si alguien nos ve, di que te he obligado a acompañarme. Me
haré responsable de haber contradicho las órdenes del rey, te lo prometo.
Estaban en el mismo bosque en el que Evelyn se había perdido hacía unos días.
La chica dio un largo suspiro al recordar el lobo que había visto y cuyos ojos, de
un profundo azul, no había logrado olvidar desde entonces.
«No hay lobos en los jardines de palacio —le había respondido Bree cuando por
fin había reunido la confianza suficiente como para contarle el terrible encuentro
tres días más tarde—, pero sí hay perros... A lo mejor fue eso lo que vio.»
«No, no era un perro, era un lobo —se recordó ella a sí misma—. Los colmillos
de los perros no son tan afilados ni sus ojos tan brillantes. Definitivamente, era
un lobo.» —¿Sigue pensando en ese lobo, Evelyn? —le preguntó Bree.
Su señora asintió, pero se llevó el dedo a los labios para indicarle que guardara
silencio. —No lo digas demasiado alto, eres la única persona a quien se lo he contado.
Nadie aparte de ti lo sabe, y espero que mantengas el secreto. —Evelyn habló
con severidad, clavando sus asustados ojos en la muchacha. —Debería habérselo contado a lord Hansel o a Jonah. Si realmente hay un lobo
merodeando por los jardines de palacio, todos los humanos que vivimos en él
corremos peligro.
Bree tenía razón. Al guardarse la información para sí, Evelyn podía no sólo estar
poniéndose a sí misma en peligro, sino a todos los demás miembros de la corte
incapaces de defenderse de una criatura semejante. Sin embargo, algo en su
interior la impelía a no decir nada al respecto.
Había algo en aquel lobo, algo extraño... Le había hecho pensar en una historia
que le había contado Ethan sobre el papel que los lobos habían desempeñado en
la Gran Guerra entre humanos y vampiros, algo importante que, sin embargo, no
era capaz de recordar con claridad. —¿No se supone que tendrías que estar en la cama descansando? —preguntó de
pronto una voz a sus espaldas.
Bree se tensó, temiendo las consecuencias que le acarrearía haber desobedecido
las órdenes del rey de asegurarse de que Evelyn permanecía en su habitación
descansando a toda costa, pero su señora sonrió. —¿No tienes cosas más importantes que hacer que merodear por los jardines? —
preguntó ésta a su vez en tono travieso.
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Un amor oscuro y peligroso- Almas Mortales
Genç KurguLa Tierra, año 2438. El mundo ha cambiado y ahora los vampiros dominan a los hombres. El poder está en manos del Rey, un monstruo despiadado, cruel y el vampiro más anciano y poderoso de todos. Alto y de bellos ojos verdes, es incapaz de mostrar amo...