Capitulo 25

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—Evelyn, no debería estar aquí fuera —le advirtió Bree nerviosa, mirando en

todas direcciones del jardín vacío.

Aunque no había ni un guardia a la vista, la doncella temía que alguien las

descubriera allí, cuando el rey había dado órdenes expresas de que la joven debía

permanecer bajo arresto en su habitación al menos durante una semana para

recuperarse de la grave hipotermia que había sufrido la semana anterior. —No te preocupes; si alguien nos ve, di que te he obligado a acompañarme. Me

haré responsable de haber contradicho las órdenes del rey, te lo prometo.

Estaban en el mismo bosque en el que Evelyn se había perdido hacía unos días.

La chica dio un largo suspiro al recordar el lobo que había visto y cuyos ojos, de

un profundo azul, no había logrado olvidar desde entonces.

«No hay lobos en los jardines de palacio —le había respondido Bree cuando por

fin había reunido la confianza suficiente como para contarle el terrible encuentro

tres días más tarde—, pero sí hay perros... A lo mejor fue eso lo que vio.»

«No, no era un perro, era un lobo —se recordó ella a sí misma—. Los colmillos

de los perros no son tan afilados ni sus ojos tan brillantes. Definitivamente, era

un lobo.» —¿Sigue pensando en ese lobo, Evelyn? —le preguntó Bree.

Su señora asintió, pero se llevó el dedo a los labios para indicarle que guardara

silencio. —No lo digas demasiado alto, eres la única persona a quien se lo he contado.

Nadie aparte de ti lo sabe, y espero que mantengas el secreto. —Evelyn habló

con severidad, clavando sus asustados ojos en la muchacha. —Debería habérselo contado a lord Hansel o a Jonah. Si realmente hay un lobo

merodeando por los jardines de palacio, todos los humanos que vivimos en él

corremos peligro.

Bree tenía razón. Al guardarse la información para sí, Evelyn podía no sólo estar

poniéndose a sí misma en peligro, sino a todos los demás miembros de la corte

incapaces de defenderse de una criatura semejante. Sin embargo, algo en su

interior la impelía a no decir nada al respecto.

Había algo en aquel lobo, algo extraño... Le había hecho pensar en una historia

que le había contado Ethan sobre el papel que los lobos habían desempeñado en

la Gran Guerra entre humanos y vampiros, algo importante que, sin embargo, no

era capaz de recordar con claridad. —¿No se supone que tendrías que estar en la cama descansando? —preguntó de

pronto una voz a sus espaldas.

Bree se tensó, temiendo las consecuencias que le acarrearía haber desobedecido

las órdenes del rey de asegurarse de que Evelyn permanecía en su habitación

descansando a toda costa, pero su señora sonrió. —¿No tienes cosas más importantes que hacer que merodear por los jardines? —

preguntó ésta a su vez en tono travieso.

Un amor oscuro y peligroso- Almas MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora