Hileras infinitas de altos árboles de aspecto tenebroso emergían del suelo
mohoso del bosque como si fueran esqueletos. Olía a humedad, y la fría brisa de
la mañana azotaba el rostro de Evelyn mientras deambulaba sola entre la
espesura buscando una salida.
—¡Ethan! —gritó desesperada porque alguien, quien fuera, la oyera—. ¡Ethan!
El corazón le latía con fuerza en el pecho y el miedo recorría todo su cuerpo al
gritar el nombre de su amado esperando recibir algún tipo de respuesta. Pero
todo cuanto recibía a cambio era el sonido de sus pisadas sobre las hojas secas,
el ruido del viento al mecer las ramas de los árboles y lo que parecía un extraño
murmullo.
Evelyn no estaba sola en el bosque.
—¿Hola? —dijo como una tonta, pero nadie respondió—. ¿Hola? —insistió sin
éxito.
No hacía falta ser muy listo para entender que una chica sola en un bosque
oscuro, rodeada de árboles centenarios y perseguida por un extraño e insistente
susurro, no podía acabar bien, así que echó a correr tan rápido como se lo
permitieron sus piernas.
Su destino no estaba claro, únicamente sabía que debía intentar por todos los
medios salir de ese bosque, escapar de quien fuera que la estuviera
persiguiendo. Sin embargo, no importaba lo rápido que avanzara o cuántas
veces cambiara de dirección: los susurros la seguían igualmente. De hecho,
cuanto más corría, más alto se oían, hasta el punto de que por fin logró
entender lo que decían.
«Has incumplido el contrato...», decía una voz, a lo que otra añadía: «Debes ser
castigada...». «Serás el fin de la raza humana...». «Vuelve y enfréntate a las
consecuencias de tus actos...». «Lo has traicionado...».
Evelyn corrió más deprisa todavía, con las piernas moviéndose a máxima
potencia y las mejillas inundadas de lágrimas mientras un millón de voces
resonaban en sus oídos, perforando su conciencia como la afilada hoja de una
navaja.
—¡Basta, por favor! —suplicó—. ¡Basta!
«Prepárate para ser castigada...». «Despídete de todo cuanto amas...». «Nunca
podrás librarte de él...». «Lo peor aún está por llegar...».
El pie de la chica resbaló sobre las hojas húmedas que cubrían el suelo del
bosque. Cayó sobre el barro y una mano se le enredó en un rosal. Las espinas
perforaron su piel y de la palma empezó a brotarle un fino hilo de sangre.
Una.
Dos.
Tres.
Tres gotas de sangre cayeron al suelo.
—¿Tanto me odias? —le susurró al oído una voz familiar, una voz que había
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Un amor oscuro y peligroso- Almas Mortales
ספרות נוערLa Tierra, año 2438. El mundo ha cambiado y ahora los vampiros dominan a los hombres. El poder está en manos del Rey, un monstruo despiadado, cruel y el vampiro más anciano y poderoso de todos. Alto y de bellos ojos verdes, es incapaz de mostrar amo...