Capitulo 41

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A Evelyn se le heló la sangre al oír la pregunta formulada por una voz

desconocida. Toda clase de posibilidades terribles pasaron por su mente: ¿y si

era uno de los guardias? ¿Y si habían descubierto su huida? ¿Matarían a Ethan?

¿Qué pasaría con Alice?

Tragó saliva, nerviosa, y besó al chico una última vez antes de separarse

vacilante de él, consciente de que quizá sería la última vez que lo viera. Se

dispuso a mirar al hombre que había hecho la pregunta.

Pelo rubio, piel blanca como la porcelana, ojos de un azul intenso y cejas que le

recordaron a dos orugas albinas.

Agarró con fuerza la mano de Ethan y casi al instante lo empujó detrás de ella

como si quisiera usar su cuerpo como escudo, en guardia por si el desconocido

se decidía a atacar.

«No se atreverá a hacerme daño a mí —se dijo—. Atticus no permitiría que me

hiera, preferiría que me capturara con vida.»

Al darse cuenta de las intenciones de Evelyn, el hombre rubio sonrió. —Tenías razón con eso de que te quiere. —Y chasqueó la lengua jocoso mirando

a Ethan.

Éste hizo una mueca divertida ante lo protectora que se mostraba Evelyn. Lo

llenaba de alegría saber que estaría dispuesta a ponerse en peligro para

asegurarse de que a él no le pasaba nada. Pero también lo preocupaba y lo

apenaba, porque el amor incondicional que sentía por él la había llevado a firmar

aquel estúpido contrato con Atticus, y se odiaba a sí mismo por ello.

Que Evelyn se hubiera sacrificado para protegerlo... No quería seguir viviendo

en esas circunstancias, escondiéndose detrás de su chica por culpa del otro

hombre que estaba enamorado de ella. Quería ser él quien la protegiera, no

Atticus.

Aun así, le plantó un beso en la mejilla. —Relájate, cariño. Éste es Aaran, mi primo, no nos va a hacer daño. —Y, si lo hace, no se lo perdonaré nunca —dijo otra voz, esta vez femenina. Una

voz que hizo que a Evelyn le diera un vuelco el corazón. —¿Alice?

Dejó escapar un grito ahogado al ver a su prima salir de detrás del robusto

Aaran. Ethan y él se sonrieron. —¡Pensaba que no volvería a verte! —exclamó Alice corriendo a abrazar a su

prima. —¡Ni yo! ¿Por qué huiste cuando viste que nos estaban atacando? Estás

esperando un bebé, deberías haber vuelto a mi habitación enseguida, ¡era muy

peligroso quedarse ahí afuera! —Ya lo sé, y siento haberte preocupado, pero tenía que arriesgarme. —Alice se

apartó de ella y desvió su atención hacia el hombre que la miraba como si fuera

la mujer más bella del mundo—. Corrí porque sabía que él estaría aquí, y no sólo

lo hice por mí, sino también por mi hijo. Tengo que abandonar la Nación

Vampírica, no puedo dejar que mi niño crezca en un lugar así, sin tener ningún

Un amor oscuro y peligroso- Almas MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora