Capitulo 75

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Evelyn observaba a los criados corriendo de un lado para otro de la habitación,

colocando velas perfumadas, un mantel elegante y todo tipo de piezas

extravagantes de vajilla y cubiertos sobre la larga mesa rectangular de madera

que habían situado en el centro de la estancia.

Se preguntó si alguien se daría cuenta si se le ocurriera afilar una de las gruesas

patas de madera para utilizarla como estaca. Aun así, decidió que no valía la

pena ni intentarlo; se suponía que tenía que mostrarse amable con míster Oscuro

y Peligroso.

Un intento de asesinato no iba a sumarle muchos puntos en cuanto a

popularidad, y, además, no estaba claro si a Atticus se le podía matar con una

estaca. Había leído leyendas en las que era así como se podía acabar con los

vampiros, pero él no era un vampiro normal. Era uno de los Siete, uno de los

Primigenios... Seguro que haría falta algo más que un afilado trozo de madera

para acabar con él.

«¡Alto! —se ordenó a sí misma mentalmente—. Se supone que tienes que

llevarte bien con él, no planear su asesinato. ¡Quítate todos esos sangrientos

planes de la cabeza y, en su lugar, piensa en cómo salvar a Hansel y a Ethan!».

Se sentó en el borde de la cama. Se la acababan de tender y le habían puesto

sábanas nuevas, colchas y fundas de almohada; había toallas limpias en el cuarto

de baño y rosas y hortensias frescas de todos los colores repartidas por la

habitación.

Notó a su alrededor el aroma de la naturaleza y no pudo esconder lo feliz que la

hacían las flores. Olían divinamente y le recordaban a su casa.

Era la primera vez que había pedido algo desde que estaba en el palacio. Hasta

entonces se había negado a aprovecharse de los lujos que Atticus le ofrecía, por

orgullo, convencida de que así le demostraba que no le pertenecía y se aseguraba

de no deberle nada al rey. Sin embargo, ahora se había dado cuenta de que estaba

jugando una partida de ajedrez que tenía perdida de antemano. Aunque el premio

era tan tentador como inalcanzable, las consecuencias eran mayores.

A Atticus se le estaba empezando a acabar la paciencia y sabía que la violencia

que le había mostrado el día anterior era tan sólo el principio de lo que podía

hacerle. Era capaz de hacer cosas mucho peores. Al fin había sucumbido a la

Oscuridad, por su culpa. Ella era el peón favorito de dicha Oscuridad.

Sus desafíos y su bravuconería creaban todo tipo de emociones negras en el

interior del rey, y, tarde o temprano, acabaría por perder el control. Los actos de

violencia sexual irían en aumento a partir de ahí. Muy pronto, sus deseos harían

que Atticus quisiera cada vez más de ella, y Evelyn había entendido por fin que

Un amor oscuro y peligroso- Almas MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora