Capitulo 11

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—Evelyn. —Una sonrisa cruzó el rostro de Atticus al ver a Evelyn entrar por la puerta de su habitación con una bandeja provista de un recipiente de cristal lleno de sangre caliente y algo de comida.

De nuevo, notó su corazón acelerarse a mil por hora, la adrenalina recorriendo su cuerpo y un sentimiento de felicidad que lo invadía, como el día que la conoció. No sabía qué era exactamente lo que tenía Evelyn para hacer que el infame Atticus Lamia se sintiera como un niño la mañana de Navidad.

Cuando ella estaba cerca le parecía que su vida cobraba sentido, que había algo más en ella que sexo y alcohol, que el placer sádico que a menudo obtenía de torturar y asesinar a almas inocentes, o la dulce sensación que recorría su cuerpo al beber sangre humana.

Le hacía sentir algo que no había sentido en siglos.

Le aportaba una calidez y una luz que hacía mucho tiempo que había olvidado. Todo en ella le resultaba apetitoso. Aunque Evelyn estaba lejos de ser tan perfecta, inteligente o fuerte como otras mujeres que había conocido en su vida, había algo especial en la joven humana. Algo que hacía que Atticus se volviera loco de deseo y que se despertara en él un instinto de protección y posesión. —Majestad. —La chica hizo una graciosa reverencia antes de cruzar la espaciosa habitación en la que se alojaría Atticus durante su estancia. A cada paso que daba hacia el monstruo que no sólo había cambiado su vida a peor, sino que además podría matarla en cualquier momento, a ella o a cualquiera a quien amara, Evelyn tenía la sensación de estar adentrándose en la guarida de un león hambriento. Pero, por el bien de sus seres queridos, sabía que debía comportarse adecuadamente en su presencia.

Su habitación era la contigua a la suya, y la idea de dormir con tan sólo un fino muro de separación entre ella y el mismo demonio la aterraba. Sintió un escalofrío al imaginárselo entrando en su cuarto en plena noche. No se atrevía siquiera a pensar en las cosas que podría llegar a hacerle. Evelyn había notado su mirada de lujuria cada vez que ella estaba cerca, y se sentía incómoda. Parecía que la desnudara con los ojos, y casi podía leer en su mente todas las cosas sucias que quería hacerle. Necesitaba toda la valentía que podía reunir para no salir corriendo cada vez que lo veía.

La noche que se conocieron le había parecido un tipo normal, incluso dulce, amable y educado. Pensó que era un buen chico, alguien con quien mantener una conversación entretenida. Pero cuando supo que quería apartarla de su familia,

de su vida, entendió que sus intenciones no tenían nada de inocentes. —No debes tener miedo —la voz profunda y poderosa del hombre interrumpió los pensamientos de Evelyn, y de repente ella se dio cuenta de que él le había tomado las manos y la estaba arrastrando hacia sí—, al menos, no de mí. Por un instante, su tono de voz había sonado tan cálido y afectuoso que Evelyn casi lo creyó. Hasta que recordó que era un monstruo. Un vampiro. Sin apartar los ojos de ella, Atticus la acercó más hacia sí y la sentó en su regazo. —Eres tan hermosa... —suspiró mientras la rodeaba con sus brazos tonificados en un gesto protector.

Por primera vez en mucho tiempo, el monarca se sintió en paz, feliz y relajado. Con Evelyn entre sus brazos, nunca se había sentido mejor.

La chica no pudo evitar dar un respingo cuando él le plantó un tierno beso en el cuello. Tener los labios de un vampiro tan cerca era algo que la había aterrorizado desde su más tierna infancia. Y quizá fue ese miedo tan interiorizado lo que le proporcionó la valentía para hacer lo que hizo a continuación.

Al instante, puso la mano en el pecho de Atticus y lo empujó para liberarse de su abrazo. —¡No puedo! —gritó llena de odio mientras se levantaba.

Y, acto seguido, corrió hacia la puerta, creyendo que podría ganarle la carrera al vampiro. No obstante, se equivocaba. Antes de que se hubiera apartado un par de metros, un cuerpo hecho de puro músculo le cortó el paso.

Un amor oscuro y peligroso- Almas MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora